El choque bonaerense será una prueba de fuego para los proyectos presidenciales de Larreta y Bullrich
Matías Moreno
Amediados de la última semana, Patricia Bullrich volvió a verse a solas con Cristian Ritondo para limar asperezas y recomponer el vínculo. Después de que la exministra eligiera a Néstor Grindetti como su candidato a la gobernación, Ritondo había amagado con dar un portazo y abrir una negociación por las listas con el adversario de Bullrich en la interna de Juntos por el Cambio: Horacio Rodríguez Larreta. Alertado por sus leales de que Ritondo había quedado malherido por la decisión, Mauricio Macri, quien se habituó a desplazarse sin mover el aire en la rosca partidaria, intervino para contener al diputado. Le hizo saber que deseaba tenerlo en el bando de Bullrich, al frente de la nómina de diputados nacionales para ser el eventual titular de la Cámara baja. Un gesto para suavizar la tensión y evitar que Larreta capitalice esa fisura. Pero quien más pesó a la hora de persuadir a Ritondo de que no se mude al campo de sus oponentes fue Grindetti. Es el garante de que el sucesor de Vidal en la provincia tenga los casilleros que requiera para los suyos en las listas de Bullrich.
La provincia de Buenos Aires es una prueba de fuego para el proyecto presidencial de Bullrich. Con menos recursos y estructura que Larreta, la titular de Pro en uso de licencia apuesta a un pleno en esa geografía para doblegar a su contrincante en la interna presidencial del conglomerado opositor. Consciente de que Larreta se aferra a Diego Santilli, su principal activo electoral en el distrito más importante del país, para mantenerse en el ring, Bullrich confirmó esta semana que no planea negociar una tregua con su rival y que presentará listas en los 135 municipios de la provincia que representen su proyecto político.
Santilli tomó nota. Tras escuchar esa advertencia de Bullrich, reunió en sus oficinas porteñas a seis intendentes de Pro para bajar un mensaje. El larretismo tendrá listas propias en los distritos en los que los intendentes cedan a la presión y declaren lealtad a la exministra. Se rompe el esquema de “V” y habrá disputas en todas las categorías. Ese es un escenario temido para Macri y varios intendentes de Pro, que podrían perder el control de sus territorios.
El choque bonaerense representa un desafío mayúsculo para Grindetti, que ya comenzó a puntear distrito por distrito para evaluar el estado de situación de la escudería bullrichista y avanzar con los acuerdos para contrarrestar la capacidad de daño del eje Santilli-Larreta. Por ese motivo, el papel de Ritondo se tornó clave. Si bien en la pajarera de los “halcones” dan por hecho que el jefe de bloque seguirá en las filas de Bullrich, él no piensa apresurarse, aunque ya hay un principio de acuerdo. Cuando falta menos de un mes para el cierre de listas, Ritondo mira el tablero y hace valer sus acciones. Su prioridad es garantizarle puestos de relevancia a los integrantes de su pelotón. No solo tiene legisladores nacionales y provinciales o concejales que aspiran a renovar sus bancas, sino también dirigentes que pretenden pelear por intendencias, como Santiago López Medrano, en San Martín, o que terminan sus mandatos en municipios y podrían recaer en el Congreso, como Martín Yeza (Pinamar). En el vidalismo visualizan que Bullrich tiene varios aliados que pedirán sitios en las nóminas. Por un lado, están los denominados “copitos”, que respondían a Gerardo Milman; el grupo de Emilio Monzó, que integran Sebastián García de Luca y Nicolás Massot, y Joaquín de la Torre (San Miguel) y Javier Iguacel (Capitán Sarmiento). A su vez, Bullrich cerró con Manuel Passaglia en San Nicolás o con Héctor Gay en Bahía Blanca. Por ejemplo, Ritondo impulsa allí a Emiliano Álvarez Porte como candidato a intendente. Hay un interrogante que los inquieta: en un esquema tan radial, ¿quién tendrá la lapicera? Hasta ahora De Luca concentraba el armado de Bullrich en Buenos Aires.
Atento a esa compleja ingeniería electoral, Grindetti movió los hilos para contener a los heridos en la grilla de aspirantes por la decisión de Bullrich de ungirlo a él como candidato.
Grindetti y Bullrich desembarcaron en Merlo
Con De la Torre, con despliegue territorial en la primera sección electoral, ya alineado al grupo de la exministra -iba a irse si optaba por Ritondo o aceptaba a Santilli como candidato único, una idea avalada por Macri-, Grindetti aceleró las tratativas para blindar a Iguacel. Se reunieron ayer y dieron a conocer extramuros que planean articular en tándem: “Vamos a trabajar juntos por un estado provincial eficiente y que no sea más una carga para el sector productivo”, señaló Grindetti. Fue un claro mensaje a los sectores más intransigentes y liberales de Pro, que quedaron decepcionados con Bullrich por su elección. En esa pecera le achacan a Grindetti sus vínculos estrechos con peronistas y exmassistas en Buenos Aires. Pero Bullrich se inclinó por él en parte porque entiende que supo construir en un territorio hostil para el macrismo, como la tercera sección electoral, fortaleza electoral del kirchnerismo. “Discutimos casi tres horas de políticas públicas de la libertad y de cómo ganarle al populismo autoritario de Kicillof y Cristina Kirchner”, aclaró Iguacel para matizar los enojos de sus seguidores.
