"Sin contenedores y un cerco, en 15 días el Ludueña se vuelve a llenar de basura", dicen familias del barrio Stella Maris, que vieron cómo una retroexcavadora se llevó en cuatro días 700 mil kilos de residuos. Señalan ausencia del Estado y denuncian que desde otras partes de Rosario van hasta la orilla del arroyo a tirar cubiertas, ramas y otros desperdicios.
En la zona noroeste de Rosario y a pocos metros del elegante el Golf Club, está el barrio Stella Maris. Humildes construcciones de material con patios de tierra, hecas por vecinos que se instalaron allí hace unos veinte años. Una de las márgenes del caserío está sobre la vera del arroyo Ludueña y hace aproximadamente un mes se habían conocido fotos del lugar, tapado por la basura. Allí mismo, en el triángulo delimitado por las calles Álvarez Condarco y La República, estuvo trabajando esta semana una retroexcavadora enviada por la provincia, gracias al trabajo coordinado por varios ministerios. ¿El objetivo? Retirar la gran cantidad de basura que había en la orilla. Pero ahora, ya sin los residuos, las familias del lugar piden que haya soluciones estructurales: "Estamos acostumbrados, lamentablemente, a vivir entre las ratas. Parece que somos ciudadanos de segunda. Por eso ahora estamos contentos que limpiaron, pero también decimos que si no hacen un cerco para que dejen de venir acá a tirarnos cosas, en 15 días vuelve a estar lleno de desperdicios", aseguraron al móvil de la Sí98.9.
A la retroexcavadora provincial la trajeron hasta el Ludueña con un carretón desde Villa Constitución, donde estaba haciendo trabajos en el arroyo Pavón. El técnico que la operó, que llegó desde Reconquista, le explica al cronista: "Sacamos 702 mil kilos de basura, pudimos sacar la cuenta por la cantidad de camiones que se ocuparon para buscar todo. El olor era espantoso, tuve que hacer todo con los vidrios de la cabina cerrados. Y también tuve custodia, por las dudas. Uno de los días vino un concejal a sacarse una foto". El edil es Lisandro Cavatorta, que posteó en sus redes sobre el tema.
Finalizadas las tareas de limpieza, la orilla del Ludueña a esta altura de la ciudad se ve floja, por la tierra que se movió para sacar la basura. "Había de todo, cubiertas viejas, muebles, ramas, basura que viene gente a tirar de otro lado. Y ahora si nuestros hijos van ahí hasta el borde se pueden caer, quedó peligroso. De hecho anoche se cayó un perro ahí abajo y no puede subir. Por eso pedimos a las autoridades si pueden poner un cerco. Porque además de cuidarnos a nosotros los vecinos, va a servir para que no sigan tirando cosas", dice Alejandra, que tiene su casa a pocos metros del arroyo. Cuando termina la charla con la Sí 98.9, deja su hijito con una niñera, que la ayuda con el cuidado familiar mientras ella trabaja en una casa del centro.
El entorno aparece absolutamente olvidado. Frente al caserío sigue habiendo basura y no hay contenedores municipales. Un poco más allá, hay un destacamento policial móvil. "No sirve de mucho, la verdad. Acá cuando baja el sol hay poca iluminación y suele haber muchos robos. Es como si no hubiera nadie. Anoche mi marido impidió que a una chica que venía por La República le roben la bicicleta", agrega otra vecina.
El Ludueña es testigo de la conversación. Quienes conocen el lugar desde hace décadas, cuentan que acá mismo se podían bañar, como se hace desde siempre en los arroyos cordobeses. Pero acá ya no existe esa posibilidad. Porque su nivel está bajo, pero además porque parece estar contaminado. El fuerte olor y el color blanquecino del agua, según varias denuncias que ahora analiza el Ministerio de Ambientes de la provincia, se deberían al vertido de deshechos cloacales del shoping que está frente al Aeropuerto y del country Aldea.
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