Los puntanos armaron un bloque y si bien adelantaron su rechazo, dicen que darán quórum. Lozano va con dictamen propio en la ley de leyes pero se abstiene en las prórrogas impositivas, una forma de reducir los votos necesarios para llegar a la mayoría, que el FpV reunirá con aliados. La opción Sabbatella.
Casualidad o no, fueron estos sectores los que ayudaron a Cristina Kirchner a aprobar los cambios en ganancias que impulsó para financiar el aumento del mínimo no imponible.
Y lo hicieron del modo más rebuscado: Lozano presentó un dictamen propio pero votó a favor (un contrasentido, porque la aprobación del dictamen mayoritario desplaza cualquier otro), mientras que la puntana Nora Videla votó a favor y el resto de sus coterráneos se fueron o se abstuvieron, viejo artilugio que permite bajar el número de votos requeridos para llegar a la mayoría.
Los Rodríguez Saá no dejan de dar señales contradictorias. Desde hoy tienen su propio bloque de diputados con ocho miembros, número más que suficiente para definir una votación. Y aunque en la conferencia de prensa anticiparon que votarán en contra, en el kirchnerismo están seguros que ayudarán y mucho con el quórum. .
El cordobés Edgar Müller, uno de los ocho adolfistas, confirmó que al menos por ahora prevén sentarse a facilitar la sesión. “El quórum lo vamos a dar, porque corresponde. Pero la posición será votar en contra”, adelantó a LPO.
El quórum es el primer objetivo del kirchnerismo, porque para lograrlo necesita 129 diputados sentados, mientras que las mayorías simples pueden conseguirse con un número menor si, como ocurre casi siempre, las bancas no están todas ocupadas.
Es por eso que el resto de la oposición repiten cada sesión especial convocada por el kirchnerismo que el quórum “es un tema de ellos”. Con el bloque Compromiso Federal, como se llamarán los adolfistas, esa tarea estaría saldada.
No sería la única ayuda del adolfismo: el sanjuanino Mauricio Ibarra, quien milita en las filas del puntano y llegó a su banca con su lista, es el aliado que cuentan en el kirchnerismo como clave para tener el presupuesto.
El enigma Facundo
Facundo Moyano no termina de definirse. Este año retaceó el quórum para el oficialismo, pero rara vez volvió para votar en contra y en la última sesión votó con el Gobierno.
“Lo tiene todo arreglado con el oficialismo. Nunca se terminó de ir”, creen en la oposición. Lo cierto es que Facundo jamás estuvo de acuerdo con la alianza de su padre con De Narváez y siempre simpatizó con Massa.
Pero, dicen quienes lo frecuentan, lo que más le dolió fue dejar el kirchnerismo. De hecho, a diferencia de Omar Plaini, nunca renunció al bloque oficial. En las últimas semanas amenazó con un proyecto para limitar los cargos en los gremios, que sería la puerta de entrada al massismo. Sería, por ahora, están el FpV.
Ibarra fue una ayuda que tuvo el Gobierno para tener quórum en sesiones complicadas como la que aprobó el acuerdo con Irán, jugó a ser opositor otra vez en la reforma judicial y la semana pasada votó a dos manos con oficialismo. Si es necesario, seguiría en esa línea.
Lozano está
En el debate de comisión de esta tarde, Claudio Lozano adelantó que el bloque de cinco que lidera votará en contra del presupuesto y presentará dictamen propio, práctica que repite todos los años.
Anticipó su rechazo a la prórroga de la emergencia económica, que le permite al gobierno definir aranceles a gusto; pero no así en el impuesto al cheque y a los cigarrillos, creados como tributos transitorios pero convertidos en claves en el esquema de recaudación K. “Consideramos que deben coparticipables, por lo tanto nos vamos a abstener”, anunció.
Aunque las aplicaciones de impuestos requieren una mayoría agravada, o sea, 129 votos al margen de cuantos diputados haya en sus bancas, en el kirchnerismo creen que este no es el caso porque se trata de una prórroga de un impuesto ya creado. La oposición hará sentir su rechazo a ese argumento.
Pero si la mayoría se definen por los presentes, quienes se abstienen se apartan de este número, una colaboración más que apetecible para una mayoría tan ajustada como la que tiene el Gobierno.
La carta Sabbatella
Aunque las fugas al massismo se hicieron sentir, en el bloque prima la tranquilidad para aprobar el presupuesto el miércoles. “Si esperamos más no llegamos”, le reconoció una alta autoridad del bloque K a un referente opositor la semana pasada.
El Frente para la Victoria tiene 109 miembros si se contabilizan las fugas del último año. Pero en la bancada todavía no cuentan como pérdida al fueguino Rubén Sciutto, quien anunció su pase al massismo pero nunca se sumó al bloque del tigrense.
Entre los aliados son incondicionales los 7 santiagueños, los 5 de Nuevo Encuentro, los 2 del PJ de La Pampa y sólo 2 de los 3 neuquinos. José Brillo quedó desterrado tras el último cierre de listas y nadie lo cuenta.
Los aliados unipersonales aportan el resto. Los salteños Walter Wayar y María Fiore de Viñuales (Frente Renovador) nunca fallaron, el fueguino Jorge Garramuño es itinerante pero podrían sumarlo.
Alfredo Olmedo, el excéntrico salteño que pelea mano a mano con Urtubey, tiene la postura de dar quórum siempre, más que una ayuda para los K.
El sanjuanino Ibarra refuerza y otra carta intermitente es la fueguina Liliana Fadul, quien esta tarde pidió acelerar la reglamentación de una ley, en la misma comisión que debatía el presupuesto. Los números son justos y si las papas quemas el Gobierno tiene una carta guardada: Martín Sabbatella tiene mandato hasta diciembre y está con licencia para ejercer al frente del Afsca.
Aunque su no renuncia se debió a que en su lugar debiera asumir Jorge Ceballos, líder de la opositora Libres del Sur, si es necesario puede renunciar a su cargo en el Afsca y retomar la banca.
En febrero lo hicieron el chubutense Mario Eliceche y la tucumana Beatriz Mirkin para aprobar el acuerdo con Irán para esclarecer lo sucedido con la voladura a la AMIA.
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