El plan de Frigerio, Monzó y Massot. Relegados en las listas de 2019, ahora quieren primarias para ser candidatos sin renunciar a los beneficios de la grieta.
Por: Analía Argento.
"En una empresa, si primero sos gerente y después ordenanza, te das por despedido. En política, cada dos años empezás otra vez". Lo dice uno que vuelve a arrancar, Nicolás Massot, exjefe de diputados y diputadas del PRO y precandidato a concejal de Tigre con local listo en una esquina de Pacheco, donde en los próximos días colgará su marquesina. En territorio bonaerense también volvió al llano su amigo, el expresidente de la Cámara de Diputados Emilió Monzó. Un poco más lejos, Rogelio Frigerio avanza con el proyecto político que provisoriamente gestó durante el gobierno de Mauricio Macri.
En 2019 Massot le pidió autocrítica a Marcos Peña y se autoexilió en Yale durante el proceso electoral que decantó en la derrota macrista. Monzó pasó de armador central del PRO al banco de suplentes por cuestionar las estrategias electorales del gurú ecuatoriano Jaime Durán Barba y pedir más política. A los dos los espiaron ilegalmente durante su propio gobierno y los relegaron de las decisiones de poder. Frigerio recorrió el país en busca de aliados y le birló al PJ figuras importantes a nivel local en San Juan, San Luis y La Rioja, hasta que los gobernadores opositores amigos olieron la derrota y se volvieron en contra.
En pos de la gobernabilidad, dice él, Monzó tendió puentes con su amigo Sergio Massa a cambio de apoyo legislativo. Estuvo a punto de dejar el Congreso para ser embajador en España, pero se quedó hasta el final y lloró en su despedida, más aplaudido por la oposición que por Cambiemos. El equipo con Massot funcionó hasta que el ala que alimenta la grieta cuestionó su rosca política y a Frigerio por haber "ayudado" a la supervivencia del PJ con obras en las provincias. Donde no se quedó Monzó es en el bloque JxC de la Cámara de Diputados bonaerense: rompió la bancada y armó una propia, Cambio Federal, pero sigue reivindicándose un soldado de la alianza opositora. La grieta es mala, pero pertenecer tiene sus beneficios y romper, los percances de la intemperie. Por ahora, no hacen pie las terceras vías.
El castigo interno llegó en 2019. Ninguno ocupó lugares en las listas. Volvieron al llano y montaron una consultora en el microcentro porteño que, por ejemplo, asesora a Cabify, la aplicación de transporte que desde 2019 funciona en Rosario a partir de un atajo legal. Massot fue rescatado por Horacio Rodríguez Larreta y es director del Banco Ciudad. Los tres tomaron distancia de Macri, Peña, María Eugenia Vidal y Elisa Carrió, que siempre puso bajo sospecha el buen diálogo con el peronismo. La líder de la CC insultó a Massot delante de sus pares atribuyéndole operaciones en contra en las elecciones cordobesas y denunció que Frigerio hacía campaña con gobernadores del PJ. El único aliado del trío fue el jefe de gobierno porteño, que sumó a su gestión a otro ex de Interior, Lucas Delfino.
Los tres buscan revancha en 2021, como paso previo a 2023.
Desarrollismo entrerriano
Frigerio pasa cuatro de los siete días de la semana en Entre Ríos, donde tiene domicilio. En lo que va del año, ya recorrió dos veces la provincia. Sin cargos partidarios, no participa de las reuniones de la mesa de Juntos por el Cambio (JxC) pero conversa con todos, hasta con algunos lilitos. En febrero se reencontró con Patricia Bullrich, abanderada de la polarización. Lo que ella busca por derecha, Frigerio lo rastrea entre peronistas, el GEN de Margarita Stolbizer y el socialismo entrerriano, mientras tiende puentes con allegados a Ricardo López Murphy. Su objetivo, ampliar la base. Cree que además de ganar, la alianza debe expandirse si quiere transformar el Estado. Lo profetizó sin éxito tres años atrás y lo repitió en la última Fiesta de la Vendimia cuando el presidente de la UCR, Alfredo Cornejo, lo recibió junto a Monzó y Cristian Ritondo en Mendoza.
Las mediciones que maneja Frigerio lo dejan en el podio en nivel de conocimiento con el peronista Sergio Urribarri y el radical y excandidato a gobernador Atilio Benedetti. Si no hay PASO y hay acuerdo, Frigerio y Benedetti podrían encabezar la próximo lista de diputados nacionales. Déjà vu: como pasa en otras provincias, la alianza local no se llamará Juntos por el Cambio.
Monzó también recompuso diálogos internos. No hace mucho almorzó con Peña. El exdiputado habla con otros antigrieta como el intendente Gustavo Posse y el senador Martín Lousteau, amén de su cercanía con Larreta, a quien avisó sus planes más allá del posible lanzamiento de Diego Santilli. En cualquier escenario, Monzó aspira a encabezar la lista de aspirantes a la Cámara baja nacional y, para prevenir la lapicera macrista, reclama que se cumpla con la ley y que haya PASO. Su objetivo es pelear la gobernación en 2023, como el vicejefe porteño, Ritondo y Jorge Macri. Es lo que explica los dardos del primo del expresidente contra Monzó en la última semana. "Nunca fue de Cambiemos", le espetó a pesar de que la alianza se cerró en su departamento, y le factura aquella ruptura del bloque de la Cámara de Diputados bonaerenses. Ritondo, armador de Vidal, es el único que elogia en público a Monzó.
Como no planea dejar el partido, Monzó volvió a hablar con Macri. La reconciliación está en duda. Con Vidal hubo acercamiento después del alejamiento entre ambos. Él la reivindicó en varias entrevistas. No ocurrió lo mismo a la inversa. La mesa chica del monzoísmo, a la que Patricia Bullrich llama "Tibiemos", la completan el diputado Sebastián García de Luca, jefe de campaña bonaerense; el exdiputado Sergio Buil, que coordina los planes para una posible gobernación y es el enlace con el campo y sectores productivos; el exdiputado Marcelo Daletto, el diputado provincial Guillermo Bardón y Massot.
Proyecto Tigre
Mudado hace tres años a Don Torcuato, Massot tuvo un gesto hacia al intendente del Frente de Todos. Antes de empezar a caminar el distrito, se sentó a charlar con Julio Zamora, que no tiene otra reelección. La unidad del peronismo tabica la posibilidad de un triunfo de JxC, pero pende de un hilo: hoy el Concejo Deliberante de Tigre está dividido. Con mayoría de concejales que responden al massismo, Zamora negocia con Segundo Cernadas. el exactor y concejal que personifica Cambiemos en Tigre. Massot está dispuesto a jugar en una primaria para concejal aun a riesgo de perder: su objetivo es construir para 2023. A Córdoba no vuelve más: dejó su provincia por razones familiares.
En los últimos días, Monzó y Massot reaparecieron en los medios nacionales. Los bonaerenses buscaron sentar posición en contra de la postergación de las PASO a contramano de la decisión de la mesa de JxC. Temen que finalmente se cancelen las primarias y que no los dejen competir. Para eso, hace falta una ley y en Diputados, donde ningún bloque tiene mayorías, el trío juntan una docena de diputados nacionales, casi el equivalente a la suma de los provinciales y el lavagnismo. Constituye hoy su poder de fuego.
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