Habían pasado pocos días de su derrota contra Mauricio Macri cuando Néstor Kirchner le volvió a ofrecer una candidatura, esta vez para senador. No es que fuera un favorito o un incondicional. Pero el ex presidente nunca logró descifrar el intríngulis del electorado porteño y aquel 39 por ciento del balotaje era lo más alto que había logrado trepar en la Capital. Kirchner no tenía un naipe más atractivo en la baraja.
Daniel Filmus obtuvo su banca en la misma elección en la que Cristina Fernández fue electa Presidenta de la Nación. Como titular de la Comisión de Ambiente de la cámara alta fue uno de los principales promotores de la Ley de Glaciares, vetada luego por Cristina.
El senador no se quedó callado y manifestó su desacuerdo con aquella decisión.
Su segunda toma de distancia llegó en 2009, cuando se negó a subirse a la estrategia kirchnerista de las candidaturas testimoniales.
En estos años no se desligó de la academia, de donde proviene. Escribió dos libros, se sumó al Comité Ejecutivo de la UNESCO, siguió dando clases de sociología en el Ciclo Básico Común de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y se dio el gusto de entrevistar a los presidentes latinoamericanos para un ciclo del Canal Encuentro.
Tampoco abandonó el fútbol de los lunes, en el que suele compartir cancha con Alejandro Dolina, Claudio Morgado y Gastón Pauls. Y aunque transformó su despacho del Senado en un altar pagano del Ciclón, no pudo volver a ver campeón a San Lorenzo como en aquel 2007.
A fin del año pasado blanqueó sus deseos de volver a candidatearse para la jefatura de gobierno porteña, pero debió atravesar una inédita competencia con el ministro de Trabajo Carlos Tomada y el favorito de la Presidenta, el ministro de Economía Amado Boudou. Obligada por los números de las encuestas, y como antes Kirchner, Cristina volvió a decantarse por Filmus.
Los escándalos con Sergio Schoklender y la Fundación de las Madres de Plaza de Mayo, las denuncias cruzadas en el INADI, declaraciones como las de Fito Páez y los intelectuales de Carta Abierta lo mantuvieron toda la campaña bajo “fuego amigo”.
Dejado a la deriva por la Casa Rosada y el peronismo tras la paliza de la primera rueda, sus colaboradores destacan como un logro haber llegado hasta el final de la carrera. El llamó a construir una “epopeya”. Ese es el tamaño de su apuesta de hoy.
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