El riojano hizo 100 llamados y rompió UP. Los mandatarios temieron quedarse sin nada y acordaron apurar el dictamen del presupuesto. El grupo anti-Milei quedó fracturado.
Por Mauricio Cantando
Más de 100 llamados, que demandaron tres baterías de celular, con advertencias explícitas sobre las consecuencias de restringir el uso de DNU y el canje de deuda, necesitó Martín Menem este lunes para desactivar la sesión convocada por los bloques opositores que habían armado un frente anti-Javier Milei y quedaron a mitad de camino.
Desde la Casa Rosada, Guillermo Francos completó el trabajo y continuó, sin prisa y sin pausa, su diálogo con los gobernadores, quienes no fueron parte activa de la citación pero eran decisivos para la votación y terminaron de inclinar la balanza. Menem también llamó a las provincias y, como anticipó Letra P, dejó una advertencia: si el Presidente se quedaba sin armas para canjear papeles de deuda y tomar medidas por DNU, la negociación por el Presupuesto quedaba trunca.
De esta manera, las partidas quedarían con los valores dispuestos en 2022 y las provincias no podrían golpear la puerta para quejarse. El plan A, que continuará, es más tentador: seguir con las negociaciones para incorporar obras públicas convenidas durante los otros gobiernos y algún refuerzo presupuestario más, siempre que se sepa de donde sale la plata.
Ese es el único acuerdo concreto de Milei con los gobernadores, con el compromiso de retomar el debate del presupuesto 2025 en comisión el jueves. El plan es dictaminar ese día o el martes, para tratarlo la última semana del mes y sancionarlo en el Senado en diciembre. Se puede decir que el poder territorial se impuso a los outsiders en la rosca legislativa.
La convocatoria a la sesión la hizo una alianza opositora que manejó la agenda en la última parte del año e interactúa con pocos gobernadores. La motoriza Encuentro Federal, un bloque variopinto que coordina Miguel Pichetto; la nueva bancada radical (Democracia por siempre) y la Coalición Cívica. Sólo tienen vínculos con los gobiernos de Córdoba, Entre Ríos y Chubut.
Junto a Unión por la Patria, este lote de fuerzas reúne una mayoría y el juego que hicieron estos meses es acordar maniobras en el recinto y en las comisiones sin exponerse como socios, para no herir susceptibilidades.
Lograron emplazar el debate de los límites a los DNU y este martes iban a aprobar el dictamen acordado.No fue posible y difícilmente vuelvan a planear una estrategia conjunta. EF, de todos modos, anticipó que intentará aprobar este proyecto el 21, cuando debería retomarse la sesión, junto al proyecto de Presupuesto.
El sprint final de Martín Menem y Guillermo Francos
La operación final para bajar la sesión tuvo varios capítulos, con Menem como protagonista. En paralelo a la negociación con los gobernadores, se acordó el rechazo del PRO y la UCR, donde había sectores que se resistían a no avalar una restricción al uso de los DNU. No fue gratis: Macri anunció una sesión para la semana próxima para tratar el proyecto de ficha limpia, que impide ser candidatos a condenados por corrupción. Hay dictámenes pero al Gobierno no le interesaba acelerarlos.
Pero sobre todo, PRO y UCR -donde se hicieron sentir los gobernadores- pidieron reactivar el debate del presupuesto 2025, que el oficialismo tenía congelado. La única oportunidad de fijar agenda de la oposición era en una sesión y por lo tanto no iban a dejar pasar la oportunidad gratis.
Este martes por la mañana, el libertario José Luis Espert reunió a referentes opositores y le confirmó que citaría a la comisión de presupuesto el jueves a las 11 horas, con el plan de dictaminar. Por la UCR fue Lisandro Nieri. A la UCR la representó Luciano Laspina. Por el Gobierno participaron el secretario de Hacienda Carlos Guberman y el vicejefe de Gabinete, José Rolandi. Enviaron respuestas a los reclamos de los gobernadores con el objetivo de alcanzar un acuerdo.
La citación a la comisión de presupuesto llegó a la 11:26 y fue un bumerán: de inmediato, los gobernadores pusieron el acelerador para bajar la sesión.
Martín Llaryora, de Córdoba, se comunicó con sus cuatro diputados para pedirle que no dieran cuórum. Hubo un planteo para al menos dividirse. "Tenemos siete encuestadoras que nos indican que podíamos quedar pegados al kirchnerismo a cambio de nada", leyeron. Los partidos provinciales confirmaron que no estarían en la sesión. A las obras le sumaron como negociación fondos a las cajas previsionales, otro pedido de Llaryora.
Las peores noticias al frente anti Milei llegaron desde Unión por la Patria, que había condicionado su participación en la sesión a tratar el DNU 846, que da vía libre al canje de deuda. Hubo nueve ausencias. A las cuatro ausencias de Catamarca, se sumaban faltazos de Santiago del Estero, cuyo gobernador, Gerardo Zamora, entró en la lista de amarillos en el semáforo del Gobierno. Creen que se pueden entender.
Tampoco querían asistir otros ofendidos por el cierre de listas del PJ, como la neuquina Tanya Bertoldi y la dupla mendocina integrada por Adolfo Bermejo y Liliana Paponet, quienes habían aludido motivos personales.
Con esa información, Paula Penacca dejó de responder mensajes y en EF se vieron perdidos. Las chances del cuórum eran ínfimas. Mucho más cuando desde la UCR blue reconocían presiones a sus gobernadores Maximiliano Pullaro (Santa Fe) y Carlos Sadir (Jujuy).
El nuevo escenario en el Congreso
En todos los bloques coincidían en que el fracaso de la sesión de este martes será una bisagra en el Congreso. La oposición ya no podrá reunir un grupo anti-Gobierno capaz de pedir reuniones para dictaminar proyectos. No llegan con el cuórum y, por si fuera poco, pagan el costo político de estar juntos. No es negocio para nadie.
Además, la UCR oficial, bajo el mando de Rodrigo de Loredo, quedó fortalecida y mientras no active agendas contra el Gobierno, no será fácil reunir una mayoría en contra de La Libertad Avanza. El PRO sigue siendo aliado boutique de Milei: al menos hasta marzo, no tiene previsto diferenciarse.
La otra consecuencia es que prosperó la metodología inaugurada por Milei en el Presupuesto, que es negociar en la Casa Rosada con los gobernadores e ignorar a figuras legislativas que pueden aportar votos en el Congreso, pero a cambio tienen un pliego de condiciones infinito.
Este martes quedó claro: los gobernadores de todas las fuerzas no consiguen una mayoría propia, pero pueden romper la que oficialismo u oposición quieran conseguir sin tenerlos en cuenta. En la Rosada si los consideran. Solo a ellos.
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