Son distritos clave en los que espera sacar ventajas. Igual que Santa Fe, en manos socialistas. Cree que así lograría un triunfo a nivel nacional. Y apurar la pelea por esas provincias en 2019.
No todos en el Gobierno están conformes con la estrategia electoral bonaerense. La denominada ala política del oficialismo todavía lamenta no haber ampliado su base política, con intendentes peronistas y otras adquisiciones. Consideran que la cruzada solitaria y pública de Emilio Monzó exigiendo más apertura fue tan agresiva que terminó siendo perjudicial para la causa y María Eugenia Vidal acabó cerrándose sobre sí misma. Por el contrario, nadie en el oficialismo critica la estrategia en el resto de las provincias que servirán para sostener la tesis de una victoria nacional a la que se aferrará Mauricio Macri y aumentar sus filas en el Congreso.
Con esa perspectiva, en la Casa Rosada esperan dar el batacazo en Córdoba, San Luis y Santa Cruz, tres distritos que gobierna el peronismo y en que Cambiemos aspira a gobernar. Cada uno tiene también un valor distinto y fundamental para el oficialismo.Todas contribuyen a sumar alfiles en el Congreso, donde el oficialismo no tiene mayoría en ninguna de las dos Cámaras.
Córdoba, donde Mauricio Macri eligió cerrar la campaña, es una de las provincias más populosas del país y donde mejor mide el Presidente. Fue fundamental para ganar el balotaje y los operadores del Ejecutivo esperan renovar las cuatro bancas que pone en juego y -si la performance lo permite- sumar un legislador más. “En esta elección no gana (Héctor) Baldassi, gana macri”, sentencian en el Gobierno sobre las posibilidades del primer candidato a diputado.
En Cambiemos, a pesar de la buena relación entre el Presidente y el gobernador Juan Schiaretti, ya sacan cuentas de cara a 2019. El ex árbitro podría volver a ser candidato a vicegobernador en dos años, pero ya no acompañaría a Oscar Aguad. Los boletos se dirimirán entre el intendente cordobés Ramón Mestre -de tensa relación con el Presidente- y Mario Negri, jefe del interbloque oficialista en el Congreso.
San Luis y Santa Cruz tienen premio doble. Ambas eligen senadores y si consigue un triunfo, el oficialismo se quedará con cuatro bancas fundamentales para hacer crecer el modesto bloque oficialista de la Cámara alta. Las dos provincias tienen un alto valor simbólico, además. Una es el bastión de los Rodríguez Saá, la otra, de los Kirchner.
En la provincia cuyana, la elección servirá como trampolín para los comicios para gobernador en 2019. Adolfo Rodríguez Saá buscará suceder a su hermano Alberto. El Gobierno apostó a Claudio Poggi, delfín de los hermanos entre 2011 y 2015. Además, postula a Gabriela González Riollo, asesora de Gabriela Michetti. Como en Córdoba, también alimenta las aspiraciones del Gobierno el balotaje de 2015 cuando Macri se quedó con el 70% de los votos. En ese entonces los Rodríguez Saá estaban mucho más lejos del FPV que ahora de Unidad Ciudadana. El cierre de Cambiemos dejó heridos en el PRO local, disgustado por el escaso lugar en las listas de concejales.
El santacruceño Eduardo Costa también aspira a propinarle una dura derrota al kirchnerismo en su propia casa para limitar la influencia política de Cristina Kirchner al territorio bonaerense. La crisis institucional de la provincia ha sido la mejor campaña para el oficialismo. Macri no visitó Santa Cruz en 2014 ni en 2015 ni en sus 19 meses como Presidente.
En los tres distritos la Casa Rosada negoció con sus socios listas únicas de consenso. Sin embargo, no logró evitar que hubiera desafiantes internos a la disciplina partidaria. Los alfonsinistas Antonio "Toni" Lorenzo y Dante Rossi se presentarán en las primarias de San Luis y Córdoba respectivamente mientras que Carlos Prades competirá contra Costa en Santa Cruz. Ninguno de los "rebeldes" tiene chances serias.
Hace unos meses en el Gobierno también se ilusionaban con arrebatar al peronismo una victoria con las mismas características en La Rioja, que también elige senadores. A pesar de la postulación del saliente ministro de Defensa Julio Martínez, el optimismo se desvaneció luego de la elección provincial de junio.Para terminar de proyectar una victoria nacional, el Gobierno también espera alzarse con una victoria vital en Santa Fe, una provincia que ya se le escapó dos veces con Miguel del Sel como candidato. Allí estrena el sello Cambiemos que -con la partida de radicales de peso- resquebrajó al oficialismo local, el Frente Progresista del gobernador socialista Miguel Lifschitz. El Presidente espera que la cuenta nacional gire alrededor del 35%que arañó en 2015.
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