Sobre la explotación laboral, conocido como “trabajo esclavo”, Valenzuela aseguró que “con las informaciones cruzadas con el Renatea (Registro Nacional de Trabajadores y Empleadores Agrarios) y las asociaciones de tareferos, seguimos haciendo los controles. Lamentablemente seguimos encontrando irregularidades, seguramente se va a acentuar en la zafra de Marzo-Abril”.

Sin embargo, el Ministro evitó hablar sobre el trabajo en negro en la actividad rural y, sobre todo, en la Administración Pública, donde la explotación es llevada a cabo por el propio Estado Renovador.

Sin dar porcentajes ni datos precisos, Valenzuela admitió que la actividad rural y la maderera, “siguen siendo los sectores donde hay un más alto índice (de informalidad) Pero no podemos descuidar ningún (sector laboral)”.

Entre tartamudeos, Valenzuela dijo que los índices de trabajo en negro no han variado mucho desde otros años en Misiones, aunque hay una supuesta pequeña reducción del mismo. Además que el trabajo en negro se ubica “entre el 3 y el 3,5%. Después tenemos mano de obra semiocupada, con registración pero con otros incumplimientos”.

Se estima que el 80% de los 18 mil tareferos que trabajan en Misiones, trabaja en negro. Por otra parte, el pago a destajo –por producción- obliga a los tareferos a sumar manos en la recolección para incrementar el salario y así, muchos niños terminan trabajando con sus padres en los yerbales misioneros.

Desde luego, el transporte inseguro de tareferos sobre las cargas de los camiones o la presencia de menores en los yerbales, sólo puede ser posible por la falta de controles del Ministerio de Trabajo y del Ministerio de Gobierno (que es responsable por los controles viales).

Asimismo, como el trabajo registrado es incompatible con el cobro de planes sociales, esto limita las posibilidades de registración y el gobierno nacional o el provincial no han encontrado el mecanismo para evitar que los planes tengan este efecto contraproducente