Los ladrones eran dos y llegaron a la vivienda, ubicada en una finca, en moto. Revolvieron todo y golpearon a la dueña de casa.
El robo se perpetró ayer a las 10.45 en una finca ubicada sobre calle San Martín, de la zona de Los Álamos.
A esa hora, en la casa familiar donde conviven siete personas que se dedican a trabajar como cosechadores de zapallo, ajo, papa y lechuga, estaba Inés Vaca (55) junto con su nieta de dos años.
Según relató el hijo y tío de las víctimas, Alfredo Torres, su mamá estaba en la entrada de la vivienda cuando dos sujetos que se trasladaban en moto estacionaron en la puerta. Los desconocidos fueron descriptos por la víctima como hombres corpulentos, que llevaban poleras y capuchas, por lo que apenas se les veía la cara.
Apenas atravesaron la reja, los ladrones fueron directo hasta donde estaba Inés, la amenazaron y la obligaron a entrar a la vivienda. Justamente, en una de las habitaciones dormía su nieta, que afortunadamente no se despertó durante la media hora siguiente, tiempo que duró el asalto.
Los ladrones tiraron a la mujer al piso y la patearon en reiteradas oportunidades, mientras le preguntaban por su hijo y por el lugar donde este guardaba el dinero.
"Ella no sabía dónde estaba. Entonces la sujetaron de la boca y el cuello, hasta la hicieron sangrar", se lamentó Alfredo.
Ante la falta de respuesta, los asaltantes comenzaron a revolver los armarios de la casa y a sacar los colchones de las camas. Fue justamente en el placard del dormitorio de Alfredo que encontraron 40 mil pesos. "Los tenía guardados en el bolsillo de una prenda. Hace poco tiempo los cobré por mi trabajo como cosechador. Era la plata que teníamos para vivir durante un año", contó Alfredo. "No tenemos ganas siquiera de volver a trabajar", agregó.
Mientras seguían revolviendo la vivienda, los delincuentes encontraron otros 9 mil pesos, 6 mil que pertenecían a Inés y el resto a una de sus hijas. Junto a la plata, había 100 mil pesos en cheques, que los sujetos destrozaron.
Con el botín en sus manos, el dúo de delincuentes dejó encerradas a sus víctimas en una habitación y escapó. Como pudo, Inés logró liberarse y salió a la calle a través de una ventana. Afuera estaba su patrón, quien llamó a la Policía. Según pudo relatar la víctima, los sujetos no llevaban armas. Aunque en medio de la requisa a la casa, dejaron olvidados adentro de un ropero dos cuchillos de cocina que habían sacado de la misma vivienda y que habían usado para amedrentar a la mujer.
Mientras sucedía el hecho, por la puerta de la casa pasaron familiares de Inés que vieron una moto de color negro tipo enduro estacionada en el lugar. Pero nunca se imaginaron lo que realmente estaba ocurriendo adentro.
La investigación del caso quedó a cargo de la Oficina Fiscal 16 de Rodeo del Medio.
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