¿Es más sana una Coca-Cola que una copa de vino?

¿Es más sana una Coca-Cola que una copa de vino?

Sanidad dio marcha atrás a la recomendación de suprimir del menú del día las bebidas alcohólicas, pero la polémica se mantiene. Sobre todo, porque para algunos expertos es tan nocivo tomar un refresco al día como un vaso de vino

Alos españoles nos gustan los bares. En parte, porque podemos pasear nuestras opiniones sin necesidad de tener conocimiento alguno de cuantos temas salgan a la palestra. La actualidad manda y, esta semana, precisamente, la hostelería se ha llevado la palma en los debates de pincho y café. Primero por la posibilidad de que las tapas gratis se extingan en Galicia y, segundo, por la recomendación del Ministerio de Sanidad de que los menús del día dejen de incluir vino y cerveza. Con la iglesia hemos topado, el equipo de Carolina Darias tuvo que aclarar que se trata tan solo de un consejo para la hostelería, no de una prohibición. Aun con todo, llovieron dardos por exceso y por defecto, pues están los que creen que se trata de una medida sinsentido para evitar el consumo de alcohol y, en el extremo contrario, quienes piensan que ya de hacer las cosas bien, esta recomendación debería extenderse a refrescos y ultraprocesados, tan habituales en los menús de batalla de muchas cafeterías del país. 

Esta polémica medida forma parte de la estrategia del Gobierno para mejorar la salud cardiovascular de los ciudadanos. Se trata de un «plan más ambicioso de lo que parece, y pretende evitar enfermedades como el ictus o los infartos, que se encuentran entre las primeras causas de muerte en España». Cristina Tejera, especialista en Endocrinología y Nutrición en el Complejo Hospitalario de Ferrol, explica que debería ser imperativo que las tornas cambien, pero a la sociedad le cuesta entenderlo. «Si esto se queda en una mera recomendación es difícil que las cosas vayan a cambiar, y los consumidores seguirán bebiendo lo que quieran, incluidas bebidas azucaradas, que podían haber formado parte de la recomendación y se quedaron fuera».

El azúcar es el gran elefante en la habitación de la alimentación de la sociedad occidental. Por eso, como recuerda la nutricionista Lidia González, a finales del 2020 organismos públicos y diversos sectores de la esfera privada se echaron las manos a la cabeza cuando el Ministerio de Consumo lanzó la campaña: «El azúcar mata». Faltó tiempo para que la industria vinculada a este endulzante, uno de los lobbies más potentes a nivel agroalimentario, intentase desmontar la alerta de Alberto Garzón. Y los puristas de la vida sana vieron un horizonte favorable que, finalmente, quedó en agua de borrajas.

 «Esta iniciativa sirvió para poco más que crear polémica, tanto las bebidas alcohólicas como las azucaradas están muy normalizadas en el día a día y, bajo mi punto de vista, lo único realmente efectivo es enseñar a los niños desde pequeños a saber elegir: que aprendan a hacer la compra, a componer platos nutritivos, que entiendan la importancia de hacer ejercicio y a gestionar sus emociones para no volcarlas en la comida; al final el cambio debe ser educacional», comenta González, muy en la línea de lo que apunta Tejera: «Prohibir es malo porque la gente siente que se atacan sus libertades y muchas veces encuentras un efecto rebote; lo mejor es educar y saber qué consecuencias tiene que comamos ultraprocesados o por qué es malo acompañar nuestros menús de una coca-cola».

LAS BEBIDAS MÁS CONSUMIDAS

No es casualidad que precisamente la coca-cola y la cerveza sean las bebidas más consumidas por los españoles. Y de ambas puede decirse, casi, que son igual de nocivas. «Más allá del daño que le provoca al hígado la ingesta de alcohol o el problema de la adicción, las bebidas carbonatadas provocan un subidón de glucosa que se materializa en un pico de insulina que en el cerebro activa la necesidad de seguir consumiendo azúcar», explica Tejera. Además, añade, el ácido fosfórico, presente en las habituales bebidas de cola, en grandes cantidades también es perjudicial para el riñón. 

Hablando en kilocalorías, las bebidas azucaradas tampoco salen bien paradas. «Engordan más la mayoría de refrescos que una copa de vino. Y además, es verdad que el vino posee resveratrol, una sustancia que tiene propiedades beneficiosas para la salud, aunque esto no debe servir como excusa para pasarnos con las copas». Una especialista en Aparato Digestivo del hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo, considera que, si solo tomásemos un vaso al día, es peor tomar una bebida azucarada que una copa de vino. «Tanto por su aporte calórico, que es superior, por el riesgo de diabetes que conlleva el abuso de estas bebidas». Por otro lado, indica que tampoco se puede comparar una caña con una copa de vino, saliendo victorioso este último. «En pequeñas dosis, el vino es bueno porque tiene antioxidantes, y la cerveza no».

¿Cuánto vino y cerveza hay que tomar para obtener sus beneficios?

L. G. V.

 Con lo de beber dos litros de agua al día, consumir tres piezas de fruta y reducir la ingesta de procesados, muchos hacen oídos sordos. Ahora, la cantinela de que el vino es bueno para el corazón la sacan a relucir, y la disfrutan con gusto, bastantes más de los que debiesen. A la clásica información de que esta bebida goza de excelentes beneficios para la salud se suma ahora un estudio del Foro para la Investigación de la Cerveza y Estilos de Vida (FICYE), que revela que el consumo moderado de cerveza tiene efectos positivos para la salud, preferentemente si se acompaña de otros alimentos. Pero ¿cuánto debemos tomar para que realmente su consumo sea más beneficioso que perjudicial?

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