Llevó por fin a Mar del Plata al fútbol de elite de Argentina con un gran esfuerzo en la última etapa pero con una historia que lo apuntaló. La insistencia en sostener la representación de la ciudad a nivel nacional.
Has recorrido un largo camino. Extenso pero sinuoso, que parecía interminable. Asemejaba casi a un callejón sin salida. Tanto que para llegar se necesitó un atajo. Pero también, y sobretodo, la persistencia y la constancia de muchos.
Has recorrido un largo camino, fútbol de Mar del Plata. Miles de kilómetros hicimos con vos. Los hinchas, los jugadores, los dirigentes, los técnicos, los ayudantes, los periodistas.
Fue casi la quimera del oro. Y el oro finalmente se alcanzó. El fútbol de Mar del Plata llegó a la elite del fútbol argentino, a la primera división de AFA, gracias a Aldosivi. Por primera vez en la historia a un torneo completo, de un año, con equipos directamente afiliados. Con los únicos antecedentes de los viejos campeonatos nacionales, pero que eran por invitación a las plazas fijas pero que se trataba de un caramelo de tres meses, no un ascenso concreto para toda una temporada de un equipo de la ciudad.
Es verdad que, aunque esto no fue una invitación, el final del camino se allanó un poco por un extraño esquema de campeonatos que dejó como legado Julio Grondona, quien justamente soñaba con ver a un equipo de Mar del Plata en primera, junto a sus amigos de la Liga, Jorge Bosco y Jorge Roberto Fernández.
Pero eso no resta méritos, al contrario, agiganta la persistencia y la constancia de Aldosivi por estar, por permanecer, por transformarse en un clásico de la máxima categoría de ascenso del fútbol argentino.
Esto fue un atajo para el sinuoso e interminable camino, por los cinco ascensos, pero no solo se necesitó la decisión de armar un equipo muy competitivo de la actual dirigencia, con José Moscuzza y su gente, y también la resolución de dar un viraje justo a tiempo, con la vuelta de "Tete" Quiroz en lugar de Alfredo Berti en la conducción técnica. También fue imprescindible la historia que se construyó antes. La de los pioneros, claro, la de los ingenieros franceses y los que consiguieron las telas regaladas de Famularo para las primeras camisetas. La de los ascensos y títulos locales. La del gol de Mústico en la Bombonera.
Y después, los tiempos de la reconstrucción y la decisión de la representación nacional. Desde aquellos triunfos sobre Deportivo Norte. Después ya en el incipiente Torneo del Interior las victorias recordadas ante Huracán de Tres Arroyos, con la potencia de Gabriel Amato, antes de su llegada a Boca y River, entre otros, nada menos.
Desde aquellas lágrimas de Alberto Valastro y Oscar Salerno a la vuelta de San Luis tras una polémica eliminación.
Y en ese punto, en los tiempos que siguieron a ese dolor, más allá de errores, fue imprescindible la persistencia de Oscar Salerno y su gente para sostener la bandera de la representación nacional, con Daniel Sosa, hoy otra vez trabajando por el Puerto desde el Consorcio, como Director Provincial de Control Pesquero, y otros que lo acompañaron.
Y tras aquel ascenso a la B Nacional como este, con atajo, con aquella final ante Alvarado, y un nuevo descenso, llegó la nueva refundación, con Alberto Valastro, que antes y después, ayer y hoy, nunca dejó de estar, apuntalando la base con el Proyección Juvenil. Pero con Alberto y Carlos Melara en 2005, con "Tito" Rebottaro como DT, se consiguió el primer ascenso pleno a la B Nacional, tras una competencia completa de largo alcance.
Hubo vaivenes, un sendero lleno de obstáculos, campañas muy malas, otras mejores. Y el triunfo histórico sobre River. Y los partidos con Independiente...
La decisión de seguir de esta gente y otros hizo que Aldosivi se transformara definitivamente en un equipo con alcance nacional y que aparecieran las camisetas en los pibes caminando por todas las calles de la ciudad, no solo del Puerto. Aunque siempre fue fundamental no perder el sentido de pertenencia, el amor por la propia aldea, el deseo de volver a su lugar en el mundo, a esa "manzana de los circos" abandonada que no le dejaron ocupar.
Y llegó el nacimiento de "un nuevo club", modelo para los pibes, para todo el sur de Mar del Plata, junto a la Reserva. El "Tatore" Vuoso, el mismo ídolo que lloró en el Minella tras la gran victoria del lunes pasado ante Boca Unidos.
El secreto de Aldosivi es que nunca alguien se rindió. Así siempre fueron los tanos. Testarudos, voluntariosos, persistentes, invencibles. En su tierra y en esta, que también es de ellos. Los tanos no conciben, no concibimos, un camino sin punto de llegada. El tano nunca abandona. Por eso Aldosivi es de primera.
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