La llegada del Chivo a la Jefatura de Gabinete incomoda (más) al gobernador santafesino en plena pelea por la seguridad. ¿Tensa o acomoda la interna provincial?
Por Facundo Borrego
La designación de Agustín Rossi como jefe de Gabinete no tuvo objeciones en el Frente de Todos (FdT), ni siquiera alguna potencial resistencia del Instituto Patria, a excepción de Omar Perotti a quien no le debe hacer mucha gracia que el Chivo desembarque en semejante cargo político. Ese casillero, estratégico para cualquier gobierno, se llena en momentos de máxima tensión entre el gobernador y la Nación por la inseguridad y por alguien con quien no tiene buen vínculo el mandatario. Además, corona una lista larga de peronistas santafesinos en el poder nacional que no tienen línea política con el rafaelino, en momentos en que se empezará a definir el futuro electoral de la coalición oficialista.
Rossi y Perotti se enfrentaron en duros términos en 2021 luego de que el Chivo le plantara una interna junto a su vicegobernadora, Alejandra Rodenas, para competir por el Senado. Eso derivó en una discusión fuertísima que si bien terminó, indica el recorrido tumultuoso entre ambos dirigentes. Ahora deberán convivir con las esquirlas de ese picante antecedente electoral y el nuevo vínculo que acaba de generarse entre el rafaelino y el Gobierno tras los cruces por los refuerzos en materia de seguridad que tuvieron a Alberto Fernández detrás de las duras palabras del ministro de Seguridad, Aníbal Fernández.
Claro que se descarta algún tipo de animosidad de parte del nuevo jefe de Gabinete, a quien ajenos y propios lo definen como un profesional. En el entorno de Rossi no ven descabellado que se ponga a disposición de Perotti como ya ha hecho en otros cargos nacionales. Sin embargo, la designación de un dirigente aliado al presidente es todo un movimiento de piezas que puede incomodar al rafaelino.
El ministro de Transporte, Diego Giuliano, el nuevo jefe de Gabinete, el presidente del bloque oficialista en Diputados, Germán Martínez, y el senador por la minoría, Marcelo Lewandowski son santafesinos y peronistas que no responden al gobernador y hasta mantienen cierta distancia. Algunos espacios peronistas de Santa Fe sostienen que termina siendo consecuencia de no haberlos integrado a la gestión provincial.
Más allá del profesionalismo de Rossi en cuanto al despliegue de la gestión que lo vinculará a la provincia, la política territorial es otro andarivel y tiene su lectura política. Quizás todo este nuevo escenario limite a Perotti y lo obligue a tener que sentarse a negociar lo electoral más que nunca con la mesa chica del FdT.
Esta atomización parece ser un reflejo de lo que sucede a nivel provincial en el peronismo: un Antón Pirulero donde cada cual hace su juego, menos con Perotti. Según supo Letra P, hace un par de semanas cuando ni siquiera sonaba como jefe de Gabinete, Rossi compartió una cena con Lewandowski para hablar de la realidad santafesina y rosarina. ¿Qué quiere decir esto? Interlocución entre el resto del peronismo sin el gobernador. El diálogo entre ambos espacios se mantuvo, a veces más a veces menos, desde las elecciones intermedias cuando ambos dirigentes se enfrentaron en la mencionada disputa por el Senado.
El nuevo escenario en el que está Perotti, distanciado de la Nación, seguramente incida en el desenvolvimiento de Rossi a la hora de vincularse con el gobernador, aunque se presume que no con lo pertinente a los santafesinos y santafesinas. Además de jefe de Gabinete hará de vocero de la reelección del Frente de Todos impulsada por el Presidente que, por lo tanto, apresurará una definición del gobernador. ¿Cuánto acompañará o cuánto se cortará en las elecciones?
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