Surgido del potrero del barrio Libertad, con 19 años el volante ofensivo tendrá su debut en primera y como titular el sábado, cuando su equipo reciba a Guaraní Antonio Franco. El juvenil charló con 0223 y contó su historia.
No deber haber nada más hermoso para un joven futbolista que poder debutar en primera división. La ansiedad de la semana previa a esa posibilidad, recordar el camino recorrido -siempre difícil- para poder llegar, soñar con una gran actuación.... Todo eso pasa ahora por la cabeza de Santiago Rosales, 19 años, juvenil de Aldosivi y que el sábado desde las 20 -si Berti lo confirma- será uno de los tres atacantes titulares para enfrentar a Guaraní Antonio Franco, en el estadio José María Minella, por la decimocuarta fecha de la B Nacional.
En un recreo del mediodía en la casa familiar del barrio Libertad, el chico que quizás en un par de semanas se cruce en una cancha con su ídolo Juan Román Riquelme, atendió a 0223 para repasar su camino hasta este presente.
"Los Diablitos", el inicio de todo
El comienzo como futbolista para Santiago Rosales se dio en el equipo barrial denominado "Los Diablitos". "Empecé en Camet, pero como los entrenadores se pelearon y se separaron, un grupo de jugadores nos fuimos con uno de ellos y armamos ese equipo. Jugamos muchos torneos barriales, hasta que entramos a un torneo que organizó Kimberley, anduve bien y ahí me vio un técnico de Cadetes", contó a 0223.
Entonces, el habilidoso jugador marplatense pasó al club de calle San Juan, donde permaneció cinco fructíferos años en inferiores. "Jugué en cancha de 9 y 11, ahí aprendí mucho", sostiene. Luego, pasó un año a las divisiones menores de Independiente, donde solo estuvo un año.
Prueba fallida, un año sin fútbol y como albañil
Por su talento, surgieron posibilidades de ir a probarse a Buenos Aires en dos clubes. "Me probé en Boca y Lanús, como un mes y pico entre los dos, pero no se dio", rememora "Santi". "Entonces, cuando volví a Mar del Plata, me quedé sin club para jugar porque había cerrado el libro de pases. Fue difícil. Me tuve que entrenar por mi cuenta, y aproveché para trabajar", agregó. Para llevar unos mangos a la casa, entonces, Santiago Rosales aceptó la propuesta de un tío para trabajar como ayudante de albañil. Toda una experiencia, anuque el fútbol seguía como meta en sus sueños.
Apuesta del club y de Berti
Tras estar un año parado, Rosales acudió en 2013 a una de las pruebas que Aldosivi realizó para sumar jugadores. Allí deslumbró con su capacidad, y Alejandro Giuntini lo fichó para que juegue en la quinta división. Un año después, tras muy buenas actuaciones también en la cuarta, Alfredo Berti lo llamó para sumarse en el segundo día de pretemporada a las prácticas con el plantel de primera: "Entrenar con estos jugadores me ha dado otro roce, es muy distinto y aprendí mucho", explica el jugador.
Aldosivi también, literalmente, es su casa. Al poco tiempo de llegar al club, Rosales se instaló a vivir en la pensión con otros jugadores: "Es algo muy importante ese lugar. Con los chicos que estamos ahí sabemos y soñamos que en algún momento nos va a llegar la posibilidad de jugar en primera". Y agregó: "Vivir en la pensión me ayudó por el tema de las distancias con mi barrio, que son muy largas. Los compañeros me ayudan mucho, y nos levantamos todos los días escuchando música, con alegría, y ganas de ir a entrenar", describió.
"Me gusta jugar y tener contacto siempre con la pelota"
Sobre sus características, Santiago Rosales, con timidez, describe: "Me gusta jugar mucho con la pelota, tener siempre contacto con ella". Respecto a su muy buena pegada, agrega: "De chico me gustó pegarle con las dos. Soy derecho pero cuando se da de zurda, le pego sin problemas. Además, me gusta pisar el área, pero con los tres volante que tenemos me gusta juntarme con ellos para generar juego". Por último, dejó en claro que puede jugar en varias posiciones del ataque: "En la quinta jugué todo el torneo de enganche. Este año en cuarta lo hice como volante por izquierda". Manejo de pelota, panorama, buena pegada, virtudes de Rosales que tienen un espejo referente en Juan Román Riquelme: "Román es mi ídolo", sentencia, sin poder creer que quizás en dos semanas lo pueda tener enfrente dentro de una cancha: "Si dios quiere y sale todo bien... la verdad sería algo muy loco", se ilusiona. Claro que sería loco ese cruce: hace dos años, él trabajaba en una obra como albañil y Riquelme jugaba Copa Libertadores para Boca.
"Los grandes me dicen que la responsabilidad es de ellos, pero yo la asumo igual"
Rosales se siente muy contenido por los referentes del plantel. Con Seccafién, por similitudes futbolísicas y buena relación, tiene un vínculo especial: "´Quique´ es un crack, trato de verlo mucho, ver todos sus movimientos", cuenta. Y agrega sobre los consejos que recibe dentro de la cancha: "Enrique (Seccafién) me pide que me junte con él seguido, y Hernán (Lamberti) que cuando tenga que meter, que meta".
Alfredo Berti lo colocó como reemplazante de César Carranza (lesionado), por el sector izquierdo del ataque. Sobre lo que le pide el entrenador, expresó: "Me dijo que me fije los movimientos que hace Pablo (Lugüercio), que a su vez me habló mucho y me dijo que nos crucemos de lado".
Todavía Berti no confirmó los once titulares, pero todo indica que Rosales será uno de los atacantes, tras haber rendido muy bien en los dos ensayos futbolísticos de la semana: "Estoy muy contento de que llegue el momento que tanto esperé. Estoy ansioso, obvio, porque no sé si jugaré o no. Solo espero que llegue el sábado", sostiene con ilusión en sus palabras. Aldosivi necesita resultados para ingresar a la zona de ascenso. Rosales debutará en primera quizás en un contexto no de tanta tranquilidad. Pero para él eso no es un problema: "La mayoria de los chicos me dicen que juegue tranquilo, que la responsabilidad es de los grandes, pero yo pienso que es de todos. Yo también la asumo y trataré de ayudar para salir adelante", cerró con personalidad Rosales su charla con 0223. El sábado será su día, y ojalá el cariño que se tiene con la pelota le de sus frutos a Aldosivi.
Comentá la nota