La estrategia de llamar a cortar boleta de Juntos por el Cambio permitió que algunos intendentes, como Diego Valenzuela y Julio Garro, conservaran su cargo.
En la provincia de Buenos Aires el Frente de Todos recobraba a la medianoche, cuando todavía no había finalizado el escrutinio provisorio, una decena municipios, aunque los intendentes Pro consiguieron imponer el corte de boleta en distritos como Lanús y Tres de Febrero, y peleaban voto a voto en Pilar y Tres de Febrero. Vistos los resultados de la elección sobre el mapa, puede decirse que la ola amarilla que en 2015 había cubierto el territorio provincial perdió ahora territorio, pero aún así manteniendo importantes posiciones en el interior bonaerense.
Los candidatos del peronismo recuperaron las intendencias de Quilmes y Morón, en el Conurbano, y en el interior las de Coronel Suárez, Baradero, Carlos Tejedor, Las Flores, Mar Chiquita y Berisso.
De esas localidades, los triunfos en Quilmes y Morón son especialmente festejados en el FdT. En Quilmes, Mayra Mendoza se impuso sobre Martiniano Molina. La candidata del Frente de Todos obtuvo seis puntos más que el cocinero, que dejará la intendencia tras su primer mandato. La referente de La Cámpora será a partir de diciembre la primera mujer en conducir el municipio, aunque tuvo que sufrir para llegar, porque algunas líneas del peronismo que se habían presentado a las PASO le sacaron el cuerpo en la elección general.
En Morón, Lucas Ghi le ganó a Ramiro Tagliaferro por tres puntos de diferencia y volverá a asumir el gobierno del distrito, del que en 2015 había sido desbancado por el ex de la gobernadora María Eugenia Vidal.
En cambio, en Tres de Febrero Diego Valenzuela, uno de los jefes comunales más cuidados por Vidal, consiguio retener la intendencia tras superar al candidato Juan Debandi, que quedó en segundo lugar por una escasa diferencia. Este resultado fue el que mejor mostró cómo los jefes comunales alineados con la saliente gobernadora, ahora en camino de instalarse como una de las principales figuras de la oposición, lograron revertir el resultado de las Paso con una estrategia centrada en el corte de boleta: hicieron que una cantidad significativa de votantes metieran en el sobre al Frente de Todos en sus tramos a la presidencia y la gobernación, pero completaran el rubro de intendentes con el tramo dela boleta de Juntos por el Cambio.
Otros intendentes Pro que consiguieron imponer el corte de boleta fueron los de San Miguel y La Plata. Juntos por el Cambio retuvo la capital bonaerense y segunda ciudad en importancia electoral de la provincia, donde Julio Garro superó a la ex decana de la Facultad de Periodismo y candidata del FdT, Florencia Saintout. En las Paso, Garro había quedado 10 puntos abajo de los votos de todo el peronismo que había tenido una dispersa competencia interna entre cinco precandidatos. Luego del 11 de agosto, el intendente fue uno de los que militó sin medias tintas el corte de boleta, al punto de que sus seguidores llegaron a proponer cantar la marcha peronista en un acto.
También en Bahía Blanca el voto amarillo dió un nuevo mandato al intendente Héctor Gay. Y en Lanús el macrista Néstor Grindetti consiguió ser reelecto, imponiéndose sobre Edgardo Depetri.
De los intendentes de Juntos por el Cambio que perdieron, el de Berisso, el radical Jorge Nedela, fue el primero en reconocer su derrota, vencido por Fabián Cagliardi. La enorme ventaja obtenida por su competidor permitió que apenas pasadas las 9 de la noche se tuviera un panorama nítido de la definición. Berisso fue así uno de los territorios recuperados por el peronismo.
En el conurbano sur, Jorge Ferraresi (FdT) retuvo Avellaneda con más del 60 por ciento de los votos, duplicando los de su adversario macrista, el ex periodista de TN Luis Otero. Juan José Mussi repitió una muy buena elección en Berazategui, con una de las más altas diferencias de la provincia (65 a 24 por encima de su competidor Pro) y en La Matanza Fernando Espinoza le dió una paliza al ex ministro de Educación del macrismo, Alejandro Finocchiaro, al que le ganó 64 a 24, nada menos que cuarenta puntos de diferencia. Lucas Ghi en Morón, volverá a la intendencia después de un período de interregno pro.
Otro intendente del FdT que retuvo su lugar fue Ariel Sujarchuk en Escobar. Y eran cantadas las victorias peronistas de Fernando Gray en Esteban Echeverría y Alejandro Granados en Ezeiza.
Del mismo modo, nadie dudaba de en San Isidro y Vicente López tanto Gustavo Posse como el primo del presidente, Jorge Macri, revalidarían sus títulos. Los distritos más ricos del conurbano son mojones históricos de Cambiemos.
En Mar del Plata, integrante del partido de General Pueyrredón, la diputada del Frente de Todos Fernanda Raverta no logró obtener la intendencia. Guillermo Montenegro, con sólo tres puntos de distancia, lograba ser electo al frente de la localidad que registra uno de los más altos índices de desocupación de la provincia.
En la localidad de Pilar hay final abierto. Escrutados el 82 por ciento de los votos, Nicolás Ducoté (Juntos por el Cambio) y Federico De Achaval obtenían parejos 45 puntos cada uno, con una diferencia de decimales en favor del actual jefe comunal Ducoté. Con estos resultados no se podía saber quién gobernará el distrito en los próximos cuatro años. La diferencia entre los candidatos era apenas de cien votos.
La recuperación de municipios del conurbano por parte del peronismo desequilibró la presencia del Pro en la zona sur, ya que a Quilmes se le sumó también sureña localidad de Berisso. En el interior de la provincia, el cambio de colores fue más repartido geográficamente, y quedó salpicado, distribuido, en todo el territorio.
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