El jefe de Gobierno porteño abona la teoría de que una tercera fuerza le restaría más votos al FdT que a JxC y, por lo bajo, apoya su formación. Mientras tanto, Randazzo construye ese espacio y junta cabezas sueltas. En su entorno niegan un acuerdo, pero hay reuniones y llamados.
Desde el purismo podría verse como un escándalo. Desde la ingeniería política es una jugada hartamente repetida por sucesivos gobiernos, que en este caso tiene la particularidad y el descuido de dejar algunas cartas expuestas. Horacio Rodríguez Larreta no es, ni será, ajeno a una construcción política alternativa en la provincia de Buenos Aires que trate de juntar votos en 2021 por la calle del medio de la grieta y sirva para ampliar el músculo electoral que, sueña, lo acompañe en la carrera presidencial de 2023.
El jefe de Gobierno se obsesiona por tener una pata propia en la Provincia con Diego Santilli, pero busca además aliados extrapartidarios a quienes sumar después. La tercera vía, que ya tiene piedra fundacional y candidato para encabezar la lista de diputados nacionales en el territorio bonaerense, trata de juntar espacios sueltos y dirigentes con capital político propio, aunque sin demasiada estructura. Florencio Randazzo será el primero en la nómina y es quien se pone al frente de ese armado en el que revisten, entre otros, Roberto Lavagna y su pata provincial.
El exministro de Cristina Fernández decidió ser candidato por fuera del Frente de Todos y de Juntos por el Cambio, para construir en el espacio liberado por Sergio Massa tras su alianza con el kirchnerismo. Rodríguez Larreta y una buena parte de la coalición opositora ven a futuro una posibilidad concreta de un acuerdo electoral que amplíe la base de sustentación cambiemita; es decir, que Randazzo haga en 2023 lo que Massa hizo en 2019 pero con la otra alianza.
Desde el randazzismo de la primera hora aseguran que “ni ahora ni en el futuro, Florencio va a tener algo que ver con Cambiemos; puede haber una fantasía de Larreta, pero no es más que eso”. Otros, que llegan ahora a ese armado, tienen una visión algo diferente, también sesgada por un odio visceral al universo K. “El kirchnerismo nunca te va a dar nada, si hay algo es por otro lado, desde otra construcción”, admitió ante La Tecla uno de esos dirigentes.
La aventura de la tercera posición necesita respaldo político. ¿También económico? Se calcula que la campaña, relativamente corta y con características diferentes de las de años anteriores, será menos costosa. Podría cubrirse bien con unos 150 millones de pesos (un millón de dólares), para lo cual, las ayudas nunca vendrán mal, aunque no se traten siempre de dinero, sino también de disponibilidad de espacios, logística y demás. “No necesitamos nada de Larreta”, dicen quienes niegan las conversaciones. “Siempre hay algo para hacer”, coincidieron un macrista y un peronista desencantado que va por la tercera vía.
En Uspallata están dispuestos a facilitar algunas cosas, y en el PRO hasta darían el guiño a un aliado como Joaquín de la Torre para que juegue también dentro de esa pata peronista no K, ampliada a sectores como el socialismo. En un momento en el que todos hablan con todos hubo conversaciones entre Larreta y Randazzo, pero las charlas concretas las encarnan todavía emisarios.
En la sede del Gobierno porteño estuvieron el exlegislador provincial Juan José Amondarain, activo en la construcción de la nueva fuerza, y el senador de Juntos por el Cambio Lucas Fiorini, quien acaba de distanciarse de Guillermo Montenegro y, además, es parte del espacio interno Vecinos Unidos. Se reunieron con el ministro de Gobierno porteño, Bruno Screnci Silva, mano derecha del jefe de la Ciudad.
Números en mano, en el larretismo aseveran que una fuerza alternativa en la Provincia le restaría hoy casi lo mismo al Frente de Todos que a Juntos por el Cambio, y aun así “sigue siendo negocio, por lo que puede repercutir en la Legislatura y porque es una inversión a futuro”. Comenzada la carrera electoral creen que la ecuación los favorecería y perdería más el oficialismo que la oposición. De mínima esperan que la tercera vía obtenga ocho puntos. En el randazzismo se ilusionan con superar holgadamente los diez.
