Según la UCA, en 2024 la pobreza multidimensional creció del 39,8% al 41,6%

Según la UCA, en 2024 la pobreza multidimensional creció del 39,8% al 41,6%

El presidente Javier Milei destacó como un logro de su gestión la caída en los niveles de pobreza. Pero instituciones como la UCA afirman que, si bien la pobreza y la indigencia volvieron a los valores que tenían durante el tercer trimestre de 2023 –después de haber pegado un salto en el primer trimestre de 2024–, la pobreza que no se mide únicamente por ingreso, sino también por acceso a derechos y servicios básicos, sigue creciendo. Niñas, niños y adolescentes, los más afectados.

Por: Agustina Bordigoni.

En el discurso de apertura de sesiones del Congreso el presidente Javier Milei aseguró que durante su gestión diez millones de personas salieron de la pobreza. Citó a instituciones como la Universidad Torcuato Di Tella y la UCA y explicó que este indicador, “en una frecuencia semestral, bajó del 56% al 33%”.

Sin embargo, el Observatorio de la Deuda Social de la UCA (en un informe publicado en febrero de este año) relativiza estos resultados: la pobreza bajó, efectivamente, pero lo hizo a los niveles de 2023 después de pegar un gran salto en el primer trimestre de 2024, y volvió a esos índices con niveles de consumo y de capacidad de ahorro que no se condicen con una reducción significativa de la pobreza. Al examinar otras cuestiones como la seguridad alimentaria, el acceso a la salud, a un empleo decente, educación, servicios públicos y hábitat, “el panorama actual es otro: la pobreza multidimensional aumentó interanualmente de 39,8% a 41,6%”, sostiene el estudio.

El cálculo oficial de pobreza “lo que mide son los ingresos de los hogares y si estos ingresos alcanzan a cubrir el valor de una canasta”, explicó a PERFIL Juan Ignacio Bonfiglio, investigador de esa institución. Pero, agregó, “puede ser que un hogar con sus ingresos supere ese umbral de lo que es la línea de pobreza o de la indigencia, pero que esos ingresos, a pesar de superar ese nivel, no permitan que ese hogar se alimente de manera adecuada, o no cubra sus necesidades de medicamentos o su atención médica. Estos son algunos de los componentes que entran a jugar cuando se define la pobreza de manera multidimensional”.

Al mismo tiempo el documento, titulado “Deudas sociales en lista de espera. Balance Social 2024”, señala que, si bien en el tercer trimestre de 2024 las tasas de pobreza e indigencia llegaron al 38,3% y al 9,2% respectivamente, “hay razones para sostener que se está sobrestimando”.

Si la pobreza se mide desde los ingresos, continuó Bonfiglio, “cuando tenés una volatilidad tan fuerte como la que tuvimos, sobre todo desde mediados de 2023 y los primeros meses de 2024, hay desajustes en el corto plazo que pueden generar un incremento muy fuerte de la pobreza y que ese incremento esté sobrestimado. Y que, cuando todo ese proceso se frena, que es lo que sucedió, ese nivel de pobreza tienda a bajar. Bajó de manera importante según las proyecciones que se pueden hacer sobre los datos disponibles. Ese descenso de la pobreza puede estar sobrestimado también”.

En un contexto de devaluación, liberación de precios y ajuste, explica el estudio de la UCA, “la pobreza creció interanualmente de 38,7% a 54,9%, al mismo tiempo que la indigencia pasó de 8,9% a 20,3%”. Son esos saltos los que se toman como referencia para presentar una caída en los indicadores.

“Se mantiene un piso estructural de pobreza crónica difícil de quebrar, si no es a través de más y mejores empleos, con mejores remuneraciones, especialmente para los trabajadores informales pobres”, detallan. Pero la cantidad de trabajadores pobres creció: el año 2024 cerró el tercer trimestre con un promedio de 29% (casi un punto por encima del mismo período de 2023, cuando era de 28,1%) luego de pasar un pico de 44,6% durante el primer trimestre de 2024. De acuerdo con los datos del Indec, la cantidad de trabajadores sin aportes jubilatorios pasó de 35,8% en el tercer trimestre de 2023 a 36,7% en el mismo período de 2024.

