En diálogo con Tiempo Argentino, la ministra habló de los objetivos que se plantea su gestión, de la profundización de las políticas de inclusión a través de la cultura, de los proyectos destinados a la federalización cultural, y también respondió a críticas y acusaciones.
La artista popular que cantaba canciones como Pedro Canoero o Esa musiquita se ha bajado temporariamene de los escenarios para convertirse, por pedido de la presidenta, en la titular del recién creado Ministerio de Cultura. En poco más de 15 meses de gestión deberá cumplir objetivos mútiples, lo que la obliga a una actividad febril. El país que recorrió de norte a sur no espera ahora su música, sino su eficacia de funcionaria en la redistribución de bienes culturales. En una pausa en su tarea incesante, dialogó con este diario sobre este desafío.
–¿El hecho de que la Secretaría de Cultura se convirtiera en ministerio significa una ruptura o una continuidad respecto de lo que se venía haciendo en el área cultural?
–Sin duda es el corolario de una política de Estado de este proyecto político que desde el comienzo hizo mucho hincapié en lo cultural. Desde la Secretaría de Cultura, a través de los distintos secretarios, siempre se implementaron políticas para potenciar el área, para desarrollarla, para federalizar la cultura y buscar la diversidad. Esto es clarísimo y resulta evidente que la cultura y la educación ocupan un lugar central en este proyecto político. Las sucesivas gestiones desde 2003 fueron intensificando esta intención. No sólo se pusieron en marcha programas inclusivos sino que, además, se han construido kilómetros de edificios para albergar las manifestaciones culturales más importantes de todo el país con un criterio federal. Además, se han recuperado espacios culturales como teatros de acuerdo, con este claro criterio de darle protagonismo a la cultura. La cultura es una herramienta para dar un mensaje y en este caso para la presidenta el mensaje es la cultura. Por eso era necesario no sólo continuar con las políticas, sino también implementar otras nuevas.
–¿De qué modo se concretará este objetivo?
–La idea que traigo como mujer del interior es que el ministerio debe convertirse en una capital cultural que salga del edificio donde funciona, que salga del puerto y vaya en busca de las regiones culturales. Soy testigo de la creación de espacios por quienes demandan ser escuchados y no siempre son visibilizados por el mercado. Donde se desarrolla el arte en el interior del país existen espacios autogestivos en los que se trabaja, se discute y se piensa la cultura profunda de la Argentina, y el debate es muy otro del que pueden mostrar superficialmente los medios concentrados. Hay muchas políticas de este gobierno, entre ellas la Ley de Medios, cuyo objetivo es hacer visible esta diversidad. Es un honor para mí que la presidenta me haya dado la posibilidad de concretar la idea de llevar el ministerio a cada lugar del país. Estas políticas ya estaban y nosotros lo que haremos es potenciarlas aun más. Hay programas hermosos que se han desarrollado muy bien en todo el país, pero hay también circuitos que deberían ser más visibilizados y hay espacios de la memoria colectiva que podemos recuperar para seguir construyendo desde ahí. El tema del federalismo es recurrente en la historia argentina. Ya Sarmiento, con todas sus contradicciones políticas, planteaba la necesidad de trasladar la Capital, la necesidad de crear una ciudad utópica como Argirópolis para América del Sur.
–¿Podría dar algún ejemplo concreto de un proyecto de federalización cultural?
–En el interior, por ejemplo, hay viejas estaciones de tren abandonadas que creemos que deben ser recuperadas como espacios culturales, porque guardan una memoria colectiva, representan una forma de comunicarse que tenía la Argentina, tienen una historia entrañable. La cultura es un hecho vivo. No es un producto acabado, sino un hecho constante. Le voy a contar algo que yo viví como artista popular. En el interior hay pueblitos tan pequeños que para poder ver algo relacionado con lo artístico tienen que trasladarse a la ciudad grande que les quede más cerca. Esto sucede en todo el país. La CONABIP, por ejemplo, que pertenece al ministerio, llegó a lugares muy pequeños del país promoviendo la construcción de espacios para la instalación de bibliotecas populares. Esos pequeños espacios terminaron siendo los lugares en los que la gente producía hechos artísticos, focos de encuentro de la comunidad y se multiplicaron con la creación de las Casas del Bicentenario. Desde que asumí, ya he inaugurado varias de estas casas, por ejemplo en la provincia de Entre Ríos, en La Pampa.
