En primer lugar, los dirigentes esperaron los resultados en un piso superior, alejados de los periodistas que esperaban ansiosos alguna reflexión por el tercer puesto que arrojaban los boca de urna bien pasadas las 18.

El primero en salir a dar la cara fue Ricardo Gil Lavedra, que en un tono tranquilo evitó hablar de números. Pero lo siguió un consternado Ángel Rozas, que lejos de transmitir serenidad terminó cruzándose feo con una periodista que le preguntó por qué reinaba en el salón un clima de velorio.

El nerviosismo lo generaba el decepcionante tercer puesto que se avizoraba minutos antes de la difusión de los datos oficiales, que provocó que candidatos como José “Pepe” Scioli –del denarvaísmo–, dijeran públicamente que se podría revisar la ley para analizar si el Colorado podía armar nuevos frentes para octubre, dando a entender que el ex dueño de Casa Tía podía abandonar su aventura radical para encolumnarse detrás de Eduardo Duhalde.

Desde el otro lado, la sensación era de desconfianza: De Narváez estaba duplicando en la provincia el porcentaje de votos que obtenía Alfonsín en el país. “Si De Narváez nos dobla en porcentaje, alguna cosita va a haber”, advirtió a LPO un histórico dirigente del radicalismo bonaerense, consultado en medio de rumores de la ruptura de la Unión para el Desarrollo Social.

La incertidumbre se transfirió a los militantes que se fueron acercando al búnker de calle Bolívar. Con un Alfonsín ausente, los jóvenes se agruparon delante de una pantalla gigante esperando algún signo de optimismo antes de las 21. “Vayan para el escenario que enfocan las cámaras y parece que no hay nadie”, los arengaron desde la organización.

Un poco de calma

Cuando el avance del escrutinio mostró una tendencia favorable para Alfonsín en desmedro de Duhalde, los dirigentes comenzaron a aparecer en el búnker. "Esto es una locura, esto es terrible" dijo uno de ellos cuando pasadas las 21 en la pantalla gigante apareció la noticia que Cristina arañaba el 50 por ciento.

Pero una vez que se asimiló el implacable resultado obtenido por la presidenta y se confirmó la curva de ascenso del radical por sobre Duhalde al mismo momento que los números de De Narváez descendieron un par de escalones, el ambiente se tornó más descontracturado y dejó lugar para chistes.

“Ojo Cristina que nos estamos acercando”, bromeó un dirigente cuando la locutora ya había anticipado que Alfonsín estaba en el hotel, pronto para dar su discurso.

En su discurso, Alfonsín se esforzó por remarcar que la de hoy no fue una elección definitoria sino que sólo sirvió para confirmar quiénes disputarán la presidencia en octubre. Y más como una expresión de deseo que con una certeza fundamentada, dijo que ganará en la segunda vuelta de las elecciones generales.

"La carrera empieza mañana. Esta era una elección preliminar, un ensayo general para definir las grillas de partida. Estamos en la grilla de partida", dijo el diputado nacional y cuando estaba por terminar su discurso les pidió a sus seguidores que se quedaran un rato más porque estaba arribando De Narváez al hotel céntrico.

Minutos después, con el Colorado arriba del escenario, los militantes cantaron entre risas: “soy así, en las buenas y en las malas voy con Alfonsín; no me importa lo q digan los demás, soy radical”.

“Vamos a seguir juntos”, explicó el presidente de un importante Comité radical a La Política Online cuando se moría el acto. Sólo un par de horas antes eso había sido puesto en duda.