Les advirtieron que la asistencia no garantizaba una candidatura
La primera lección de la "escuelita" de candidatos a intendentes de Pro sonó a correctivo para las expectativas de muchos. "Pasar por la escuelita es condición necesaria para ser candidato, pero no suficiente. El que quiera ser candidato va a tener que pasar por la escuelita, pero que venga no le garantiza nada. Puede que aparezca otro candidato en marzo".
El jefe comunal de Vicente López, Jorge Macri, recibió con esas palabras a los alumnos que ayer llegaron a la sede nacional de Pro para participar de la "escuelita de intendentes", el ámbito donde Cambiemos quiere preparar a quienes aspiran a gobernar en 2019 algunos de los municipios peronistas de la provincia.
Lo que siguió fue una clase que debía enfocarse en la organización del gabinete municipal, la utilización de tableros de control de gestión y el armado de proyectos, pero que terminó derivando en consideraciones más terrenales. "Posiblemente el peronismo siga fracturado en 2019, en dos o tres partes. Eso nos va a ayudar a ganar municipios", auguró el primo del Presidente y director de la "escuelita".
En público, Cambiemos avisa que aspira a gobernar 101 municipios bonaerenses en 2019, 32 más que los 69 que administra ahora. Ayer, durante la clase, se habló de una cifra un poco menos optimista: sumar 20 o 25 distritos a la ola amarilla.
Al edificio de Balcarce 412 llegaron 23 potenciales candidatos de los 25 anotados. Faltaron los más notorios: el ministro de Educación de la Nación, Alejandro Finocchiaro, que aspira a gobernar La Matanza, y la senadora nacional Gladys González, que pugna por Avellaneda, pero ayer tenía sesión en la Cámara alta. El tercero en ese ranking de notoriedad, Santiago López Medrano, ministro de Desarrollo Social de María Eugenia Vidal y postulante en San Martín, llegó tarde. "¡Tengo media falta, pero me dio permiso el director!", anunció mientras llegaba al trote y se abrazaba con Macri.
Con algunas canas encima, lo mismo que Rubén Barabani (candidato en Ezeiza), López Medrano rompía con el molde de la mayoría de los alumnos que ayer pasaron por la escuelita: predominaban los sub 40, trajes y pantalones bien entallados y algún bronceado disruptivo. Todos identificados con etiquetas adhesivas en el pecho.
Fuera de lo anecdótico, el oficialismo persigue más de un objetivo con la escuelita. El primero, lograr que quienes lleguen a una intendencia en 2019 lo hagan con más herramientas para gestionar que muchos de los que lo lograron -para su propia sorpresa, inclusive- en 2015. "No tenemos intendentes que hagan agua. Son mejores que los que había antes", los defendió ayer Macri. Contó que la idea de la escuelita surgió luego de las expectativas que desató la victoria de 2017, en conversaciones con el Presidente y Vidal. "Si podemos ganar, preparémonos", fue el disparador.
El segundo objetivo es el mensaje en sí mismo: Cambiemos muestra que ya tiene candidatos y los prepara para gobernar, mientras el peronismo, que también tiene sus escuelas políticas, sigue atrapado en el debate por la figura de Cristina Kirchner.
Por el aula pasaron ayer Lucas Delfino (Hurlingham), Carlos Regazzoni (Almirante Brown), Alex Campbell (San Fernando), Evert Van Tooren (Esteban Echeverría), Gabriel Mércuri (Lomas de Zamora) y Gaston Di Castelnuovo (Ituzaingó), entre otros. Tienen por delante 13 clases más, hasta agosto. Al final, como una suerte de tesis, deberán presentar dos soluciones de gestión y adelantar algunos nombres de lo que sería su gabinete. Ya están lanzados.
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