–¿La idea es promover a artistas locales en estos espacios?
–Sí, esa es una de las ideas. Además, se van a hacer talleres de teatro, de música, se van a dar respuestas a las demandas de la gente. Es decir, el Estado va a estar presente en estos lugares. Las Casas del Bicentenario trabajan junto con los municipios. Todo el equipamiento lo hacen el Instituto Nacional del Teatro y el INCAA, que pertenecen al ministerio. Esto permite que en un mismo lugar se pueda ver teatro y cine y también que se puedan hacer conciertos. Además, desde el ministerio, también podemos promover la artística, es decir, enviar gente, hacer talleres. Esta es una forma de sacar el ministerio a la calle a través de una acción concreta. Es increíble lo que le pasa a la gente cuando tiene su propio lugar, porque alrededor de estos espacios se generan muchas cosas. En los espacios que no son del ministerio, muchos de ellos semiabandonados o abandonados, hay que buscar la forma de que sean cedidos para instalar allí un foco de hechos culturales. En esto los diferentes ministerios trabajamos de manera articulada.
–¿Cuál es el tipo de tarea que abordan en conjunto?
–Hace apenas unos días inauguramos con los ministerios de Desarrollo, Seguridad y Educación, entre otros, el vagón cultural del Tren del Desarrollo. El Tren del Desarrollo es un proyecto que puso en marcha Alicia Kirchner, creo que en 2004. Este tren lleva un vagón sanitario, otro que da otro tipo de servicios, y va agregando vagones. La llegada de este tren a un lugar es la llegada del Estado. Ahora se agregó el vagón cultural en el que hay una biblioteca preparada por la CONABIP y la Biblioteca Nacional y una sala de cine. Además, en esos lugares nosotros también vamos a hacer la artística: armaremos un escenario, buscaremos a los protagonistas de cada región para que puedan ser vistos por su propio pueblo, artistas emergentes que no siempre tienen oportunidad de mostrarse. En algunos casos también enviaremos algunos artistas para que se establezca un diálogo. Todo esto tiene que ver con las políticas de inclusión de las que venimos hablando, que implican construir con el otro, pensar en el otro y llegar a él de todas las formas que sea posible. Las políticas de Estado están articuladas y la cultura atraviesa todo, de manera que era imposible pensar que no se agregara un vagón cultural al Tren del Desarrollo que está llegando a todo el país.
–Usted tiene un doble desafío. Por un lado, organizar un ministerio y, por otro, dejarlo armado y en funcionamiento en muy poco tiempo, apenas unos 15 meses que es lo que le queda a este gobierno de gestión. ¿De qué forma la condiciona esta situación?
–Me condiciona mucho porque me doy cuenta de que hay posibilidades de hacer muchas cosas, hay un apoyo muy grande desde el gobierno, un apoyo muy grande de la presidenta y poco tiempo para concretar muchos proyectos. Lo que nos proponemos hacer es dejar un ministerio organizado, moderno y ágil. La administración es algo absolutamente necesario, pero también es cierto que a veces en la administración mueren las ideas. Al mismo tiempo, no se pueden desarrollar ideas sin administración, de modo que este es un trabajo que hay que hacer y hay que hacerlo bien. Es una tarea intensa, por lo que incluso le estamos dando capacitación a la gente que trabaja en el ministerio para poder poner en marcha los sistemas que nos van a permitir agilizar el proceso de administración. Al mismo tiempo, queremos dejar secretarías con políticas y programas instalados. Hemos abierto una nueva secretaría, que es la de Pensamiento Nacional, y ya hemos realizado el primer foro. Se llenó. Hubo mesas mesas de 900, de 1000 personas, algo muy emocionante. El resultado fue muy positivo y las conclusiones, que se van a publicar, fueron extraordinarias. El encuentro fue riquísimo y respondió a una necesidad de la gente. Ya está en marcha el próximo foro que se hará en Tucumán.
–Desde algunos sectores políticos se ha hablado de una supuesta paralización de los proyectos de la Casa de la Cultura de la Villa 31 a partir de su gestión. ¿Qué responde a esto?
