El gobernador de Córdoba empezará a mostrarse más activo en el corto plazo. Las limitaciones electorales por su bajo conocimiento a nivel nacional y el armado en el que trabaja para competir en el 2023 con una alternativa al Frente de Todos y Juntos por el Cambio
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Joaquín Mugica Díaz
Juan Schiaretti tiene decidido ser candidato a presidente en el 2023. Es una decisión que maduró en los últimos meses y que ya tiene resuelta. Ahora es el momento de actuar en consecuencia. De empezar a mostrarse, de levantar el perfil. Lo necesita. Afuera de Córdoba, provincia donde concluirá su gobernación el próximo año, tiene un bajo nivel de conocimiento.
El “Gringo”, como lo apodan, necesita hacerse conocer. Que la gente conozca su cara y sus propuestas. Su idea de país y sus posiciones en los temas centrales de la agenda política. Para eso tiene que mostrarse más en público y aumentar sus actividades por afuera de los límites cordobeses. Es lo que hará.
“Es el momento de salir a la cancha. Ahora. Antes de que termine septiembre”, afirmó un hombre de confianza del Gobernador. En el entorno del mandatario hablan de la “primavera schiarettista”, porque estiman volcarse a la escenario nacional cerca del 21 de septiembre, cuando arranca la nueva estación.
Levantar el perfil implica visibilizar la mayoría de las reuniones que tenga, aceptar entrevistas en los medios de comunicación nacionales y protagonizar una campaña electoral adelantada. Todo con el fin de instalar su idea y su nombre como una opción para gobernar la Argentina a partir de diciembre del 2023.
El diputado de la UCR Facundo Manes visitó a Schiaretti en Córdoba durante el 2022
El gobernador de Córdoba ha amagado en algunas oportunidades con la idea de competir a nivel nacional, pero nunca terminó de definirlo. Esos amagues generaron que muchos dirigentes políticos, sobre todo del peronismo, dejaran de creer en la posibilidad concreta de que juegue todas sus fichas para llegar a la Casa Rosada.
En esta oportunidad, según aseguran en su entorno, no habrá amagues. Tampoco dudas. Schiaretti quiere ser un actor relevante en la discusión electoral del año que viene. El objetivo central es ser candidato a presidente pero, sobre todo, impulsar el armado de una alternativa política que vuelva a hacer el intento de ensanchar el camino del medio.
El mandatario lleva largos meses buscando acercar posiciones con diferentes dirigentes que están afuera del Frente de Todos y Juntos por el Cambio. Lejos de la grieta. En esa primera lista aparecen el ex gobernador de Salta Juan Manuel Urtubey, el diputado nacional Florencio Randazzo, los principales líderes del socialismo santafesino y nombres propios del peronismo disidente, que sobrevive en los márgenes del oficialismo.
Sin embargo, el grueso del armado político que proyecta se realizaría con funcionarios, legisladores, intendentes y gobernadores que hoy están bajo el techo de las dos coaliciones más grandes del país. La teoría del gobernador cordobés es que ambas se fracturarán antes del proceso electoral y perderán algunos de sus integrantes.
Los tres gobernadores peronistas de la zona centro del país: Gustavo Bordet, Omar Perotti y Juan Schiaretti
No es casual que en los últimos meses haya mantenido reuniones con dirigentes de la UCR como Martín Lousteau, Emiliano Yacobitti y Facundo Manes, o que haya dejado trascender encuentros con dos gobernadores importantes del peronismo federal como Omar Perotti (Santa Fe) y Gustavo Bordet (Entre Ríos), ambos sin posibilidad de reelección en sus provincias.
La imposibilidad de volver a competir por la gobernación no es un tema menor para los cordobeses. Cerca de Schiaretti, que tampoco puede reelegir en su provincia, creen que esos gobernadores no pondrán en juego sus gestiones, lo que les permitirá estar menos condicionados a la hora de tomar decisiones sobre el rumbo electoral a nivel nacional.
“Juan piensa que se puede armar un esquema nuevo con una parte del peronismo que se descolonice del kirchnerismo y una parte del radicalismo que se descolonice del PRO”, aseguró a Infobae un dirigente de extrema confianza del mandatario cordobés, que alimenta la teoría de que las coaliciones grandes sufrirán bajas en el camino hacia las elecciones presidenciales.
El mapa electoral que tiene Schiretti en la cabeza posee algunas definiciones sobre el movimiento de sus rivales políticos, aunque en los hechos aún no se verifiquen. El Gobernador cree que Mauricio Macri volverá a ser candidato a presidente y que el kirchnerismo, sea con Cristina Kirchner como candidata a presidenta o no, se autoaislará del escenario nacional, para fortalecer su estructura en la provincia de Buenos Aires.
