Pese a que nadie logró la ansiada pavimentación completa, casi todos los gobiernos municipales de Rojas aportaron avances, en mayor o menor medida, desde 1983 cuando tras la recuperación de la democracia se planeó la ruta, se eligió la traza y se realizaron las expropiaciones. No es mucho lo que falta, y la actual administración municipal gestiona para que se termine. ¿Será ésta la vencida?
La pavimentación total de la ruta 45, que aún tiene unos 16 kilómetros de tierra entre La Angelita y la intersección con el camino a La Beba, continúa siendo un anhelo incumplido. Desde que en 1983 se concibió la idea de abrir una ruta provincial que uniera a Rojas con General Arenales, se discutió la traza, se tomaron decisiones y se realizaron posteriormente las expropiaciones necesarias, todos los gobiernos municipales colocaron en su agenda la pavimentación total. Lo propio hicieron los candidatos de todos los partidos en sus plataformas de campaña... pero la ruta sigue sin terminar.
No obstante, hay que reconocer que casi todos los gobiernos municipales se preocuparon por el tema y, en mayor o menor medida, lograron avances al punto que hoy no es mucho lo que falta para tener la ruta 45 totamente pavimentada. Hace 30 años no había nada; hoy tenemos una ruta a la que le falta pavimentar 16 kilómetros en los cuales ya está realizado el movimiento de suelo, construidas las obras de arte y elaborados todos los proyectos técnicos. No es mucho lo que falta... ¿esta vez será realidad?
PEQUEÑA SINTESIS HISTORICA
La pavimentación de la ruta 45 es una larguísima historia para la región, que comenzó allá por 1983, luego de la recuperación de la democracia, cuando la antigua intención de contar con una carretera que uniera Rojas con General Arenales se plasmó en un proyecto con todas las de la ley: se definió la traza definitiva (había varias opciones), y se iniciaron las gestiones para lograr la financiación, el llamado a licitación, y demás detalles.
El primer tramo fue pavimentado muy rápidamente. Durante el gobierno del radical Alejandro Armendáriz, momentos en que el "Negro" Luis Rodolfo Almar era diputado (llegaría a ser Presidente de la cámara baja bonaerense), se concretó la obra en el tramo que va desde la ruta provincial N° 31, paraje Loma Negra, hasta la intersección con el camino a La Beba, del otro lado del río Rojas. Ello obligó, inclusive, a la remodelación del puente Hardoy.
Pero después pasaron muchos años, hasta que en la década de los 90 el gobernador peronista Eduardo Duhalde resucitó este viejo anhelo. En esta oportunidad hubo otro tramo pavimentado, pero se empezó por General Arenales; la obra llegó aproximadamente hasta La Angelita, y allí se detuvo. Quedaron dieciséis kilómetros de tierra, un segmento de ruta que, comparado con las grandes obras viales, es una minucia. Pero así quedaron las cosas...
La fuente de recursos necesaria para terminar esta obra también fue variando. En 2002 hubo un proyecto consensuado entre los intendentes de Rojas y Arenales, Gustavo Vignali y Rodolfo Arata. Ambos mandatarios pensaban afectar los fondos provenientes de la descentralización del Impuesto Inmobiliario Rural, que se concretaría a partir de 2003, para la terminación de la ruta. Según establecía esa descentralización, las comunas serían las encargadas de percibir el tributo, con la posibilidad de disponer libremente de la cuarta parte de los fondos obtenidos.
Otra cuarta parte debería ser destinada a mantenimiento de caminos, mientras que la mitad restante se depositaría en las arcas provinciales para conformar un fondo destinado a compensar a aquellos distritos con menor superficie o que sufrieran determinados inconvenientes.
Según informaba Vignali por aquellos días, el presupuesto oficial para finalizar la obra era de poco más de quince millones de pesos, que podrían ser cubiertos destinando la totalidad de la recaudación del Inmobiliario Rural, que en nuestro distrito alcanzaría a unos 2.376.000 pesos anuales, mientras que en Arenales podría llegar a 1.190.000 pesos.
Así, en unos cuatro años podría concluirse con la obra, claro es que para ello primero la Provincia debería renunciar, por el citado lapso, a recibir la mitad de la recaudación que debía destinarse al fondo compensador.
Este proyecto, no obstante, no pudo ser llevado a la práctica, fundamentalmente por la crisis económica que había estallado en 2001 y cuyos efectos aún se sentían en todo el país.
Los intentos continuaron durante la gobernación de Felipe Solá, cuando se barajaba la idea de incluirla entre las que se pagarían con un fondo fiduciario que provendría de la venta del Banco Hipotecario Nacional, una rémora del remate menemista de los bienes del Estado. Luego de 2003 quedó descartada esta posibilidad, y fue entonces cuando se pensó sumarla a un "paquete" que sería financiado con un crédito del Banco Mundial a la Provincia de Buenos Aires, que tampoco cuajó: esos recursos eran para obra nueva únicamente.
En 2005, la Legislatura Provincial aprobó la Ley 12.372, en cuyo anexo I figuraba la terminación de la 45 durante el año 2006. Otra vez parecía que se encendía la luz... pero la apagó el gobernador Solá, que de un plumazo dio de baja tal anexo mediante el decreto 2820/06. Otra vez a esperar...
