La guerra con la Vicepresidenta y la mano de El Jefe en la visita a los genocidas. Milei sostiene al interventor Caputo y busca calmar al mercado, pero Wall Street exige un nuevo Cavallo.
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DIEGO GENOUD
Lo que diga o haga es un detalle. Si pudiera, Karina Milei ya hubiera echado a Victoria Villarruel. La secretaria general de la Presidencia ve a la ex compañera de fórmula de su hermano como la principal amenaza para el proyecto fraternal que gobierna la Argentina. Sin haber podido digerir las imágenes de Milei mimetizado con Villarruel en el desfile del 9 de julio, El Jefe aprovechó la oportunidad para desautorizar a la vicepresidenta con su visita a la embajada de Francia. No le importó que el gobierno hubiera echado a Julio Garro unas horas antes por opinar en línea con Karina: el problema político de fondo está en la cima de la coalición de extrema derecha, donde se superponen y compiten proyectos de historias enfrentadas. Los herederos del partido militar que ahora compiten en elecciones y la nueva derecha que es capaz de cualquier cosa para sostenerse en un poder que le cayó del cielo, producto de la descomposición del sistema político.
En medio de la confusión que propaga el oficialismo, con actores de reparto que copan la escena, el acting de Karina ante el embajador de Francia antes de viajar para la apertura de los Juegos Olímpicos puede ser leído -como lo hacen algunos dentro de La Libertad Avanza- en relación a otro movimiento de los últimos días: el encuentro de un grupo de diputados paleolibertarios con represores emblemáticos del genocidio argentino. Otra noticia que ganó trascendencia internacional y golpea por asociación inevitable a la Vicepresidenta, antigua coordinadora de visitas de Jorge Rafael Videla. Los Milei podrían encontrarse con el tema en París, donde Alfredo Astiz fue condenado a perpetua por el asesinato de las monjas francesas Alice Domon y Léonie Duquet y la Justicia llegó a reclamar su extradición.
La noticia que reveló Fabricio Navone en La Política Online involucra también a la cúpula del Gobierno. El organizador del tour a la cárcel de Ezeiza fue Beltrán Benedit, un hombre de confianza de Martin Menem, que promovió la salida de Oscar Zago como jefe de bloque de LLA y ganó poder después de lograrla. Ingeniero agrónomo y empresario agropecuario, Benedit llevó en la combi de la Cámara de Diputados a Lourdes Arrieta, Alida Ferreyra, María Fernanda Araujo, Guillermo Montenegro y Rocío Bonacci. En el Congreso, afirman que por lo menos la mitad de los que fueron no sabían con qué se iban a encontrar y se enteraron poco antes de llegar de la operación en la que estaban participando.
El bloque de la ultraderecha quedó partido porque no todos son capaces de admitir que confraternizan con condenados por torturas, secuestros y desapariciones. En Diputados, la versión más insistente es que la visita la organizó Menem y que el pedido institucional corrió por parte del área de protocolo, que maneja Sharif Menem, el director general de secretaría privada de la presidencia de la Cámara. Lo particular es que el único leal a a Menem y Karina Milei fue Benedit, el entrerriano que habla el lenguaje del terrorismo de Estado. Además, hubo ausencias que activaron sospechas internas: la del sucesor de Zago, Gabriel Bonoroni; la de Manuel Quintar, el presidente de la comisión de Justicia; y la de Nicolas Mayorans, presidente de la comisión de Asuntos Constitucionales.
Con o sin razón, los diputados que se subieron a la combi creen haber sufrido una emboscada del karina-menemismo. Si Villarruel promovió el tour del terror, como se supone ¿por qué no salió a reivindicar el encuentro con los represores? Su silencio alimenta la hipótesis de que Karina y Menem le tendieron una trampa perfecta a los diputados alineados Villarruel, pero el caso no solo expone a la defensora de genocidas y sino que también le pega a Menem y a los Milei.
Que solo hayan sido seis diputados, uno de ellos Montenegro, potencia al extremo la desconfianza en el oficialismo. Montenegro fue la mano derecha de Villarruel durante mucho tiempo y era su principal operador hasta que el vínculo terminó mal. Hace cuatro meses que no tienen diálogo y hasta los empleados que trabajan con los dos tuvieron que optar por uno u otro.
