Los ingresos reales de la mayoría de los argentinos fueron duramente golpeados en 2024. De cara a 2025, los analistas ponen el foco en el precio del dólar y la apertura comercial.
Por Santiago Reina
Los salarios fueron una de las variables más afectadas por el ajuste implementado por el Gobierno de Javier Milei en su primer año de gestión, lo cual también "sirvió" para ponerle un techo a la dinámica inflacionaria. Para 2025, los analistas advierten que la heterogeneidad entre trabajadores probablemente se sostenga y remarcaron a la política cambiaria como un factor determinante de la dinámica futura de la actividad económica, el empleo y los ingresos reales.
Con la devaluación de diciembre de 2023, los salarios de los trabajadores registrados en el sector privado se hundieron 11,5% en términos reales, según datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) publicados por la Secretaría de Trabajo. Recién en abril comenzaron a recuperarse de manera tenue, llegando en julio a ubicarse un 0,5% por encima del último dato del mandato de Alberto Fernández.
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Sin embargo, en agosto y septiembre (para este último mes los datos son preliminares) volvieron a retroceder, hasta ubicarse un 2,4% detrás del nivel de noviembre de 2023.
El último informe de la consultora C-P señaló que la desaceleración de la inflación, que se estabilizó varios meses en la zona del 4%, también implicó una negociación salarial con una nominalidad más baja, por lo cual para que los salarios exhiban una recuperación significativa necesitan que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) se desacelere de manera más veloz.
El dato de octubre, que arrojó un alza mensual del 2,7%, ayuda en ese sentido, aunque desde la entidad que dirigen Federico Pastrana y Pablo Moldovan sostienen que la dinámica debería sostenerse en el tiempo.
Asimismo, vale remarcar que, más allá de la comparación con 2023, el salario promedio actual es 20% inferior al máximo de la última década, anotado en septiembre de 2015. Y eso que se trata de los ingresos del segmento de la población con mayor protección y estabilidad en términos laborales, lo cual correlaciona directamente con mejores salarios, pese a la heterogeneidad que existe entre los distintos sectores de la economía.
La heterogeneidad en los salarios es una de las características que existe entre los distintos sectores de la economía.
Estatales, informales y jubilados, los más afectados
En efecto, según el INDEC los sueldos estatales perdieron 16,1% en los primeros diez meses de la era Milei, por lo cual no recuperaron nada del derrumbe que sufrieron a partir del salto discreto en el valor del dólar convalidado por el Poder Ejecutivo a pocos días de llegar a la Casa Rosada. En paralelo, la estimación para los trabajadores informales, más imprecisa debido al rezago en el registro de la información, indica una pérdida de poder adquisitivo cercana al 17% entre diciembre del año pasado y abril de este año.
A este ritmo, el sector privado registrado recuperaría el nivel de noviembre de 2023 en febrero de 2025, mientras que el sector público lo haría recién en mayo de 2028, una situación que luce poco sostenible en términos sociales
“Con la devaluación de diciembre de 2023, todos los ingresos reales se precipitaron aún más de lo que ya lo estaban, siendo los de mayor caída los de los jubilados que no cobran la mínima”, expresó en diálogo con Ámbito el director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), Nadin Argañaraz.
Perspectivas para 2025: los analistas ponen el foco en la política cambiaria y la apertura comercial
Para el economista Juan Graña, el devenir de la política cambiaria será un determinante importante de la dinámica del empleo y de los salarios. Según su visión, pocos van a ser los sectores con posibilidad de generar empleo si se profundiza la apreciación cambiaria y se avanza en una mayor apertura comercial.
"El derrame del sector de hidrocarburos, el agro o, en menor escala, el litio, es poco en términos de empleo y se trata de actividades que están alejadas de los centros de consumo, lo cual impide que sus beneficios fluyan hacia otros sectores. Por el contrario, la industria va a tener problemas por la imposibilidad de competir y el comercio también, si no se genera empleo en las ciudades entre la industria y la construcción. Es difícil que los salarios crezcan sin un crecimiento del empleo, en un mercado de trabajo que no está muy tenso y que no está muy muy demandado”, profundizó.
Respecto del crédito como motor de la reactivación, Graña sostuvo que la discusión debería ser “cuál es el mecanismo por el cual esos créditos se repagan”. “La financiación de la vida diaria tiene muchos problemas y necesitas una recuperación del empleo en los hogares; si no va a mejorar el poder adquisitivo muy fuerte en los hogares tiene que crecer la cantidad de perceptores y tampoco parece ser ese el contexto al que vamos", señaló.
Por su parte, Argañaraz ve al sector privado con mejores perspectivas de recomposición salarial pero con una heterogeneidad sectorial, siendo más afectados aquellos sectores más expuestos a un escenario de mayor apertura comercial. Asimismo, ve un panorama sombrío para los estatales.
Respecto de esto último, Graña vislumbra una intencionalidad política en sostener los salarios públicos en estos bajos niveles o en mantener desactualizado el salario mínimo, que funciona como parámetro para el ajuste de algunas prestaciones sociales y podría perjudicar al tan buscado superávit fiscal.
Frente a este escenario, el experto caracterizó al esquema macro de crecimiento como “bastante frágil” y volvió a enfatizar que en el fondo la discusión radica en la sustentabilidad del nivel del tipo de cambio real y el horizonte de salida del cepo, porque “hasta ahora todo está anclado a que el cepo se mantenga”.
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