La Nación intervino después, y si bien la operatoria siempre se canalizó a través del gobierno provincial, se decidió otorgarle facultades a la Municipalidad para que se encargara de la licitación, cosa que se hizo en 2009, cuando el entonces intendente Norberto Aloé firmó el decreto de la convocatoria. Claro que algo no salió bien, porque la empresa ganadora, Balsas Hermanos (la misma que hizo el nuevo puente Hardoy y el barrio "20 de Octubre"), terminó demostrando que no tenía la capacidad financiera necesaria para encarar una obra que, sin ser de gran envergadura, le resultó demasiado pesada.
Hubo que revocar la adjudicación, lo cual significó más tiempo... hasta que llegó Alquimaq, esta sí una empresa de reconocida solvencia, que se puso a trabajar con la intención de terminar los famosos dieciséis kilómetros en el menor tiempo posible.
Esa vez parecía que sí, que la obra se terminaba... pero no fue así. Los fondos "desaparecieron", y si bien hubo algunas promesas y un intento final en 2012, Alquimaq tampoco pudo esta vez.
EL ULTIMO INTENTO
Para fines de 2011 ya se había realizado el grueso de los trabajos previos a la pavimentación de los famosos 16 kilómetros de tierra de la 45. Se había concluido inclusive con la colocación del "suelo cal", por lo que sólo faltaba el "suelo cemento", y luego la construcción de la carpeta y las obras complementarias de señalización horizontal, vertical y demás.
A mediados de 2012, por pedido de la empresa Alquimac, que ejecutaba los trabajos, el gobierno de la Provincia de Buenos Aires sancionó un decreto de ampliación del plazo de obra, que fue extendido hasta el 30 de abril de 2013.
Según explicó entonces el ingeniero José Roca, de Alquimaq, el motivo de la solicitud fue la multitud de problemas generados en torno de esta obra que, como se recordará, inicialmente había sido adjudicada a otra empresa, que inició la construcción para luego abandonarla.
El plazo todavía vigente estaba en ese momento a punto de finalizar; faltaba apenas un mes, lapso a todas luces insuficiente para terminar una obra que, si bien estaba bastante avanzada, llevaría bastante tiempo e inversión hasta su conclusión.
Pero las esperanzas fueron nuevamente defraudadas.
En octubre de 2012, ante la ausencia de pagos y hasta de voluntad política desde todos los sectores por continuar la obra, la empresa Alquimaq retiró sus máquinas y equipos del obrador ubicado a metros de la Provincial N° 31, y dejó así paralizados los trabajos.
Cabe mencionar que Alquimaq es una empresa que ejecutaba obras en todo el país, y por ende tenía un contacto fluido tanto con autoridades nacionales como provinciales. Por ende, su retirada muestra que la terminación de la ruta 45 no era una prioridad para nadie, y todo esto ante la mirada ausente del gobierno municipal de turno.
¿HASTA DONDE SE AVANZO?
Según explicaron en aquellos momentos fuentes de Alquimaq, ya se había terminado completamente con el movimiento de suelos y se había llegado a la colocación del llamado “suelo cal”. En ese momento se produjo la negociación con el gobierno provincial, y se decidió no avanzar con el “suelo cemento” ni con el posterior encarpetado, ya que ello implicaría la compra de materiales muy costosos y que deben abonarse prácticamente al contado.
El “suelo cal” fue protegido con una capa de tierra de unos dieciocho centímetros de espesor, presuponiendo que la continuación se iba a demorar. Pero tal protección no es eterna, por supuesto, y nadie espera que dure meses; mucho menos, años.
¿SE PODRA TERMINAR AHORA?
Certezas sobre la continuación de la obra no hay; y el periodismo, como todo el resto del espectro político y social, ya se "quemó con leche" demasiadas veces como para empezar a tirar fuegos artificiales antes de ver hechos concretos.
No obstante, hay señales alentadoras. En principio, que no es mucho lo que falta para terminar la pavimentación completa de la ruta 45, y el actual gobierno provincial no ha dudado en encarar este tipo de obras, inclusive algunas mucho más importantes, como la repavimentación completa de la ruta 30 entre Chacabuco y Rojas, ya licitada.
Otro elemento alentador es que ahora, por fin, sí hay gestiones, y enérgicas, por parte del gobierno municipal hacia sus pares provinciales y nacionales.
Esta misma semana viajó el intendente Claudio Rossi a La Plata, y entre sus actividades figuró la de entregar a la Dirección Provincial de Vialidad el proyecto técnico completo para la terminación de la obra de la ruta 45, que había sido solicitado previamente por las autoridades provinciales.
Esto significa que no sólo en Rojas sino también en La Plata existe conciencia sobre la necesidad de terminar esta ruta, una obra menor si se la compara con otras pertenecientes al rubro vial.
La larga serie de frustraciones provoca que nadie quiera realizar anuncios hasta tanto no haya certezas; y eso es saludable. No obstante, existen señales que indican que la decisión de terminar la ruta está, y que se están dando los pasos necesarios.
Tales trascendidos indican que no habría grandes novedades este año, pero que existiría una alta probabilidad de que la obra sea incluida en el presupuesto de 2018, o inclusive en el del año que viene.
Habrá que ver. Por ahora, la 45 sigue siendo "la ruta que todos prometieron y nadie terminó". Pero todos (o casi) avanzaron un poco, hasta el punto en que no falta demasiado. Quizás el próximo avance llegue hasta la meta... ¿por qué no?
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