Rodríguez Larreta busca fortalecer la “caja” de su proyecto presidencial a través de la corporación de Puerto Madero
El jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta ya se presenta como candidato a Presidente de la Nación para 2023 y para fortalecer la estructura financiera de su campaña puso al frente de la Corporación Puerto Madero a la hija de Silvia Majdalani, a uno de los socios de Sergio Bergman e intentará repatriar al hermano de Emilio Monzó, tres socios centrales en su proyecto político.
En paralelo el jefe de gobierno organiza un mínimo de dos reuniones semanales con empresarios de primera línea, embajadores, sindicalistas, lobbistas, periodistas, gente de la cultura e influencers entre otros, antes quienes realizó un planteo directo y conciso; quiere ser un presidente con un 60% de aprobación, para hacer las reformas y los cambios que el entiende hay que hacer.
Las respuestas que recibe de sus interlocutores denotan por un lado esperanza y comunión con el pensamiento político de Rodríguez Larreta y por el otro, dudas, acerca de si esos cambios se pueden hacer con el peronismo afuera, y junto con eso, la capacidad de presión del Blockbuster de Mauricio Macri, y el efecto e influencia del ex presidente sobre las decisiones del futuro candidato siembran más dudas que certezas.
Pero Rodríguez Larreta, como experimentado hombre de la política, sabe que además de los apoyos, las buenas mediciones y atajar los videos que le puede tirar Macri, necesita fondos. Y para eso delegó la tarea en una entidad, la Corporación Puerto Madero, que claramente vuela bajo el radar y quizás por eso, pensó que era una buena idea encomendarle la tarea de juntar los fondos no blanqueables de la campaña.
Por eso, más allá de los cargos formales, puso al frente de esa organización a tres personajes de dudosa trayectoria, reputación y conducta. Por un lado a Agustina Olivero Majdalani, hija de Silvia Majdalani, la ex Sra 8 de la AFI investigada por espionaje ilegal y Jorge Olivero ex socio de Hugo Anzorreguy, titular de la SIDE menemista.
También sumó a Marcelo Wechsler, un empresario textil, de bajo vuelo comercial e intelectual, que se acercó al Rabino Sergio Bergman, para proponerle que le consiga negocios en el gobierno de la ciudad, con la promesa de compartir parte de las ganancias. Así el ex ministro de Ambiente le acercó el contrato para la refacción del planetario, que habría terminado con un beneficio a la Fundación de Bergman a través de una donación de varios millones.
Luego fue por la isla de seguridad de la policía de la ciudad, y Wechsler se convirtió en la mano derecha de Bergman, le pagó viajes a la India, a Israel y EE.UU, le financió campañas y compartió con el negocios, aunque Wechsler tenía más ambiciones, y logró sorpresivamente aparecer como tercer candidato a diputado por la ciudad en 2015. Dicen que esa candidatura se resolvió con un aporte de 1,5 millones de dólares a la campaña y que por eso Macri corrió a Alvaro Gonzalez, Paula Bertol y otros que esperaban ese lugar.
Wechsler finalmente se peleó con Bergman cuando este llego a Medio Ambiente, por diferencias en negocios. Y en 2019 el ex ministro terminó pidiendo trabajo en EE.UU., en la comunidad judía, que le otorgó un cargo en la Comunidad Reformista y Wechsler terminó su mandato como diputado y sin posibilidad de volver a comprar una reelección.
Gabriel Bernardo Monzó, hermano del ex presidente de la Cámara de diputados, pasó sin pena ni gloria por el senado bonaerense, pero es el alter ego de su hermano. Dicen que su presencia, es la garantía de mano experta de Emilio, tanto para el armado político como para la recaudación.
Está claro que la hija de Majdalani se convierte en un reaseguro, para Rodríguez Larreta frente al videoclub de Mauricio Macri, y forma parte del acuerdo que intenta tejer el alcalde con el ex presidente, poniendo de jefe de gabinete Jorge Macri y evitando de forma pública pasar a retiro al hijo de Franco.
Wechsler ya demostró que no llegó al parlamento por su nivel intelectual ni por su dotes políticas, sino por su capacidad de recaudación. Y para eso lo quiere Larreta. Y Monzó es Monzó, lo cual para Horacio resulta clave de cara a lo que viene
Comentá la nota