–Allí se está trabajando como nunca y las críticas provienen de un sector minúsculo. Hay una cuestión política y de intereses personales. El ministerio está continuando lo que estaba en marcha y aún más. Ese lugar era también una sede simbólica de la entonces secretaría, pero mal podía ser la sede total de la Secretaría de Cultura porque sólo está el despacho del secretario. Es como pensar una escuela con una dirección a 50 cuadras. Un ministro o un secretario tienen que estar donde está el grueso del ministerio o la secretaría para poder trabajar. Yo hice allí mi primera reunión de Gabinete. El ministerio tiene políticas para trabajar en villas de la ciudad y del interior y no sólo en la 31, 21 y 24. El edificio de la calle Alvear en el que funcionó la secretaría hoy ministerio es muy hermoso, pero no es funcional para trabajar porque no fue pensada para eso. Por esta razón, el secretario Jorge Coscia había alquilado un lugar en la calle Alsina de ocho pisos que se está acondicionando para trasladar la secretaría allí. Nosotros continuamos con esto y a este espacio de la calle Alvear se trasladará la Dirección General de Artes, que hoy está en el antiguo edificio de la Biblioteca Nacional de la calle México, que es justo que se devuelva a la Biblioteca Nacional.
–También se ha hablado de un autopago de facturas pendientes de su actividad artística que se habría realizado cuando fue nombrada ministra.
–Es increíble cómo se puede mentir tranquilamente, total, lo que se daña es sólo una persona. Aquí están los expedientes, van a seguir estando y no los voy firmar. Entrar al ministerio y pagarme hubiera sido un acto suicida. Los expedientes seguirán allí hasta que yo termine la gestión y pueda cobrarlos alguna vez. También el monto del que hablan es ridículo. Se habla de un monto de un millón de pesos por nueve funciones y no es así. Son 690 mil pesos. Otra falacia es la publicación de los montos totales porque en esos montos entra todo: los músicos, la técnica, el traslado, los viáticos, la hotelería y el cachet del artista. De modo que es una mentira absoluta que cobremos lo que dicen que cobramos. Los expedientes están disponibles aquí para quien quiera venir a revisarlos, para quien quiera venir para dar información en serio. «
centro cultural néstor kirchner –Me gustaría que se refiriera al Centro Cultural Néstor Kirchner, que funcionará en el antiguo Palacio de Correos y se inaugurará el 25 de mayo próximo. El proyecto ha recibido críticas de algunos opositores.
–Es un proyecto absolutamente necesario en la Argentina. En Buenos Aires se va a instalar un espacio que será uno de los mayores centros de cultura de Latinoamérica. Tiene 110 mil metros cuadrados. Al Palacio de Correos llegaban las cartas de los argentinos, era el centro de la comunicación. Hoy va a ser el centro de la cultura federal, y la cultura es también una forma de comunicar. De modo que desde lo simbólico es extraordinario que allí se instale un lugar donde vengan a parar y desde donde salgan todos los caminos para comunicarnos y hablar entre nosotros desde lo cultural. Además, se va a recuperar toda su parte noble en un sentido artístico profundísimo. Allí van a dialogar todas las artes. Habrá una sala sinfónica para 1900 personas en la que habrá un órgano de 3000 flautas, algunas de las cuales tendrán sonoridades de instrumentos autóctonos de América. Será uno de los órganos más grandes del mundo, si no el más grande. Habrá también una sala con capacidad para 700 personas para hacer conciertos de cámara. Tiene ocho pisos, 30 salas de exposiciones, una cúpula extraordinaria que también será sala de conciertos. Es un lugar multifacético que ya ha causado expectativas en el mundo. Nos están llamando de espacios culturales importantísimos de diversos países para vincularse y para seguir de cerca la creación de este lugar, que vuelve a corroborar cuál es el sitio que la cultura ocupa para este gobierno, cuál es la mirada política de Néstor y Cristina, que lo pensaron juntos en cada detalle. Lo antiguo dialoga allí con lo moderno y se integran perfectamente. ¿Se puede privar a un país de la posibilidad de un lugar así? Allí van a convivir las nuevas generaciones, las propuestas del interior con las propuestas que vengan de otros lugares del mundo. Creo que todos deberíamos estar orgullosos.
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