La estación forestal, orgullo de Claromecó en su momento, desde hace un tiempo se ha visto vapuleada por la naturaleza, algo difícil de evitar, y por el hombre, algo totalmente evitable.
En el pasado mes de enero cuando se cumplía un año del trágico incendio que devastara gran parte del Vivero, fue azotado por una fuerte tormenta que aumentó la destrucción. En algunos lugares impresiona el paisaje y conmueve la sensación de desolación.
Pero lo que es más llamativo hoy en día, es ver cómo existen varios puntos donde se acumula basura, y sin ningún tipo de reparo los camiones municipales, además de seguramente algún particular, depositan esos restos que no son solamente ramas.
Sin embargo lo que resulta sumamente preocupante, es que luego prenden fuego a esos montículos con los consabidos riesgos de que en un ambiente altamente combustible, las llamas se extiendan a los pastizales que los rodean, se salgan de control y aumenten la destrucción de un lugar en el que deberán pasar muchos años y varias generaciones para que vuelva a ser lo que fuera.
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