Sobre este punto la UCA afirma que “cabe destacar una vuelta a los niveles de desocupación previos a la crisis del ajuste como efecto de un aumento del empleo, aunque de tipo informal y más precario”. Por lo tanto, y a pesar de que “los niveles de pobreza e indigencia estadística del tercer trimestre de 2024 fueron similares a los del tercer trimestre de 2023; e, incluso, es de esperar que el promedio de semestral de 2024 esté por debajo del último semestre del año anterior”, contradictoriamente, “los niveles de consumo masivo no parecen haber acompañado esta tendencia”.

El informe concluye que las privaciones estructurales se acentuaron. “Un aspecto crucial es que el aumento diferencial de los servicios públicos ha incrementado el peso de los gastos fijos por sobre los gastos variables de los hogares”.

Esto explica por qué, “si bien se observan similares niveles de pobreza e indigencia que hace un año atrás, según datos de la Encuesta de la Deuda Social Argentina, continuaron aumentando la pobreza multidimensional, la inseguridad alimentaria, la imposibilidad de acceder a medicamentos o servicios de salud, los impagos de deudas o la imposibilidad de reparar la vivienda”.

En lo que respecta a la recuperación de los indicadores de 2023 en términos generales, el avance fue heterogéneo. “El actual nuevo punto de partida o ‘regreso a cuando ya estábamos mal’ no es homogéneo al interior de la estructura social, ni tampoco al interior de la geografía urbana argentina, tanto en materia de pobreza como de indigencia. Lejos de reducirse, las desigualdades regionales siguen aumentando”.

La UCA también estimó la cantidad de población con una o más carencias. Las tres categorías estudiadas crecieron en 2024: la población con al menos una carencia pasó del 67,1% al 67,5%, con dos o más carencias del 44,5% al 47,6%, y con tres o más carencias del 28,2% al 29,5%.

La capacidad de ahorro también sufrió un deterioro: del 11,1% que la población que la tenía en 2023 pasó a 9,1% en 2024.

“Podemos preguntarnos sobre el impacto real del descenso de la pobreza. Y ahí podemos ver que hay todavía una serie de aspectos que siguen muy rezagados. Necesitamos realizar un análisis de largo plazo y ver si en el momento en el que la crisis en términos macroeconómicos va quedando atrás esto implica una mejora real en términos del nivel de vida de la población”, sintetizó el investigador.

La situación de las infancias. De la Plataforma de Estadísticas Sociales de la UCA se desprenden datos sobre la población de cero a 17 años, la más afectada por la crisis. La pobreza en niños, niñas y adolescentes fue del 65,5% en el tercer trimestre de 2024, y alcanzó su nivel más alto en 20 años. En 2005 había afectado al 67,5%: para establecer una comparación, el piso más bajo fue en 2011, con 35,7%. A partir de ese momento comenzó a crecer.

También se amplió el porcentaje de personas con inseguridad alimentaria, que pasó del 32,2% al 35,5% desde el cuarto trimestre de 2023 a 2024. La UCA la define como la cantidad de niños, niñas y adolescentes en hogares “en los que se expresa haber reducido la dieta de alimentos en los últimos 12 meses por problemas económicos”.

El pico fue durante la pandemia, cuando ese número fue del 37,3%. Eliminando ese año del cálculo la de 2024 también fue la cifra más alta en 20 años.

Uno de los indicadores que mostró una mejora es el porcentaje de trabajo infantil, que pasó del 9,5% al 8,8% de 2023 a 2024.

La plataforma también mide ítems como los de crianza y socialización. Durante 2024, por ejemplo, el 21,8% de los niños y niñas no festejó su último cumpleaños.

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