Senado: huellas de gobernadores en una jugada que desnuda la fragilidad del FdT

Senado: huellas de gobernadores en una jugada que desnuda la fragilidad del FdT

Schiaretti, Rodríguez Saá y Perotti, en las sombras. La fractura interpela a los intermediarios que no frenaron la sangría e incomoda a CFK por unos números ajustados.

Por Claudio Mardones

El nacimiento del flamante bloque Unidad Federal en el Senado a partir de la separación de cuatro integrantes del oficialismo fue vivido como un triunfo cerca del gobernador cordobés, Juan Schiaretti. La quinta pieza de ese armado es su esposa, la senadora Alejandra Vigo, que no preside el espacio porque no lo lidera políticamente. Tanto en Juntos por el Cambio como en los dos bloques oficialistas se escucha una lectura mayoritaria: los cinco integrantes del nuevo espacio sólo están unidos por el desacuerdo que tienen con la Casa Rosada y el presidente Alberto Fernández, pero ocurre en un mal momento para Cristina Fernández de Kirchner.

 

En el cordobesismo no pierden de vista que Vigo es la única de ese bloque que no formó parte de los dos bloques del Frente de Todos. Los otros cuatro significan una herida abierta para el oficialismo dentro de sus dos bloques. El bloque Frente Nacional y Popular, que tenía 21 bancas bajo la conducción de José Mayans, tuvo que enfrentar la salida del entrerriano Edgardo Kueider y del correntino Carlos Espínola. Ese bloque se quedó con 19 integrantes y, desde entonces, tiene una sola banca por encima del conglomerado de la UCR, que tiene 18. El bloque del formoseño sigue siendo la primera minoría, pero por un escaño. A la par, el bloque Unidad Ciudadana, que conduce Juliana Di Tullio, tenía 14 integrantes y se quedó con 12 por la partida del jujeño Guillermo Snopek y de la puntana María Eugenia Catalfamo.

El cimbronazo fue promovido por Schiaretti y por su colega puntano, Alberto Rodríguez Saá. También cuentan con el guiño del gobernador santafesino, Omar Perotti, que hasta ahora sólo prodiga gestos de acercamiento con el cordobés en la misma línea discursiva que les construye el empresario de medios Guillermo Seita. A él también le adjudican una intervención dentro de la ofensiva rupturista que, según dicen, está en pleno desarrollo.

El alcance de la herida seguirá abierta hasta que llegue el momento de votar en el recinto. No sólo por los cuestionamientos que los cuatro integrantes del FdT lanzaron contra el presidente Alberto Fernández, sino porque CFK no tuvo forma de evitarlo. "Muchos de los temas de Snopek y Kueider no tienen que ver con Cristina, son temas que directamente tienen que ver con el Ejecutivo. Una cosa es que Cristina pueda contener y otra es que les pueda aportar soluciones", analizó un integrante del interbloque del FdT que admite el impacto negativo de la división, pero remarca que, a pesar del revés, no perdieron la primera minoría por una banca.

Dentro de los dos bloques oficialistas remarcan el peso de una ausencia. Lamentan que el formoseño José Mayans no pudo estar durante los últimos meses en la cámara por problemas de salud. "Posiblemente, por su capacidad componedora, podría haber buscado alguna negociación, pero recién se está reincorporando ahora y su regreso también servirá para dialogar con los que se fueron", contó a Letra P una alta fuente del kirchnerismo.

Sin embargo, Mayans no era el único interlocutor. Desde el Poder Ejecutivo las relaciones parlamentarias están en manos del vicejefe de Gabinete, Juan Manuel Olmos, un albertista de paladar negro. Las miradas también se posan en su rol para contener la partida de los cuatro díscolos, aunque otros miran a Kueider, que amagó varias veces con irse, pero finalmente la partida fue liderada por Schiaretti. "No tenemos que ver con Schiaretti ni con nadie, yo pertenezco al Frente de Todos", dijo este jueves. Sus pares no pierden de vista que tiene más diferencias con Cristina que con Alberto, pero nada impidió que quedara pegado al schiarettismo a pesar del diálogo que tiene con la Casa Rosada.

Ninguna de las fuentes consultadas dijo que la partida las tomó por sorpresa. Tanto Kueider como Snopek ya venían contando su malestar desde el año pasado y Catalfamo también. La explicación que ventila el oficialismo en el Senado exime de responsabilidades a las demás autoridades parmentarias del bloque. Otros creen que escucharon los reclamos y les dieron la razón, pero les dijeron que fueran a golpear las puertas de Balcarce 50.

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