El defensor viajará a Europa en los próximos días; Gallardo pierde un hombre clave para el posible duelo ante Barcelona
Los ciclos exitosos tienen, irremediablemente, un reconocimiento, desatan un interés particular. Los festejos en continuado de River en América no le son ajenos al resto del planeta fútbol. Las cuatro vueltas olímpicas internacionales, desde que Marcelo Gallardo tomó la dirección técnica en reemplazo de Ramón Díaz, fueron observadas por aquellos clubes que movilizan con portentosas cifras el mercado de pases. Y así como la alegría volvió a contagiar a todos en Núñez, la mirada de los poderosos también fue hipnotizada por ese equipo que, en 244 días, rompió rachas y encadenó una fabulosa seguidilla al levantar la Copa Sudamericana, la Recopa Sudamericana, la Copa Libertadores, en el continente, y la Suruga Bank, en Japón. Esas conquistas reconvirtieron a River en una inmensa vidriera, que ahora, como también lo hizo en el pasado, vuelve a lucir los mejores modelos.
La venta de Ramiro Funes Mori a Everton , de Inglaterra, es el fiel reflejo de esa ecuación entre la gloria y el renovado interés que despertaron los millonarios. El defensor se marchará a la Premier League a cambio de 7.841.000 dólares, una cifra irresistible para la tesorería, una baja dolorosa para el Muñeco, el entrenador que eligió al mendocino por sobre el colombiano Álvarez Balanta cuando tomó las riendas, una apuesta que refrendó el ojo clínico del entrenador. Una ausencia significativa con miras al Mundial de Clubes, de Japón, el gran desafío del semestre.
La valentía para dejar atrás miedos y temores, la fortaleza anímica para soportar los momentos de frustraciones, la fiereza para encarar cada entrenamiento, descubrieron a Funes Mori en su nuevo rol de caudillo, aunque sin la clase de Perfumo o la dureza de Passarella. Un gol en la Bombonera, en 2014, hizo que aquella desconfianza de los hinchas se convirtiera en devoción; para robustecer el idilio, el zaguero selló el 3-0 con Tigres, en la final de la Copa Libertadores, el partido más trascendente de los millonarios en los últimos 19 años. Esas virtudes lo fueron agigantando en su posición, y el llamado del Tata Martino para los partidos con Bolivia y México que se disputarán entre el 4 y el 8 de septiembre próximo, en los Estados Unidos, convalidó aquel pensamiento de Gallardo, cuando en los primeros días como conductor riverplatense le adelantó a sus colaboradores que estaban en presencia de un futbolista de selección. El pronóstico no falló.
Pero el lucimiento de River, que se acostumbró a ganar y a festejar, no se reduce a un único nombre, lo que sería sencillamente un acto fortuito. El proceso es más grande, involucra a muchos jugadores, los que demandaron que los dirigentes sostuvieran reuniones, negociaciones, acuerdos y desacuerdos. Apellidos consagrados, juveniles que desean encontrar una plataforma desde donde enseñar su jerarquía, fueron minando las carpetas de los agentes futbolísticos. Porque antes de que se concrete la operación de Funes Mori a Everton, equipo que le extiende un contrato por cinco temporadas, Atlético de Madrid envió emisarios para conocer a Matías Kranevitter. El tucumano impactó al Cholo Simeone y la última gira del secretario técnico Enzo Francescoli por Europa generó un cónclave en el hotel Westing Palace de la capital española. El volante viajará en los próximos días a realizarse los primeros estudios de la revisión médica y firmará el contrato, aunque recién se sumará después del Mundial de Clubes, una cláusula que impusieron desde Núñez. La cifra provoca escalofrío: River embolsará 8 millones de euros por el 60% del pase y el club será socio en una futura transferencia.
La política del presidente D'Onofrio de no desmantelar el plantel antes del Mundial de Clubes no resistió ante la tentadora oferta que llegó desde Inglaterra. El lamento del técnico Gallardo es porque se desprotege un puesto en el que el plantel se quedó sin recambio, después de la partida de Germán Pezzella a Betis, de España, una transacción que a River le dejó 2.250.000 euros, por la mitad del pase. El zaguero se sumó al colombiano Teófilo Gutiérrez, que era, hasta ahora, la última figura en dejar el grupo. El díscolo atacante se marchó a Sporting de Lisboa y a River le correspondieron 1.700.000 euros, ya que era dueño de la mitad del pase.
La lista de jugadores que dejaron el plantel en el último mercado de pases se engrosa con Ariel Rojas (con el pases en su poder firmó con Cruz Azul, de México); Osmar Ferreyra y Bruno Urribarri fueron dejados en libertad de acción, mientras que los juveniles Giovanni Simeone y Tomás Martínez fueron cedidos a préstamo. El goleador, a Banfield, con una opción de compra de 8 millones de dólares; el volante, a Tenerife, de España, en una operación que se hizo sin cargo y sin opción.
River recuperó su esplendor y sus días de gloria deportiva, pero también redescubrió que es la vidriera más importante de América y ya empieza a extrañar a jugadores relevantes..
Comentá la nota