La idea de Larreta se funda en una razón política en la cual no todos coinciden en que resulte exitosa. Mientras Mauricio Macri y Patricia Bullrich no creen en la teoría de ampliar la base de sustentación política con estructuras ajenas a los socios fundadores de Cambiemos (PRO, CC y UCR), tanto el “pelado” como María Eugenia Vidal consideran que no se podrá ganar en 2023 sin ampliar la alianza y agregar una pata peronista más fuerte. Y las bases de eso deben sentarse ahora, con el compromiso de confluir después.
“Horacio compra políticamente todo lo que anda dando vueltas, y esto lo va a comprar”, dijo a La Tecla un dirigente bonaerense conocedor de los pasos del intendente porteño y de su manera de construir políticamente. Sin embargo todavía son muchos los escollos que debe sortear la estrategia larretista desde el punto de vista interno como para concentrar demasiado esfuerzo en los satélites.
Dificultades puertas adentro
El pleno perfecto para el jefe de Gobierno porteño sería que Vidal encabezara llista de diputados nacionales por la Ciudad de Buenos Aires y que Diego Santilli fuera el primero en la nómina de postulantes al Congreso por la Provincia. Esa estrategia tiene aún puntos difíciles por resolver, que necesitarán mucha muñeca política (ver aparte).
Además de mandar a caminar el territorio bonaerense a su compañero de fórmula, Rodríguez Larreta busca darle aire a una estructura que le responda directamente. Por caso, empuja la consolidación de la agrupación La Generación, que conducen Gastón Di Castelnuovo y la diputada Johanna Panebianco. No le es fácil hacerse cacique en un terreno donde los intendentes quieren marcar condiciones y rechazan la imposición de un candidato con domicilio en la Capital Federal.
Los jefes comunales que integran el Grupo Dorrego encabezan esta negativa, pero con bemoles distintos. Mientras Néstor Grindetti y Julio Garro se mostraron con Santilli y el primero tiene una muy buena sintonía con el vicejefe capitalino, tanto Jorge Macri como Diego Valenzuela y Guillermo Montenegro resisten más. El intendente de Vicente López, incluso, entró en una tregua con el expresidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, porque, más allá de históricas diferencias, los une la estrategia de rechazar el desembarco de Santilli.
“Lo primero que trataría de armar es candidaturas con la gente que hoy no está ocupando cargos, y te habla alguien que quiere ser Gobernador. Para mí, Patricia (Bullrich) es la mejor candidata para la Ciudad de Buenos Aires, representa muy bien al PRO. Y me parece que Vidal debería representarnos en la provincia de Buenos Aires”, expresó la semana pasada, en una entrevista, Jorge Macri. Un misil para Uspallata: en una frase dijo que Santilli debería seguir al frente de la Seguridad capitalina, propuso a la principal contrincante interna de Larreta para la Ciudad y clamó por María Eugenia en la Provincia.
“Nuestro proyecto es claro, y es que en el ‘23, la candidatura sea producto de una experiencia bonaerense, y eso es abierto a todo el espacio de Juntos por el Cambio”, insisten desde el DorregoPara que Vidal se postule por la Provincia también empujan Monzó y Joaquín de la Torre, quien cabildea entre quedarse adentro o ser parte de la tercera vía. La aclamación por la exgobernadora incluye a Cristian Ritondo, otro con aspiraciones al sillón de calle 6. Es claro: quienes ven en Santilli un competidor por la Gobernación lo quieren fuera del territorio.
¿Pero qué dicen los jefes comunales PRO de bancar a una tercera posición? Si bien niegan conocer las negociaciones, no esconden el deseo de que “ojalá puedan armar algo, porque se necesita un peronismo con el que se pueda dialogar”. Uno de los integrantes del Dorrego dijo a este medio: “Tiene que haber un peronismo republicano; ya hay una parte en Juntos por el Cambio, y ojalá haya otra expresión como era Massa antes y dejó de serlo, porque ahora está en la foto del Frente de Todos kirchnerizado”.
Abonan la teoría de la existencia de “un sector del voto independiente, filoperonista, que hoy no se encuentra representado a nivel provincial”, y que podría encontrar lugar de la mano de “Randazzo, Lavagna, Urtubey y así otra gente puede tener un espacio de representación, porque hay un sector social y electoral para eso”.
En este contexto, Larreta encuentra más aval para bancar a una tercera vía política, que incluso pueda sacarle votos a su propio espacio, que para imponer un candidato en la Provincia que le permita posicionarse como jefe opositor de cara a las presidenciales, que tanto lo desvelan.
