Como por goteo, igual que las encuestas que vaticinan su triunfo el próximo domingo 25, Daniel Scioli descubre de a poco los nombres del gabinete que lo acompañará si el pronóstico se cumple, convirtiendo el final de campaña electoral en un tránsito seguro y sereno, que proyecte dosis de previsibilidad y confianza con las que aspira a caracterizar a su futuro gobierno.
A ese deseo, los poderes fácticos y la prensa concentrada han logrado colocarle una piedra en el zapato: la polémica sobre los fondos buitre. No tanto porque se desconozca la posición de Scioli al respecto (“no es prioritario”), sino porque tiene potencial para afectar la buena relación con el kirchnerismo más ortodoxo, en temas fuertes como soberanía económica y política exterior.
Con sus declaraciones sobre el tema, el gobernador salteño, Juan Manuel Urtubey, principal candidato a ocupar la Cancillería en un futuro gobierno de Scioli, se colocó en una posición incómoda, al referirse de modo negligente a un tema que para los sectores K es de alta sensibilidad.
Hasta ahora, la prédica mediática era la de rutina, exacerbar las presuntas contradicciones entre funcionarios del gobierno con los asesores de Scioli, ocultando que todos coinciden en que hay que pagar, aunque en términos similares al arreglo con los bonistas que ingresaron al canje en 2005 y 2010.
Sin el dramatismo que se le atribuyó, Urtubey alteró ese paisaje. Lo que provocó disgusto de sus declaraciones no fue su posición favorable a acordar con los holdouts, sino una referenciaa la supuesta imagen negativa de la Argentina en el exterior. Al defenderlo ayer, Scioli no se refirió a esta parte de sus dichos.
Para los K es innegociable la posición autónoma de Néstor y de Cristina Kirchner, que reivindica para la Argentina su absoluta soberanía en decisiones políticas y económicas, dentro y fuera de sus fronteras. La presunta mala imagen, dicen, fue prohijada por el mundo financiero con apoyo de la prensa local, y por lo tanto la considera una ‘medalla’ ganada por su política de desendeudamiento.
Respondieron Axel Kicillof primero, después el candidato a vicepresidente, Carlos Zanini, e incluso hubo un comentario paralelo del canciller Héctor Timerman, quien opinó que un ministerio de exteriores es rebajado de categoría si se lo piensa sólo como una oficina comercial, política que se anuncia sería central en una futura gestión de Urtubey.
Scioli volvió a hablar del tema en el fin de semana largo y reiteró su definición por pagos sustentables, aunque aclaró que si no hay acuerdo, “es un tema que podemos seguir llevándolo”. Lo dicho, para él no es un tema prioritario. Pero defendió a Urtubey, al asegurar que dijo lo mismo que él (hay que acordar) pero con su propio estilo.
Tres Líneas supo que dirigentes oficialistas prestaron atención a palabras del gobernador salteño a la TV de su provincia. Preguntado sobre si se sumaría a un gobierno de Scioli, respondió enigmático, que tal vez lo haría “por un par de meses”. Parece seguro que Scioli lo invitará a sumarse a su gabinete, pero que será el propio Urtubey quien tenga la última palabra al respecto.
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