La pionera del talk show dice que la tele de hoy es cruel. “Algunas panelistas tendrían que dedicarse al teatro de revista”, dice. Su lucha contra la enfermedad.
“Dejé todo por un problema de salud. No daba más. Ya había tenido dos operaciones muy importantes y la verdad, me estaba tomando como propias tantas historias tristes de vida que pasaban por el programa. Era duro oír las historias de la gente que aparecía”, cuenta a Semanario.
–¿Que tuviste específicamente? ¿Cáncer?
–Sí, aunque no me hicieron quimio ni nada de eso. Me hicieron una histerectomía (le sacaron el útero). Esas fueron dos operaciones, y al año siguiente tuve una urgencia intestinal y terminé siendo un esqueleto. Incluso, en esa época no podía ni mencionar lo que me había pasado, me parecía una falta de respeto hacia la gente, estaba como bloqueada. Sentía como si tuviera un hueco desde el cuello hasta abajo, un caño hueco.
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