Despejarle el camino a María Eugenia
Como se dijo, la partida ajedrecística que imagina Horacio Rodríguez Larreta incluye dos movimientos clave: que María Eugenia Vidal encabece la lista de diputados nacionales por la Ciudad y que lo propio haga Diego Santilli en la provincia de Buenos Aires. Pero ambas encierran dificultades. En el caso de la exgobernadora, además del operativo clamor que aparece desde varios sectores bonaerenses para que acepte ser candidata por la Provincia y así ordenar mejor el variopinto frente interno, Vidal exige para desembarcar en la Ciudad un camino absolutamente despejado. Y eso, todavía, Rodríguez Larreta está lejos de poder garantizarlo. Varias veces en estas páginas se ha mencionado el problema político para el jefe de Gobierno que representa la sobregirada (hacia la derecha) figura de Patricia Bullrich, y su intención de disputar poder en la Ciudad. Hoy Larreta no puede asegurarle a Vidal que si decide competir en territorio porteño, donde la victoria es mucho más probable, evitará una confrontación interna. Solo Mauricio Macri puede alinear a la exministra de Seguridad.
Operativo seducción para que sea Santilli
La intención de jugar al vicejefe de Gobierno en la elección legislativa bonaerense, con la idea de plantar un candidato a Gobernador para 2023, choca con una negativa por parte de intendentes y de dirigentes que manejan sectores internos de la alianza. Además habrá que consensuar que no sea un impedimento la incompatibiliad entre el artículo 98 de la Constitución porteña y el 48 de la Constitución nacional. Hay un operativo seducción para los jefes comunales del PRO, y un trabajo cada vez más intenso de Santilli en el territorio bonaerense. Caminar la Provincia les ha dado buenos resultados a quienes fueron a la postre electos gobernadores en 2015 y 2019. El vicejefe porteño tiene en Néstor Grindetti, jefe comunal de Lanús, un buen aliado para convencer a sus pares en caso de que el espacio decida que Santilli sea el primer candidato a diputado. En ese sentido, en un plan en el que intervino Diego Kravetz (responsable de la seguridad de Lanús), la entrega de patrulleros por parte de Santilli a intendentes opositores para ayudarlos en la lucha contra el delito fue un gesto político valorable.
Joaquín De la Torre
“Trabajamos en construir un espacio propio, con vocación frentista”
-¿Cómo vienen las negociaciones desde Peronismo Republicano con Florencio Randazzo y Emilio Monzó?
-Bien. Seguimos charlando con todas las personas que puedan participar en el proceso de la construcción de un peronismo distinto.
-¿Evalúan salir de Juntos por el Cambio?
-Nosotros trabajamos por la construcción de un espacio propio, que tenga determinadas características; y tenemos una vocación frentista. Cuando llegue el final del camino veremos cuál es la mejor forma de construir algo que pueda volver al gobierno y ganarle al kirchnerismo.
-¿El final del camino es 2023?
-El final del camino es la eternidad, porque uno tiene la vocación de construir un espacio que quede en el tiempo, pero, en realidad, los pasos que vamos dando son 2021 y 2023.
-¿La reunión de Vidal con usted y Miguel Pichetto fue un intento de contención? Incluso Jorge Macri lo nombró como un posible candidato del espacio.
-Mi relación con María Eugenia está intacta. Tenemos una gran relación, nos respetamos, y podemos hablar de frente de nuestro pasado y de nuestro futuro. Cada uno de los dos sabe cuáles son los límites del otro. Miguel y María Eugenia se querían juntar porque hacía rato que no se veían.
-¿Ha hablado con Horacio Rodríguez Larreta de esta opción de nuevo peronismo?
-Hace bastante que no hablo, pero lo hemos hecho a lo largo del año pasado y le he dicho cuáles eran mis inquietudes, y cómo yo creía que se podía construir un espacio que pudiera ganarle al kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires. -El límite es siempre el kirchnerismo. -Sí, por supuesto. Hace mucho tiempo que he manifestado mi oposición al mismo, y no he cambiado de opinión.
-¿Peronismo Republicano puede ampliarse hacia otros sectores no peronistas para hacer una tercera vía bonaerense?
-No quiero involucrar a un montón de personas. Sí puede haber una tercera vía, y también podemos terminar dentro de Juntos por el Cambio si se dan determinadas circunstancias.
