La concentración de estos residuos en los rellenos genera emisiones de metano, un gas observado por especialistas por su potencial contaminante. Hay programas municipales en marcha, pero la meta de Basura Cero sigue sin cumplirse.
Por Tomás Barrandeguy.
Las sobras de ese plato o las frutas y verduras que se compran “por las dudas” y que se tiran tras esperar que se consuman tienen un mismo destino: un proceso de descomposición que contamina el ambiente y deja en el camino kilos de comida que pueden alimentar a otro individuo. En Rosario, una persona genera hasta 60 kilos de desechos de alimentos por año y este eje es uno de los que más atención recibe a nivel global por los gases que desprenden estos procesos, ya que son potencialmente más contaminantes que el dióxido de carbono. A la par, se desarrollan programas para concientizar y que esa comida no llegue al tacho de basura; en caso de que sea inevitable, aparecen otras estrategias, como el compostaje, que devuelven a la tierra lo que la tierra dio ya que sirven como abono de plantas en parques, plazas y huertas de la ciudad. Todo es incipiente, pero hay cosas por hacer para reducir las emisiones de estos gases, incluso desde casa.
Según datos de la Secretaría de Ambiente y Espacio Público municipal, un rosarino genera 60 kilos de desechos de alimentos por año y más de la mitad de este desperdicio se produce en los hogares (el resto, en comercios e industrias). La descomposición de los residuos orgánicos genera metano, uno de los gases de efecto invernadero (GEI) que más preocupan en la actualidad por su potencia contaminante del ambiente.
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Es difícil calcular la cantidad anual individual que cada rosarino genera de metano a partir de los desechos de residuos orgánicos ya que depende de múltiples variables, aunque el hecho concreto es que ocurre y que mientras más desperdicio hay no sólo se está desechando comida que podría alimentar a otra persona sino que, además, se contribuye a la generación de gases contaminantes.
El referente del Taller Ecologista, Mirko Moskat, explicó a La Capital que la generación de gases está relacionada a la descomposición de la materia orgánica y que a mayor cantidad de desechos de este tipo, habrá más gases expulsados al ambiente: “Uno de los principales que se emiten es el metano, que genera más preocupación porque es el más potente y sobre el que hay más interés para mitigar en el sector residuos”.
Todos los residuos domiciliarios de Rosario van al relleno sanitario ubicado en Ricardone, que recibe anualmente casi 300.000 toneladas de desechos. Los agentes emisores de metano, en tanto, son objeto de cada vez más estudios en los últimos años, según indicó el referente del Taller Ecologista.
Foto: Archivo La Capital
“Está claro que mientras más residuos orgánicos se lleven al relleno, va a haber más generación de gases. Proyectando a 20 años, el metano tiene un potencial de calentamiento global 80 veces superior al dióxido de carbono y es por eso que hay tanto interés en mitigar las emisiones de metano”, añadió, para remarcar: “El sector residuos se destaca bastante como emisor de metano al ambiente. Este gas se genera en sectores específicos y tiene un efecto importante en muy poco tiempo. Por eso se está buscando actuar sobre su mitigación para responder rápidamente al cambio climático”.
Según el último inventario de emisiones de GEI hecho en Rosario (2020), la disposición y tratamiento de residuos representa el 20,1% del volumen total de agentes contaminantes que se liberan a la atmósfera, contribuyendo al calentamiento global.
Antes de llegar al tacho
La idea primordial es salvar todo lo que se pueda, contó a este diario la titular de la Dirección General de Residuos de la Municipalidad, Cecilia Álvarez. Actualmente, según indicó la funcionaria, se desechan 204 toneladas diarias sólo de alimentos entre industria, comercio, servicio y hogares, aunque en el corto plazo quieren hacer un análisis para revisar ese número. Esto hace más de 6.000 toneladas mensuales. “El residuo orgánico domiciliario es la mitad de lo que un rosarino genera”, remarcó la funcionaria.
De esa cantidad, se aprovechan 500 toneladas mensuales entre los residuos orgánicos proporcionados por el programa Barrios Verdes (200 toneladas), que funciona desde 2017 como una recolección diferenciada de estos desechos en diez barrios de Rosario, y por el sector de grandes generadores (300 toneladas), que concentra a 60 empresas de los rubros industrial, comercial y de servicios. El destino final de ambos es el Centro Ambiental de Tratamiento de Residuos en Bella Vista, para producir el compost que se usa en parques, plazas y huertas de la ciudad.
Los grandes generadores de residuos aportan 300 toneladas mensuales que van a la elaboración de compost. Foto: Silvina Salinas / La Capital
Los primeros en sumarse a la recuperación de estos residuos fueron el Mercado de Productores y los supermercados. Con el primero se desarrolló un convenio conjuntamente con el Banco de Alimentos Rosario (BAR) para desarrollar el programa RecupeBAR, con el que se rescatan frutas y verduras no comercializables del Mercado de Productores para destinarlos a más de 300 organizaciones que ofrecen servicios de alimentación gratuitos.
