El Gobierno casi no tuvo presencia en un encuentro de empresarios que sufren la crisis recesiva. Cuatro gobernadores se alinearon detrás de un plan fabril. La UIA levantó la voz para defenderse de los ataques del Presidente.
Ariel Maciel
El presidente Javier Milei envió una formal salutación y el ministro de Economía, Luis Caputo, se ausentó por un viaje que, finalmente, no realizó. En medio de ese clima de equidistante desconfianza con el Gobierno, los empresarios industriales metalúrgicos realizaron un congreso sectorial con fuertes críticas al modelo económico. Lograron, incluso, alinear detrás de un plan con vectores fabriles a Axel Kicillof, Rogelio Frigerio, Martín Llaryora y Maximiliano Pullaro, cuatro gobernadores alejados partidariamente, pero unidos por el fervor de un Estado presente, que articule políticas macroeconómicas sostenidas por la producción nacional.
La jornada arrancó con un inusual discurso crítico de Daniel Funes de Rioja, presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), quien recogió las críticas que Milei les había realizado a los fabricantes nacionales. Con un delay de casi una semana, el titular de la UIA aclaró: “No se confundan: acá ningún sector excluye a ningún otro; ni el campo es víctima de la industria ni la industria lo es del campo. Acá tenemos que salir todos. Y no le estoy respondiendo a nadie, sino a mi conciencia”. En el día de la Industria, cuando fue invitado a la casa fabril, el jefe de Estado había golpeado: “Para proteger a la industria se le robó al campo, y lo único que se generó es un sector adicto al Estado”.
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Al cónclave metalúrgico había sido invitado el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, quien es considerado uno de los pocos puentes con la Casa Rosada. El funcionario, que desde que asumió como coordinador de los ministros recibió a varios representantes de la industria afectados por la crisis recesiva, incluso a contramano de los responsables de las áreas que dependen del Ministerio de Economía, se ausentó por sus recientes problemas de salud. Lo reemplazó la canciller Diana Mondino, con un video enviado desde Europa. De antemano, en el Gobierno sabían que el evento era campo minado para el oficialismo.
“La industria está de moda”
Al concluir el IV congreso metalúrgico, y en el marco de los 120 años de Adimra, el presidente de la entidad, Elio del Re, dijo que en las exposiciones “quedó demostrado es que la política industrial está de moda en el mundo y este ecosistema es virtuoso cuando el sector público-privado, y el complejo científico tecnológico trabajan asociativamente”.
“Estamos convencidos de que para que ello suceda tienen que ser administrados los equilibrios y la administración de estos requiere de todos. Y cuando hablamos de todos, son los sectores de la industria, el campo, el comercio, los servicios, el sistema financiero, la construcción, el mundo del trabajo, la educación, la ciencia y la tecnología. Los tiempos que vienen nos requieren unidos, trabajando en pos de una Argentina más grande”, reclamó el jefe de los metalúrgicos.
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La actividad del sector atraviesa una fuerte crisis de producción y se multiplicó el temor de que las mega obras en hidrocarburos y minería, que llegarían bajo el paraguas del Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), contemplen una baja demanda de partes y piezas locales, sin que exista una ley complementaria que obligue a las multinacionales a priorizar y poner un piso de compre nacional. Según el secretario general de la UOM, Abel Furlán, se registraron 14.000 despidos. Ese escenario fue producto de una caída de la actividad del 15,9% desde que inició la gestión Milei y hasta julio, indicó el departamento económico de Adimra.
La unidad de los gobernadores industrialistas
Kicillof se tomó su tiempo de exposición para denunciar un “nuevo industricidio”, y descartó la recuperación en V que prometió el Gobierno. “Están llevando adelante el mismo programa que fracasó tantas veces en nuestro país, basado en la apertura importadora, tarifas a valores internacionales, la reducción de los salarios y la ausencia de créditos productivos”, sostuvo, y agregó: “Es un plan que apunta a la primarización de nuestra economía y a la construcción de una sociedad más desigual, en la que a la mayoría le va muy mal y solo a algunos pocos les va muy bien”.
Frigerio también se alineó con la necesidad de desarrollar el tejido fabril, a contramano de las políticas del Gobierno nacional. “Nosotros somos aliados de los industriales. Lo que se viene en la Argentina tiene que pasar por el desarrollo y el desarrollo tiene que pasar obligadamente por el incremento de la inversión en la industria y la mejora en el empleo”.
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En un misil contra el ministro Caputo, Llaryora aclaró “ordenar la macro no significa que un país tenga desarrollo industrial” y aclaró que “sobre los planes de desarrollo uno tiene que construir la macro y no al revés”. “No es sustentable si no se tiene un plan de desarrollo industrial”, sostuvo y agregó: “No hay países desarrollados en el mundo que no tengan industria. No hay países que no valoren a la industria metalmecánica como uno de sus pilares”.
Para completar el mapa de gobernadores industrialistas, el santafesino Pullaro, sostuvo: “la provincia es la segunda en el PBI industrial de la Argentina. Contamos con 3700 industrias metalúrgicas sobre 6100 empresas que tenemos. Sepan que para nosotros son fundamentales, en lo que tiene que ver con la exportación, la creación de empleo y por supuesto la diversificación que tenemos de nuestra economía. Cuentan aquí con un gobierno que siempre va acompañar el desarrollo industrial; adelante y trabajemos juntos”.
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