La que se mostró más indignada con el viaje a Ezeiza fue Bonacci, una santafesina que se identifica con Villarruel y es hija del dirigente de ultraderecha que puso su sello a disposición del debut electoral de Milei en 2021. Mientras Bonacci suele recordar que sus padres se conocieron militando en el Modin de Aldo Rico, los preferidos de Karina en Santa Fe son dos diputados ausentes en la camioneta de Menem: Mayoranz y Romina Diez, la derechista de mayor confianza de la hermana presidencial. En mayo pasado, Karina y Menem viajaron a Rosario para lanzar con ellos LLA en Santa Fe. Otra de las incautas fue Araujo, la encargada de asumir la banca que dejó Villarruel cuando se convirtió en vicepresidenta, que es hermana de un soldado caído en Malvinas.
El caso se conoce justo cuando Zago acerca posiciones con otro enemigo de Menem, Cristian Ritondo, que espera desde hace siete meses que Milei cumpla el acuerdo con Mauricio Macri y le entregue la presidencia de la Cámara. Zago y Ritondo se conocen desde hace 35 años y trabajaron juntos durante la gestión macrista en la Ciudad. El radical que se inició con Daniel Angelici quiere hacer desde afuera lo que Menem y Karina no le permitieron adentro.
El interbloque colaboracionista se propone sellar un acuerdo programático de cara a los próximos seis meses: podría ser una colectora de LLA si no fuera porque El Jefe lo rechaza. “Ahora dependen de la oposición más que nunca, quedaron muy expuestos. Puede haber sanciones o revisión de conducta”, dice un dirigente que piensa que el tema puede escalar en la primera sesión de agosto. La Vicepresidenta tiene como tuit fijado su respaldo a Enzo Fernández y su proyecto político, enfrentado al de Milei. De un humor inmejorable, el sábado visitó al colaboracionista Raúl Jalil en Catamarca. El enfrentamiento brutal con la hermana del presidente alimenta la hipótesis de autodestrucción libertaria.
La libertad, la consigna que Milei supo expropiarle a sus rivales, quedó reducida a una sátira incluso para gran parte de la familia liberal. Cebado por el presidente, Luis Caputo patea el hormiguero de una clase media que se achica y le notifica por escrito que va a tener que entregar sus dólares para pagar impuestos. Después de la megadevaluación, con el control de capitales como pilar de su diseño económico, el ministro puede argumentar que no es el único converso. Milei, que lo culpaba de fumarse irresponsablemente U$S 15.000 millones de reservas, ahora se abraza a su esquema de trader: plancha el dólar, patea los aumentos de tarifas, profana la autonomía del Banco Central con su socio Santiago Bausili y hace apuestas en el mercado de CCL con reservas que no tiene.
Según el último informe de Emmanuel Álvarez Agis, las reservas netas del Gobierno ya son negativas en 4451 millones de dólares y Caputo ordenó una intervención disfrazada de emisión cero. La costumbre de timbear con plata ajena. Desesperado por la presión de los fondos que no la ven y llevaron el riesgo país al borde de los 1600 puntos, Caputo está arriesgando el oro del Banco Central. Lo hace, según sugirió Milei con Fantino, para asegurarle a los bonistas los vencimientos de capital de enero de 2025, alrededor de 2800 millones de dólares. Junto con la baja de la inflación, el otro mandamiento de Milei es garantizarle al mercado que el ajuste monumental es para cumplir con ellos. “Pagamos como sea”, dijo en Neura. Con eso espera lograr lo que no pudo la semana pasada, cuando el mercado lo volvió a arrastrar a la inestabilidad.
El gobierno de los Milei se niega a aceptar el agotamiento de un esquema hiperrecesivo que se quedó sin dólares y se juega a aguantar con el blanqueo hasta las elecciones en Estados Unidos. Después, confía en que el segundo tiempo de Trump traerá un nuevo aval del Tesoro para tomar más deuda, entre U$S 10 mil y 15 mil millones.