Pese a que corre desde atrás en los sondeos en la pulseada con Santilli, su exaliado en las legislativas de 2021 -una relación que quedó tirante tras esa campaña (basta escuchar el discurso del lanzamiento electoral del intendente de Lanús en marzo)-, Grindetti confía en sus chances y relativiza el poder para sellar alianzas de su oponente, que cuenta con el respaldo del aparato electoral de la Ciudad. De hecho, los laderos del intendente de Lanús no solo están convencidos de que Ritondo se quedará en el campamento que comparte las ambiciones nacionales del eje Bullrich-Macri por su relación personal con Grindetti, sino porque la exministra mejora su performance en las encuestas en Buenos Aires. Otros vidalistas, en cambio, se sintieron destratados por los armadores de Larreta en el último tiempo y tiene mejor sintonía con el grupo “halcón”. “La taba está de nuestro lado. Cristian tiene los mismos números que nosotros”, insisten. Por esa misma razón confían en que los intendentes de la UCR que están desplegados en el interior de Buenos Aires, donde el discurso de Bullrich genera un mayor entusiasmo que el mensaje moderado de Larreta, redoblarán la presión sobre Maximiliano Abad, titular del radicalismo bonaerense, para que selle un pacto con la exministra. Larreta y Santilli también lo quieren en su campamento. “Hay que esperar la Convención Nacional de la UCR y que ellos definan su interna”, dicen en el sector de Grindetti y Bullrich. A Gustavo Posse (San Isidro), Evolución Radical, que promueve la candidatura de Martín Tetaz, y la Coalición Cívica de Elisa Carrió, los cuentan como socios de Larreta y Santilli.
El postulante de Bullrich para la gobernación de Buenos Aires necesita ahora terminar de instalarse, es decir, incrementar su nivel de conocimiento en el electorado. Para lograrlo se pegará a la exministra y trajinará los medios de comunicación para desmenuzar su proyecto. Promueve una descentralización del Estado bonaerense, para darle mayor poder a los municipios, y una reforma educativa, entre otras medidas. A diferencia de otros referentes de JxC, como Monzó, no promueve la división de La Matanza, epicentro del poder del PJ. Allí, pone sus fichas en Eduardo “Lalo” Creus, pero debe maniobrar para contener al vidalista Alejandro Finocchiaro, que está bajo la órbita de Ritondo. Larreta, en tanto, se mostró con Héctor “Toty” Flores, de la CC. Durante las próximas horas Grindetti presentará sus equipos de gobierno.
El objetivo esencial de Grindetti será reforzar la presencia de Bullrich en el conurbano, sobre todo, en la tercera y primera sección electoral, sin descuidar el interior. Ayer desembarcaron juntos en Merlo, bastión peronista.
Santilli y Grindetti coinciden en que deben evitar una sanguinaria interna para aprovechar la crisis de representación del PJ y no desperdiciar la chance de arrebatarle la provincia a Kicillof. Ambos visualizan que el kirchnerismo agoniza, pero Buenos Aires siempre representa un reto para los candidatos de Pro.
Larreta y Santilli, en Moreno
Mientras tanto, Santilli ya teje para fortalecer su anhelo de suceder a Kicillof. Hará recorridas todas las semanas junto a Larreta, su patrocinador desde 2021, en el conurbano y en el interior. Cerca suyo niegan que planee distanciarse de Larreta: “Van juntos y a fondo”, repiten. En el círculo larretista que apuntala a Santilli creen que Bullrich pagará un costo excesivo por llevar a un candidato poco conocido como Grindetti, que luce menos competitivo que Ritondo en las encuestas. Están convencidos de que el titular de Independiente no la ayudará a traccionar su boleta y que su elección como postulante a la gobernación fidelizará el acuerdo de Larreta con los denominados “Sin Tierra”, alfiles de Pro que aspiran a desbancar al PJ en distritos estratégicos del conurbano.
La lucha de poder entre los candidatos de Larreta y Bullrich en Buenos Aires ya está desatada. Hasta Macri ya se resignó y enterró la idea de que el Pro unifique su candidatura a gobernador ante la chance de que Kicillof desdoble la elección general. Eso sí: Macri, que se reunió con Bullrich esta semana, espera novedades en la ciudad. Larreta se encamina a ungir a su primo, Jorge, antes del fin de semana. Una de las encuestas le habría dado una ventaja de seis puntos sobre Quirós al ministro de Gobierno. “Falta que tenga una charla a solas con Jorge”, dicen cerca del alcalde.
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