Se instalarán en un plazo de seis meses tanto en el rural como en la ciudad
Vigo estrenó hace dos años sus primeros contenedores marrones —dedicados exclusivamente a restos orgánicos— y Santiago lo hará dos años después. El Concello acaba de formalizar el contrato de recogida de residuos y limpieza, adjudicado a Urbaser —salvo en el caso del papel y cartón, del que se encarga Coregal—, y en él se incluye por primera vez el quinto contenedor, que la empresa deberá distribuir a lo largo del ayuntamiento en un máximo de seis meses.
Esta es la principal novedad en cuanto a la recogida selectiva de residuos, ya que el resto de fracciones —vidrio, plástico— ya estaban incorporados en el anterior contrato. ¿Y dónde y cómo será la recogida de los restos orgánicos? Se hará de forma mixta, tal y como explican desde el departamento de Medio Ambiente de Raxoi. Por un lado se instalarán en la vía pública contenedores marrones, pero en el caso de grandes productores, como hostelería y comercios que generen este tipo de residuos, el Concello prevé que se haga una recogida puerta a puerta. A mayores, y debido a las condiciones específicas del casco histórico, se pondrán a diario islas de quita y pon, con cubos de todo tipo de residuos.
La empresa ha ofrecido 858 contenedores para la fracción orgánica, a los que habrá que sumar una decena de islas para la zona vieja, con lo que serán casi 900. El número está calculado, dicen en Raxoi, «cunha ratio axeitada á poboación de Santiago», aunque el Concello dispone de más cubos en propiedad «recentemente adquiridos».
Además, aprovechando la puesta en marcha del nuevo contrato, el Ayuntamiento incrementará las islas de compostaje comunitario en los barrios para los vecinos que se comprometan a un uso correcto de las mismas —ya hay algunas— mientras que en el rural se hará una nueva campaña de composteros individuales cuyo seguimiento hará la empresa Urbaser. El contrato tendrá una duración de diez años, por lo que se mantendrá hasta el 2032. Aunque el primer lote salió a licitación en 90,4 millones de euros sin IVA, Urbaser rebajó la cifra a 83.011.450 euros.
Los vecinos que quieran usar este cubo deberán solicitarlo y tendrán una tarjeta
Los contenedores marrones instalados en la vía pública llevan un sistema de identificación del usuario para permitir su uso y evitar una utilización indebida. Y es que en estos cubos solo pueden ir residuos orgánicos porque de lo contrario no se podría elaborar compost, y además supondría un mayor coste para el Concello en el canon que Sogama pasa a Santiago por el tratamiento.
De ahí que se remitirá una carta informativa previa a los vecinos, y aquellos que quieran y lo soliciten recibirán un kit de bienvenida en el que se incluye un cubo doméstico para las viviendas, además de las bolsas compostables para depositar estos residuos orgánicos. Los usuarios abrirán el contenedor con una tarjeta digital y podrán pedirla no solo los empadronados sino también aquellas personas que ocupen viviendas de alquiler. En el caso de los grandes productores, la entrega se realizará de forma directa.
En este cubo deben depositarse solo residuos orgánicos, como son restos de pescado, carne o verduras, pieles de frutas o cáscara de huevos, y con ellos no solo se puede crear compost, sino fertilizantes o incluso generar energía, logrando un funcionamiento real de la economía circular.
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