Hace una semana, en una nota en Financial Times, el hombre de Christine Lagarde para la región, Alejandro Werner, dijo que el talón de Aquiles de Milei es el crawling peg de 2% y blanqueó las exigencias del Fondo para gatillar un nuevo préstamo que permita eliminar el control de capitales: ejecutar una nueva devaluación, asumir el “compromiso claro de no dolarizar la economía” y aprobar una reforma de la ley de responsabilidad fiscal.
Durante el gobierno de Macri, el argenmex Werner ocupó el mismo lugar que hoy ocupa el chileno Rodrigo Valdés y fue apartado de la interlocución con el Frente de Todos cuando asumió Kristalina Georgieva. Histórico enemigo de Caputo, Werner expresa a los que no compran la defensa del peso que hace el gobierno y ven a Milei tentado con la dolarización. También a los que reclaman, dentro y fuera del país, que la ultraderecha encuentre para su segunda etapa al “Cavallo de Milei”. Entre los economistas no hay acuerdo sobre si LLA tiene las condiciones dadas para lograr la dolarización y tampoco está claro si las distintas facciones del poder económico se van a entregar mansas a un régimen como el de Ecuador. El nuevo préstamo parece más atado a la voluntad externa que a la interna. ¿La casta va a permitir que Milei y Caputo vuelvan a endeudar al país? ¿Habrá rechazo social o pasividad?
Teddy Karagozian se sumó a la lista de traidores por explicar en el programa de Feinmann que el esquema actual es inviable. Quienes conocen al dueño de TN & Platex, un liberal que declaró haber votado a Sergio Massa, afirman que estaba harto de Demian Reidel y fue a LN+ para que lo echen. Los que no quieren al jefe de asesores de Milei dicen que vive todavía en el exterior y que, tal como indica su CV, no trabajaba desde junio de 2018, cuando dejó el Banco Central con Sturzenegger. En el consejo de asesores, con el cual Milei dijo discutir lo estructural, la libertad es un bien de lujo y los librepensadores están en extinción.
En paralelo al debate financiero que monopoliza la agenda, otro revival de los años noventa, la economía real y los ingresos siguen en picada. Como parte del operativo oficial para calmar a Wall Street, el número 2 del Banco Central Vladimir Werning explicitó en Nueva York una de las grandes ventajas for export que vende LLA: los salarios bajos en dólares que tiene Argentina y ofrecen amplios márgenes de rentabilidad empresarios. Es lo que acaba de confirmar el INDEC. En el primer trimestre del año, la participación de los trabajadores en el PBI cayó más de un 3% y llegó al 45%, la más baja desde el inicio de la serie, en 2016. A la inversa, la participación empresaria volvió a elevarse. El sistemático fracaso del Consejo del Salario muestra la decisión del gobierno y la impotencia sindical.
Los números del Centro CIFRA dan cuenta de la extrema violencia en la transferencia de ingresos en los últimos ocho años. El salario mínimo de julio -anclado en 234 mil pesos- perdió un 32,1% en relación a noviembre pasado, un 43% en relación a noviembre de 2019 y un 56,4% en relación a noviembre de 2015. Para mantener su poder adquisitivo, hoy debería estar en 540 mil pesos. Además, según el informe que elabora la Junta Interna de ATE-INDEC, en junio una familia tipo necesitaba $1.362.029 para cubrir la “Canasta de Consumos Mínimos”. Detrás del panic show y las internas de la derecha, esta es la gran transformación que ejecuta Milei.
Mientras la Exposición Rural reedita el desfile de políticos como cada año y el Gobierno se vuelve cada día más dependiente del agronegocio, el miércoles próximo habrá un hecho que el sindicalismo de la zona considera histórico, la confluencia de la Federación Aceitera que lidera Daniel Yofra con el poderoso sindicato de San Lorenzo. Será en el cordón industrial del Gran Rosario, que une San Lorenzo con Puerto San Martín y Timbúes, donde se concentra el 84% de la producción industrial de las grandes cerealeras. Ahí se van a reunir 250 delegados aceiteros de todo el país para analizar respuestas al plan Milei. Afectados por el regreso del Impuesto a las Ganancias, pueden paralizar el comercio de granos desde el corazón del polo oleaginoso, como ya lo hicieron cuando Milei era apenas un panelista.
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