En seis años llevan recuperadas 800 toneladas de frutas y verduras a partir del trabajo de personas que se encargan de recorrer todos los puestos del mercado buscando materia prima que no ingresa al ciclo comercial pero que puede consumirse tras un proceso de lavado y clasificación. Hace tres meses, el municipio y el BAR cerraron un acuerdo similar con el Mercado de Concentración de Fisherton para replicar la iniciativa y aumentar la recuperación de frutas y verduras.
La idea del municipio, trazada en el Plan Local de Acción Climática 2030, es que para ese año el 30% de los hogares separen sus residuos orgánicos y que el 100% de los grandes generadores fraccionen los mismos en tres rubros: orgánicos, reciclables y restos.
Cuello de botella
Una variante para mejorar, dijo Moskat, puede ser profundizar las campañas de concientización. Y resaltó: “Como medida más importante hay que tener un plan de gestión de residuos orgánicos más contundente. El compostaje de residuos orgánicos que se hace en Rosario deja bastante que desear”.
“El cuello de botella que se da en la gestión de residuos es porque hay poca separación en origen, entre reciclables y orgánicos. La separación de orgánicos está limitada a Barrios Verdes, que está muy bueno pero es muy chico en su extensión geográfica”, consideró Moskat, para remarcar que se trata del “2 o 3 por ciento de la población”.
Barrios Verdes cubre algunas zonas de la ciudad y está contemplada su extensión, según indicaron desde el municipio. Foto: Leonardo Vincenti / La Capital
Consultada al respecto, la directora general de Residuos indicó que “en el marco de las nuevas contrataciones de los servicios de higiene, está previsto ampliar el servicio de recolección de residuos orgánicos”, en referencia a Barrios Verdes.
En tanto, el referente del Taller Ecologista expresó: “El 50% de los residuos que enterramos en Ricardone son orgánicos y compostables. Más allá de las estrategias, como las del BAR, que son válidas para reducir desperdicios, tiene que haber un plan más ambicioso de compostaje de residuos orgánicos que implique separar estos desechos en origen y la discusión del sistema de gestión de residuos”.
Basura Cero
La ordenanza 8.335, conocida como Basura Cero, sancionada en 2008 e impulsada por diversas organizaciones ambientalistas, planteaba una reducción progresiva del enterramiento de residuos en rellenos sanitarios hacia 2020. La propuesta, según la normativa, se denominó Plan de Máxima Reducción.
Las metas de la ordenanza tomaban como variable la cantidad de residuos generados en 2006 (250.945 toneladas, según registros del Taller Ecologista). Así, se planteaba que para 2010 se debía reducir el enterramiento en un 15%, para el 2017 esa cantidad debía llegar al 50% y para 2020 se expresa la prohibición para disponer residuos de cualquier tipo en rellenos sanitarios.
Desde el Taller Ecologista señalaron que no sólo que la meta no se cumplió, sino que aumentó la cantidad de basura que se dispone de esa manera: al momento de la sanción de la normativa eran 230.000 toneladas anuales y hoy llega casi hasta las 300.000 toneladas (291.414 toneladas en 2021, según datos oficiales). En tanto, remarcaron que casi el 80% de lo que se entierra es recuperable, entre orgánicos y reciclables.
Relleno sanitario en Bella Vista. Foto: Archivo La Capital
Al respecto, Moskat señaló: “En los últimos 15 años o más, el municipio fue por un modelo higienista que prioriza la higiene urbana y deja en un lugar marginal la separación en origen. La ordenanza habla de esto y de recolección diferenciada pero no dice taxativamente cómo tiene que ser”.
“Los contenedores, que son el instrumento principal de este modelo, eventualmente pueden haber servido pero no para una estrategia de separación en origen. Cuando uno ve qué hay en un contenedor naranja, hay mezcla de residuos”, agregó, para considerar que lo ideal es ir hacia la “descontenerización” y recordar que, en 2011, presentaron una propuesta para modificar la ordenanza de Basura Cero pero “nunca se discutió”.
Compostando por la ciudad
La iniciativa municipal más reciente es la conformación del programa Comunidad Orgánica, que busca concientizar sobre la importancia de reducir desechos a través del compostaje, tanto en domicilios como en instituciones y el espacio público. Es por esto que en el verano se instalarán composteras comunitarias en el parque de la costanera central para que los vecinos puedan llevar cáscaras de frutas y huevos, además de restos de verduras o infusiones para que se conviertan en abono para usar en plazas y huertas.
La idea es generar una red de hogares e instituciones que promuevan la separación de residuos orgánicos y la elaboración de compost en viviendas o lugares de acceso público para reducir la cantidad de desechos que se generan y que luego se envían a disposición final.
Al respecto, Álvarez contó: “El programa apunta a una concientización para minimizar en origen y que el residuo orgánico no se genere. Buscamos domicilios e instituciones que quieran sumarse para conformar una comunidad”.
Ya se capacitaron más de 160 personas y casi 20 instituciones que recibirán, según las proporciones de domicilios y establecimientos, una compostera para empezar a producir abono con los conocimientos adquiridos en dos talleres proporcionados por la Municipalidad. Los vecinos se pueden inscribir en este formulario mientras que las instituciones deben seguir este enlace. Las acciones grandes pueden empezar con pequeños aportes desde casa.
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