Las cabezas que junta Randazzo
La idea de Florencio Randazzo es comer de un lado y del otro, pedacitos, parcelas, pero las energías estarán más centradas en los peronistas desencantados que apostaron por Alberto y quedaron sumergidos en una coalición donde el poder lo ostenta el kirchnerismo. “Argentina necesita una nueva coalición que tenga sus expresiones en provincias como Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Mendoza y la Ciudad Autónoma. Florencio debería encabezar esa propuesta como candidato en la provincia de Buenos Aires, porque tiene la capacidad y la fortaleza como para asegurar la transformación que hace falta”, dijo a La Tecla el diputado nacional lavagnista Alejandro “Topo” Rodríguez. El acuerdo entre Randazzo y Lavagna ya está cerrado. El lavagnismo en el Congreso se expresa a través de las bancas que tienen el Topo y Jorge Sarghini. Ese bloque, además, lo integra la exmassista Graciela Camaño, quien encabeza un espacio político propio que se alinearía al chivilcoyano. Además de Sarghini apoyan los exministros de Economía bonaerense Jorge Remes Lenicov y Gerardo Otero. Lavagna aporta también la continuidad de la alianza con Libres del Sur, que encabezan Humberto Tumini y Jorge “Huevo” Ceballos. Se conversa con Eduardo “Bali” Bucca, quien está en el bloque Justicialista junto al salteño Andrés Zottos, alineado con Juan Manuel Urtubey. El exgobernador de Salta apoya la movida pero no volverá a intentar un armado en terreno bonaerense tras el fallido de 2019. Randazzo en persona lleva adelante las negociaciones con algunos vecinalistas, principalmente con Gustavo Pulti en Mar del Plata. Los puentes con el vecinalista intendente de Chivilcoy, Guillermo Britos, los tiende el exalcalde y conspicuo aliado de Florencio, Ariel Franetovich. Margarita Stolbizer cabildea entre Juntos por el Cambio y el incipiente armado por fuera de los dos grandes frentes que dominan hoy la escena política. Menos dudas hay en el Partido Socialista, cuyo poder político reside en Santa Fe pero todavía tiene células vivas en la provincia de Buenos Aires.
Tientan a peronistas en Juntos por el Cambio
Randazzo mantiene una buena relación con Emilio Monzó desde hace varios años, y han conversado sobre la idea de confluir en una nueva vertiente política, pero el expresidente de la Cámara de Diputados durante el gobierno de Cambiemos ya le dijo que no. No obstante, el randazzismo busca seducir a algunos monzoístas para que se muden y traten de convencer al jefe del espacio. Cerca de Emilio retrucan: “Nosotros también somos fundandadores de Juntos por el Cambio, y no lo vamos a dejar”. Monzó solucionó cuestiones internas en la alianza opositora, y propone a Vidal como primera candidata a diputada nacional por la Provincia, porque “es la que ordenaría el espacio y evitaría confrontaciones”. Desde el randazzismo remarcan: “Mientras Emilio esté en Cambiemos no tendrá nada que ver con nosotros” Por su parte, el exministro de Gobierno bonaerense Joaquín de la Torre reconoce que las charlas con Randazzo continúan y no descarta nada. Si se va de la alianza opositora no sería en un clima de pelea. Será clave lo que el nuevo espacio pueda ofrecerle para, incluso, permitir un crecimiento político del sector. La nómina de legisladores de la Primera sección aparece como una de las claves. De la Torre es uno de los que no descartan nada tampoco para el post 2021.
Randazzo-Lavagna: la ilusión de cimentar una candidatura para 2023
La foto que se hizo pública el 5 de abril entre Florencio Randazzo y Roberto Lavagna fue el resultado de una serie de charlas reservadas previas que dieron forma a un acuerdo por el que el exministro de Economía de la Nación apoya la candidatura del chivilcoyano. “Después de eso, donde hubo consenso de cara al futuro es que no vamos a formar parte de una coalición que tenga que ver con el kirchnerismo ni con el desastre económico que significaron Mauricio Macri y María Eugenia Vidal”, disparó uno de los muchachos de Lavagna. En ese espacio sueñan con construir desde ahora una alternativa que se consolide como tercera posición, sin languidecer ante los monstruos de pisada fuerte, como pasó con el massismo. “¿Y si nos sale bien y Florencio termina construyendo un espacio que le permita ir por la Presidencia en 2023?”, se ilusionan en el búnker del chivilcoyano, donde aseveran que “podemos dar una sorpresa este año, y a partir de ahí, la historia puede ser otra, sobre todo porque los gobernadores del interior ya están hartos del kirchnerismo”.
