" Quiero hablar con (Néstor) Pitrola, Margarita (Stolbizer), (Francisco) De Nárváez y con el propio Sergio (Massa) para que me puedan explicar que están pensando”, dijo Scioli. El convite tiene algo de queja: “Critican que la Provincia tiene un severo déficit y quiero ver que proponen”.

De esta manera, el gobernador intenta mostrarse activo después de la derrota electoral, con sus visitas a otras provincias, como la reciente a Mendoza, y en actos institucionales del Conurbano.

Esta convocatoria a las fuerzas partidarias con representación parlamentaria, “para corregir errores”, procura una salida a su devaluada representatividad política en Buenos Aires.

Para Scioli, será una tarea ardua: Massa lo remitió a los bloques del Frente Renovador en la Legislatura para las conversaciones formales. Además, le recomendó que “gaste menos en publicidad y más en seguridad”. Y en simultáneo, el diputado electo por el FR habilitó a Jesús Cariglino (Malvinas Argentinas) para disputarle al sciolismo la presidencia del PJ bonaerense en diciembre (Ver página 10). Pitrola aclaró que sólo recibió de la Gobernación un llamado de felicitación. Stolbizer no contestó. De Narváez evalúa la oferta, aseguraron sus voceros. Ninguna alternativa dialoguista sería antes de la aprobación del presupuesto 2014, que ingresará el lunes a la Legislatura.

Las eventuales reuniones de Scioli con opositores complementa su estrategia de instalarse como “garante” de la gobernabilidad. Es un recurso discursivo que armó para el día después del comicio. En aquellas horas pensaba cabalgar en el abatimiento de la Casa Rosada por la derrota.

En cambio, se encontró con un caudaloso festejo sobre despojos de las urnas. Esa festividad se incrementa ahora por el pírrico escenario que se organiza el gobierno a partir del fallo de la Corte por la Ley de Medios. Como otras veces, el kirchnerismo no aceptará más garantía de gobernabilidad que su propia fuerza. Y Scioli todavía no escapa al rol de reparto que le asigna Cristina Fernández.