Schiaretti junto al actual intendente de Córdoba y próximo candidato a la gobernación, Martín Llaryora
Desde hace algunos meses dos integrantes de la mesa chica de Schiaretti mantienen reuniones en Buenos Aires con legisladores, sindicalistas, empresarios y dirigentes de base con dos objetivos concretos: tener el termómetro de cómo está la situación en los distintos frentes políticos, y dejar correr cuál es la idea que tiene el gobernador cordobés para su proyecto nacional.
Esas dos personas son Alejandra Vigo y Carlos Gutiérrez. La primera, su esposa y actual senadora nacional por Córdoba. El segundo, un histórico compañero de militancia, ex ministro de Agricultura y hoy diputado nacional dentro del interbloque Federal, donde están Graciela Camaño, Alejandro “Topo” Rodríguez, Florencio Randazzo, Mónica Fein, Enrique Estevez, Natalia de la Sota e Ignacio García Aresca. Los antigrieta.
En esa mesa chica también está el secretario general de la gobernación y actual ministro de Obras Públicas de Córdoba, Ricardo Sosa, hombre que está más cerca de la gestión en la provincia. Esos tres dirigentes son el núcleo duro. Luego hay un segundo anillo de funcionarios e intendentes que conforman el mundo schiarettista.
Schiaretti tiene en claro que el modelo cordobés está agotado. Son 23 años de un proyecto en el que él y José Manuel De la Sota se alternaron en la conducción de la provincia. El ex gobernador tuvo tres períodos: 1999-2003, 2003-2007 y 2011-2015. El actual mandatario encabezó la misma cantidad de gestiones: 2007-2011, 2015-2019 y 2019-2023.
Juan Schiaretti junto a José Manuel De la Sota. Ambos gobernaron Córdoba durante seis períodos (NA)
El espacio necesita una renovación y el nombre para realizarla es Martín Llaryora, actual intendente de Córdoba capital y el próximo candidato para competir por la gobernación. Aún no hay un rival definido del otro lado de la vereda, aunque en el peronismo cordobés solo especulan con dos nombres: Luis Juez y Rodrigo De Loredo.
En la gobernación miran con especial atención los movimientos del diputado radical, que está recorriendo la provincia. Piensan que en el mano a mano es más difícil ganarle a De Loredo que a Juez. De todas formas, saben que la elección del año que viene será muy ajustada. Sea cual sea el rival. Llaryora se abrazará a su gestión en la capital, que tiene una buena aceptación y que será su sostén para jugar por la gobernación.
Una candidatura nacional de Schiaretti contendría de mejor forma la candidatura de Llaryora y, según entienden en el entorno del gobernador, lo impulsaría hacia arriba al actual intendente. Es decir, que una jugada nacional, aún con un moderado impacto en el escenario electoral, le permitiría cuidar el proyecto local. Schiaretti, según las encuestas que consumen, ganaría la elección presidencial en su provincia.
Llaryora expresa la continuidad con cambios. Es el nuevo eslabón de esa extensa cadena que empezó a construirse a fines de los años 90′. El modelo cordobés es el que Schiaretti quiere trasladar al resto del país. El inconveniente que encuentra por delante es la construcción de una plataforma electoral que tenga volumen político. Una estructura consistente que pueda sostenerlo. Hoy no existe. Empezó su proceso de formación.
El gobernador cordobés junto a los legisladores de la UCR Emiliano Yacobitti y Martín Lousteau
¿Por qué funcionaría la vía del medio esta vez? El Gobernador cree que el contexto cambió respecto al de las últimas tres elecciones. “Quedó demostrado que las dos coaliciones fueron buenas electoralmente, pero malas gestionando. Hay espacio para crecer y para ofrecer otra alternativa”, advirtió un funcionario cordobés con acceso al despacho de la gobernación.
Durante los últimos meses ha trascendido en el ambiente de la política que Schiaretti no está bien de salud y que no se encuentra en condiciones físicas de aguantar el desgaste que conlleva una campaña electoral. A su alrededor desmienten la versión con contundencia: “Son todas mentiras. Operaciones en su contra. Está bien, con ganas. Todos los días participa de muchas actividades. Le imprime dinámica a la gestión”.
En el corto plazo el gobernador de Córdoba saltará a la cancha nacional a jugar sus fichas presidenciales. En el peronismo hace tiempo que, por lo bajo, se preguntan si su candidatura puede generar adhesiones en la dirigencia política y, sobre todo, empatía con el electorado. Si puede romper el escenario electoral actual.
Muchos consideran que ya se pasó su cuarto de hora. En los meses que viene aparecerá la respuesta a los múltiples interrogantes que sobreviven en las entrañas de la política nacional. Schiaretti está seguro de que existe la posibilidad de que el peronismo arme un proyecto sin depender de Cristina Kirchner y su fuerza política. Hará el intento por demostrarlo.
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