En el Senado no quieren sesionar por temor a los contagios

En el Senado no quieren sesionar por temor a los contagios

Hubo paranoia por un posible caso que luego se descartó. Casi la mitad está en edad de riesgo y prefiere no viajar. En cuarentena, Cristina congela los plazos parlamentarios y lanza una plataforma virtual.

 

El 12 de marzo, un día después de declararse el Coronavirus como Pandemia mundial, el Senado abrió el recinto para sancionar la ley que baja las jubilaciones a jueces y diplomáticos.

 

Ya regían las licencias obligaborias para el personal que había viajado al exterior, cada senador sólo pudo ingresar con un asesor pero cerca de 30 de los 72 tienen más de 60 años, considerada la edad de riesgo, en la que si contraen el virus pueden necesitar un respirador de urgencia.

 

Sólo tres se animaron a faltar: los oficialistas Carlos Menem (89 años) y Adolfo Rodríguez Saá (72) y el opositor Roberto Basualdo (62). Hay muchos que llegan a las seis décadas este año o el que viene o que tienen enfermedades preexistentes, como neumonías, e igual fueron a levantar la mano. Decretada la cuarentena, varios ya avisaron que no volverán a arriesgarse.

 

Al menos por ahora, los líderes del Senado prefieren evitar una sesión, pese a que es la única manera de aplicar reformas penales o tributarias necesarias para afrontar la pendemia y el presidente anticipó este miércoles en una entrevista televisiva que pronto enviará proyectos de ley.   

Una horas antes, en un mensaje reenviado de whatsapp les habían advertido a los senadores que el Gobierno necesita leyes para suspender las ejecuciones hipotecarias y los desalojos por alquileres, eliminar el pago de Ganancias para los trabajadores de la salud y eximir de impuestos a los insumos médicos, como respiradores. La Constitución es clara: esos temas sólo pueden resolverse en el Congreso.

La mitad del Senado es factor de riesgo, por edad o enfermedades preexistentes. Pero igual fueron el 12 de marzo a tratar la baja de jubilaciones a jueces y diplomáticos. Muchos no quieren volver de sus provincias por un buen tiempo.  

 

No hay senador capaz de pronunciarse en contra de estas medidas, pero sí muchos que no quieren moverse de provincias donde no hay casos de Covid 19 confirmados o los pocos que existen se identificaron y la posibilidad de circulación social de la infección es mínima. 

 

"La mayoría de los pasos están cerrados, porque temen que haya extranjeros que se filtren. Sin aviones va a ser imposible que alguien salga de su casa", explicó a LPO uno de los senadores más influyentes.

 

Como confesó el jujeño Gerardo Morales, para los gobernadores de las provincias más chicas viajar a Buenos Aires es casi como infectarse y arriesgar la vida propia y de la familia. Tanto es así que su colega de Mendoza Rodolfo Suárez, también de la UCR, obligó a internarse en cuarentena a los residentes que retornaran de cualquier punto del país. Ni siquiera quiso asistir a la cumbre de gobernadores con el presidente en Olivos. 

 

Por los mismos motivos, la senadora Anabel Fernández Sagasti, mendocina y vicejefa del bloque de Todos, no había podido participar de la reunión de legisladores con el presidente en la Casa Rosada. Tampoco estuvo el jefe, José Mayans, que está en edad de riesgo y es de Formosa, otra de las provincias con muchos controles fronterizos. No tiene intenciones de moverse. 

El Senado funciona con guardias mínimas y el viernes los pocos empleados que estaban terminaron paranoicos cuando las radios informaron de una empleada de limpieza que se había presentado en la comisaría 14A con síntomas de coronavirus y unos días antes se había cruzado con altos funcionarios de la casa. 

Luego se aclaró que, en realidad, denunció al primo del patrón de una casa particular en al que también trabaja. El joven había llegado desde el exterior y no cumplía la cuarentena. 

Luis Naidenoff habla con José Mayans. 

 

 

 

Cristina Kirchner, la presidenta del Senado, que también está en edad de riesgo, regresó el domingo desde Cuba junto a su hija Florencia y ambas se sometieron a una cuarentena, pese a no tratarse por entonces de un país de riesgo. Este miércoles firmó una resolución presidencial para "extender los plazos parlamentarios hasta el 31 de marzo" y que de ese modo los proyectos no tengan fecha de vencimiento. Señal de que por ahora no piensa abrir.  

 

El secretario parlamentario Marcelo Fuentes, cuya área de trabajo hace home office desde el viernes, presentó una plataforma virtual de intranet para que los senadores puedan hacer trámites desde sus casas.

"La nueva plataforma, desarrollada por los equipos de Infraestructura Tecnológica del Senado, permitirá a todo el personal que hoy se encuentran realizando trabajo a distancia desde sus casas, acceder a la Intranet, a sus correos electrónicos institucionales, al sistema administrativo Comdoc para realizar todo tipo de trámites internos y a sus archivos compartidos para poder realizar tareas coordinas en grupos de trabajo y a otras aplicaciones de uso habitual en los procesos administrativos", prometió en el comunicado interno.  

 

Pero en Cambiemos reclaman institucionalizar la "firma digital" para tener los tokens, firmar los proyectos e ingresarlos sin tocar la puerta en mesa de entradas, donde ahora no atiende nadie. "Varios senadores ya tienen firma digital y algunos funcionarios también, pero no se ha instrumentado de forma integral y coordinada", explicaron a LPO.

Diputados se prepara para sesionar por el coronavirus en un recinto estéril

Otra de las restricciones vigentes si llegara a reabrirse el Senado es no llevar asesores a las salas de comisiones y, según instrucciones del Ministerio de Salud, en el hemiciclo deberían dejar una banca vacía entre cada legislador, para respetar el metro de distancia. 

Sergio Massa ya lo propuso para Diputados, donde además promete esterilizar el recinto, pero no podría sentar a los 257 legisladores juntos en ningún momento, porque exceden el límite permitido para espacios cerrados. Semejante logística requiere una extrema confianza entre los bloques porque una mayoría ocasional podría tomar una decisión desafortunada.

La única manera de sancionar leyes sin arriesgar la salud de los legisladores y de sus familias es habilitar sesiones virtuales, sin presencia física, para lo que sería necesario modificar los reglamentos. Y sin siquiera reunirse una vez sólo es posible con resoluciones presidenciales que tengan acuerdo de todos los bloques. 

Lo propuso la diputada de la UCR Dolores Martínez y en una columna a Infobae cita el caso de Brasil, donde a partir de una resolución los diputados deliberan desde las casas. Asegura que Chile y España podrían avanzar en protocolos similares. Pero a otros radicales les aterra que con ese mecanismo el Gobierno pueda aprobar temas que poco tengan que ver con el coronavirus y requieran acuerdos con la oposición. 

El que más le interesaba a Alberto antes de la pandemia era el pliego de Daniel Rafecas como procurador general, pero necesitaba que varios opositores del Senado apoyen o dejen sus bancas vacías y confiaba en los cercanos a los gobernadores radicales. "Tiene menos costo político olvidarte de apretar el mouse que no ir a una sesión", bromeban sus correligionarios de la Cámara alta. Todavía están alertas. 

En Diputados, Cambiemos no está muy entusiasmado con movilizarse para sesionar y algunos de sus referentes prefieren ausentarse para ayudar sin exponer su salud. "Hay muchos con enfermedades que no pueden viajar. Sería una locura arriesgar a sus familias", se justifican. Massa prometió reuniones con banca de por medio, quórum con iris del ojo y presencia física sólo para votar. Por ahora, no hay demasiado entusiasmo.  

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