La falencia más notoria de los últimos días se advirtió el martes, en el Acceso Sur, cuando se produjo la doble tragedia que involucró a una joven pareja. Otros hechos recientes también evidenciaron deficiencias operativas.
El martes a la madrugada una joven fue atropellada en el Acceso Sur y se desconoce si se trató de un accidente o si la chica se arrojó a propósito sobre el vehículo. Uno de los modos más sencillos de resolver la incógnita -ante la aparente falta de testigos- hubiera sido observar las imágenes de la cámara ubicada en la zona. Sin embargo, no estaba operativa. Ayer, el Ministerio de Seguridad comenzó a realizar un relevamiento de la situación de los dispositivos y hoy dará a conocer el resultado.
En el Gran Mendoza hay más de 600 cámaras instaladas, si se cuentan las del Metrotranvía y el Estadio Islas Malvinas. A ellas se sumarán en breve -las tareas de instalación comenzaron a principios de mes- otras 500, que se adquirieron con un crédito del BID.
Pero existen diversos motivos por los que pueden presentar alguna falla, explicó el director de Informática del Ministerio de Seguridad, Ángel Pitón. En el caso de un reciente robo que ocurrió en el carril Rodríguez Peña, se había producido un corte en la fibra óptica que conecta la cámara con el centro de visualización y se estaba trabajando en la reparación.
La que está ubicada en la intersección de Acceso Sur y Lamadrid -donde ocurrió la tragedia el martes- hacía días que no funcionaba junto con otras dos porque había fallado un elemento de la red y ya había sido reclamado. Ayer estaba operativa nuevamente. A estas situaciones se suma que ayer desapareció un vehículo que estaba estacionado frente a la plaza departamental de Godoy Cruz, ya que había sido secuestrado por la oficina Fiscal 3 cuando apareció después de un robo. Al notar la falta del rodado, los empleados de la fiscalía acudieron al sitio donde se registran las imágenes de las cámaras de video vigilancia, pero les informaron que no había grabaciones.
El director de Informática , Ángel Pitón detalló que las cámaras pueden resultar dañadas por el vandalismo, una suba de tensión (aunque esto está previsto, a veces se ven afectadas), un corte de energía eléctrica -ya que tienen una cierta autonomía pero limitada-, algunas obras públicas o por un accidente de tránsito. Los dispositivos están conectados a los centros de visualización a través de fibra óptica. Si bien en algunos tramos el tendido es subterráneo, en la mayoría el cableado es aéreo, por lo que una rama que se cae -por tormenta, viento Zonda o tareas de poda- puede interrumpir la conexión de un grupo de cámaras.
En estos centros de visualización, donde no sólo se monitorea en vivo lo que ocurre sino que también se graban las imágenes, pueden producirse fallos en el registro. El sistema comenzó a funcionar en 2009, es decir ya cumplió 5 años, y si bien Pitón asegura que se van realizando actualizaciones del equipamiento, es un tiempo considerable para elementos tecnológicos. Señaló que una empresa -Arlink- brinda el servicio de conectividad de datos y en el Gran Mendoza es la misma que tiene a cargo el mantenimiento de los equipos. Esto es, verificar que estén en buen estado, reparar cualquier desperfecto, cortar ramas que puedan obstruir la visión y asegurar la limpieza del dispositivo de captura. La solución del inconveniente puede ser inmediata o demorar días, de acuerdo a su complejidad.
El diputado Daniel Cassia, del Frente Renovador, planteó que el problema es que se compraron cámaras en lugar de contratar un servicio de instalación, mantenimiento, limpieza y modernización periódica del sistema. Así, se adquieren los dispositivos a una empresa, otra instala el tendido de fibra óptica, una más brinda la conectividad y otra está a cargo del mantenimiento. Consideró que la dificultad de fondo es el insuficiente presupuesto que se destina a seguridad.
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