Los residuos no habituales y la falta de tratamiento adecuado plantean un desafío para el interior

La campaña de descacharreo que se instrumenta en la provincia con el fin de eliminar los focos de proliferación de vectores del dengue se transformó en un problema para varias comunas del sur tucumano. 

Según quedó expuesto, lo que complica aún más el drama que arrastran desde hace tiempo es el problema creciente que genera la falta de un tratamiento adecuado de los residuos no habituales.

Estos desechos se vienen acopiando en algunas localidades, en coordinación con el Sistema Provincial de Salud (Siprosa), pero por sus características, carecen de un destino final. 

Se trata de chatarra: metales, recipientes, materiales tecnológicos y neumáticos, entre otros elementos domésticos que alcanzan un volumen considerable en localidades con poblaciones superiores a las 8 mil personas.

El inconveniente fue expuesto recientemente en Monteros durante una reunión que mantuvieron con autoridades del Siprosa alrededor de 18 comisionados comunales del interior. La disposición final de los objetos que se acumulan en los descacharreos no es un problema menor. Y eso se planteado en el encuentro.

"Por ahora esa tarea, en nuestro caso, se va a focalizar en los barrios en que más infectados de dengue hubo en el anterior rebrote. Al mismo tiempo el comité de contingencia se despliega en casas de familias con asistentes sociales a fin de profundizar la labor de información y prevención. Hay que concientizar que se tiene que eliminar todo posible foco de reproducción del mosquito que transmite la enfermedad”, dijo Gustavo Marcial, comisionado comunal de Villa Quinteros. 

En esta localidad los residuos sólidos urbanos que se recolectan a diario tienen como destino un vaciadero de Santa Lucía. 

El funcionario precisó que su comuna integra, con otras del interior, un consorcio que le garantiza un sitio de disposición final de los desechos. Se estima que en más de un 50% de las poblaciones del sur los residuos que se recolectan a diario reciben el tratamiento en relleno sanitario, mientras que el resto son quemados u objeto de procedimientos inadecuados. 

Los únicos municipios que disponen de plantas de tratamiento de residuos sólidos son Tafí Viejo y Concepción. ¿Podrían tener ese destino algunos elementos clasificados?. El tema está en discusión.

“El inconveniente de los descacharreo lo he planteado en Monteros y todos los presentes han coincidido que hay que definir un proyecto que atienda la deposición final. Conversé con cinco comisionados comunales y les propuse ponernos de acuerdo para adquirir una compactadora. De esa manera solucionaríamos el problema de los objetos metálicos”, dijo Luis Mendoza, comisionado comunal de Río Seco. 

En esta localidad los residuos sólidos que se recolectan a diario son quemados y enterrados en un vaciadero ubicado en las afueras del pueblo.

El mismo procedimiento se practica en Santa Ana. Ahí el comisionado comunal, Hernán Romano, dijo que el problema que se da en casi todas las comunas, en su pueblo no se complicó mucho porque los elementos que podrían ir a descacharreo la gente comenzó a venderlos. “No sale gran cantidad de metales o plásticos. porque los vecinos se avivaron y ahora los comercializan. Además a raíz de la crisis el consumo cayó bastante y lo que se descarta es menor a otros tiempos”, indicó.

El secretario de Gobierno del municipio de Concepción, Fernando Molina, precisó que en esa ciudad aunque existe una planta de clasificación de residuos sólidos el descacharreo, demanda un procedimiento y destino distinto. “Hay cosas inservibles, pedazos de latas que no necesariamente se las puede reciclar. Pero no se descarta que pueda haber vidrio o botellas que se las podría rescatar. Aunque esa cantidad ahora es menor”, apuntó.

“Los residuos de descacharreo en nuestra ciudad van al vaciadero. Ahí se le hace un vacimiento o procedimiento que asegura que no van a acumular agua. No es un enterramiento, pero lo vamos manejando con otro sistema. Y en ese sentido venimos aprendiendo”, explicó. “En esta campaña se trata de evitar que el mosquito se reproduzca o instale en las casas. Y en ese sentido hasta una hoja de árbol le puede servir al insecto”, advirtió. Molina insistió en que no todo lo que es chatarra es reciclable.

“Al principio había mucho elementos que se los podía rescatar; ahora, muy poco”, expuso. 

El secretario de Gobierno dijo que con las comunas tratan de lograr una aproximación para una tarea más integral, pero la política les impidió que estas llegaran al punto ecológico que disponemos. 

“La gente que viene de Aguilares o de otras ciudades trae plásticos u otros elementos reciclables a los puntos ecológicos que disponemos en nuestro municipio. En realidad esto demuestra que las comunas podrían tener también un programa de desarrollo ambiental adecuado”, remató el funcionario.

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