El Senado bonaerense, una obsesión que marca estrategias
El dominio de la Legislatura a partir de las próximas elecciones legislativas desvela al oficialismo. Para ello deberá darle un vuelco al Senado, donde hoy la mayoría la ostenta Juntos por el Cambio, con 26 bancas sobre las 20 del Frente de Todos. En la Quinta sección, donde se ponen en juego cinco escaños (3 de JxC y 2 del FdT), difícilmente se altere la ecuación y, a lo sumo, si gana, el Frente de Todos podrá recuperar una banca más y hacérsela perder a los cambiemitas. En la previa parece difícil un cambio de tendencia del electorado y las cosas quedarían igual. Las tres representaciones de la Séptima, que actualmente tiene Juntos por el Cambio, no serán fáciles de arrebatar para el oficialismo, aunque sí podría superar el piso y quitarle una silla en la Cámara Alta a la oposición. En este caso, otra opción peronista que le dispute votos al FdT podría significar un tapón para que el kirchnerismo no alcance el 33,33% de los votos y, con ello, quedarse otra vez fuera del reparto. Donde verdaderamente se juega mucho es en la Primera y en la Cuarta. El Conurbano norte tiene ocho bancas a repartir (5 de JxC y 3 del FdT), y el panorama para la alianza opositora se complicó a partir de que el otrora jefe de la tercera vía, Sergio Massa, es aliado del kirchnerismo. Por ese motivo, en las usinas de Juntos por el Cambio analizan que no sería contraproducente que aparezca un nuevo referente de la calle del medio que rasque algo de los votos massistas. Al macrismo no le dolería perder algún escaño en favor de un futuro aliado. De hecho, ese trabajo territorial de peronismo desencantado ya tiene un jefe: el exintendente de San Miguel, Joaquín de la Torre. Si juega adentro o afuera también puede ser una estrategia pensada desde esta necesidad. La Cuarta, sección ampliamente favorecida desde tiempos en que se formó la composición legislativa, pone en disputa siete senadores: 5 de JxC y 2 del FdT. Saben en la oposición que esa ecuación no volverá a ser en un escenario polarizado, y aun con un triunfo perdería un lugar. Distinto sería el panorama si resignara uno, e incluso hasta dos escaños, en favor de una tercera vía con la cual podría compatibilizar. Descuentan que una boleta que en el primer cuerpo tenga a Florencio Randazzo, hombre de Chivilcoy, podría alcanzar por arrastre ese objetivo o, en su defecto, dejar al FdT en un escenario similar al de 2017 y, con ello, repetir el 5-2 que obtuvo Cambiemos. Ese año, la participación del massismo (bajo la figura de 1País) dejó al kirchnerismo rengo en la sección.
La rosca más allá de las fronteras de la provincia de Buenos Aires
Quién ocupa la calle del medio que dejó libre Sergio Massa es un dilema que excede a la provincia de Buenos Aires, y mueve a la rosca política de varios dirigentes del interior del país, quienes sueñan con construir una alternativa de poder en el río que discurre entre las dos barrancas de la grieta. Así como el fuerte Partido Socialista santafesino busca una nueva alianza política con vuelo nacional que lo contenga, el peronismo salteño, encabezado por el exgobernador Juan Manuel Urtubey, trabaja en la construcción de esa tercera vía, en la que se sueña con la participación del gobierno de la segunda provincia en importancia: Córdoba. El gobernador Juan Schiaretti, lejos está de comulgar con el kirchnerismo y, como amo y señor del peronismo mediterráneo, apuesta en la línea sucesoria por Martín Llaryora. El intendente de Córdoba capital tiene, además, una buena sintonía política con el vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli. Ambos compartieron espacio político en el orteguismo a finales de los años 90. También en Mendoza empieza a surgir un nuevo espacio, en este caso movido por el interés político del reelegido presidente de Coninagro, Carlos Iannizzotto, de orígenes en el peronismo. Todos mantienen líneas de comunicación con Florenco Randazzo, Roberto Lavagna y otros dirigentes que no se sienten contenidos por el Frente de Todos ni por Juntos por el Cambio.
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