En un tema como el de los residuos, que es una problemática común de todas las ciudades, no se pueden aplicar en todos los casos soluciones estandarizadas. Si bien el problema a simple vista no permitiría dar muchas vueltas, existen muchos ejemplos, gran parte de ellos muy exitosos sobre el particular, aunque nuestra ciudad además de resolver las verdaderas complejidades técnicas de la materia, también debe resolver los problemas de intereses cruzados que giran alrededor de los residuos.
El éxito de una gestión de gobierno y en especial en ciudades latinoamericanas, que por lo común cuentan con poco presupuesto y una multiplicidad de problemas a resolver, es con la imaginación con la que se promueven medidas de bajo costo económico que signifiquen la resolución de la mayor cantidad de problemas posibles.
Dentro de esta concepción, analizaremos en principio cuantos problemas podríamos resolver con los residuos. Para ello tenemos que tener en claro cuáles son los problemas a resolver, para hacer una conclusión final.
En 1978 se decide, por ordenanza general, terminar con la incineración de residuos en Municipios de la provincia de Buenos Aires, salvo en los casos de residuos patogénicos.
Desde allí la ciudad comenzó a transitar un camino complejo de intereses cruzados, poco planificados, camino donde la Municipalidad concesionó la recolección de residuos, sin que esto significara un beneficio para las cuentas públicas y mucho menos solucionar el tema.
En general, lo mismo sucedió en todas las municipalidades bonaerenses y si bien por los´70 el tema de la polución por incineración era un problema real, el gobierno de facto estableció una metodología de gestión que otorgó un gran negocio para empresarios que quedaron en una situación de privilegio, como proveedores del Estado, no exento de escándalos e irregularidades, dejando como saldo alguna empresa fallida, empresarios ricos, cuentas públicas severamente comprometidas y los problemas de los residuos urbanos sin resolver.
El modelo de gestión establecido en el año´78 que hasta ahora nadie ha querido discutir, está transitando un camino sin retorno. Basurales fuera de control, un sistema de recolección caro e ineficiente. La basura es uno de los problemas más importantes de la ciudad, lo que hace imperativo discutir un nuevo modelo de gestión.
Al unísono con las nuevas tendencias ambientalistas, se produce un proceso de modificación del modelo económico, modelo que deja literalmente fuera de la sociedad a gran parte de la población.
Haciendo un cuadro de situación, saltaría a simple vista que gran parte de la población vive en la precariedad. Situación laboral estable, servicios sociales, vivienda, previsión social, etc, cada día parecen ser un lujo para los menos y el estar afuera de todas estas condiciones parece ser lo común y habitual.
Es por eso que cada acción debe apuntar no solo a la solución puntual, sino que además tiene que utilizarse el recurso, para solucionar la mayor cantidad de problemas posibles con el objetivo de aprovechar al máximo cualquier esfuerzo para mejorar las condiciones sociales. En este sentido, vamos a tomar uno de los ejemplos exitosos, como el de Curitiba, el programa “Lixo que nao é lixo” = “basura que no es basura”.
En 1987 tuvo gran adhesión en la población, la cual tomó a cargo la separación en origen de los desechos reciclables de los biodegradables.
Dicho programa comenzó en las escuelas, donde los docentes les pedían a los alumnos las pilas usadas, tubos de dentífricos vacíos, etc, para cambiarlos por figuritas. Rápidamente la idea se desarrolló y ganó dimensión. La población de Curitiba recicla 150 toneladas diarias de basura, de donde se recupera cartón y papel equivalente a la producción de 1.200 árboles por día.
Por otra parte, de la clasificación de los residuos participan las asociaciones de recuperación de adicciones, la producción es vendida a la industria y el 80% de lo recaudado es destinado a la ayuda social.
A diferencia de las ciudades europeas, las sudamericanas cuentan con niveles de pobreza muy elevados, sus ejemplos no son practicables en estas latitudes, incluso en la misma Curitiba los asentamientos precarios (chabolas) representan una gran parte de la población; sin embargo, estos asentamientos cuentan con agua corriente y electricidad y con el programa “Cambio Verde”. Los residentes de estos asentamientos reciben productos alimenticios, vales para buses o artículos escolares a cambio de bolsas llenas de basura clasificada. También, lo que nosotros conocemos como “cartoneros”, fueron organizados y retirada la tracción a sangre.
Como se ve, el esfuerzo no solo trata la cuestión de la basura, también se trata de integrar a la población como sustitución a los sistemas mecanizados.
De esta manera, Curitiba se ahorra millones de dólares, para gastar en otras cosas y se convirtió a sectores desocupados, en productivos y asalariados, donde todos colaboran y todos ganan.
Otro tema preocupante, es la energía, durante finales del siglo XIX y siglo XX vivimos la fiesta del combustible fósil, pero la fiesta está llegando a su fin y no existe ni en laboratorio, nada que reemplace al combustible fósil, no por lo menos, para sostener nuestro actual estilo de vida. Pero sin entrar al tema energético, la basura puede dar algún aporte, tal es el caso del segundo ejemplo, como la planta de biogás de la ciudad de Olavarría (Provincia de Buenos Aires) y el departamento de Maldonado (Rep. del Uruguay).
El principio consiste en el aprovechamiento del gas metano, producto de la fermentación de los desechos orgánicos. Con la descomposición de los desechos, empiezan a actuar las bacterias que producen gas metano, a este proceso se lo denomina “biodigestión”.
En el 2002, la Municipalidad de Olavarría le solicitó a la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, estudios sobre posibilidades para la administración de los desechos urbanos.
Entre las propuestas se destacó el aprovechamiento del gas metano por la “biodigestión” de los desechos orgánicos, y fue así que en el 2006 se instala la primera planta de biogás, la cual se desarrollará en diferentes etapas, en principio el venteo del gas metano, reduciendo así los gases de efecto invernadero y la próxima etapa es utilizar su producción de 282 metros cúbicos de biogás por hora.
Pero estos no son los únicos beneficios, Olavarría con esta medida se convirtió en el primer Municipio en cumplir con los procedimientos del protocolo de Kioto y eso le permitió ingresar al mercado de bonos de carbono (bonos verdes) de las Naciones Unidas, cuyos fondos ingresan directamente a la Municipalidad.
Parte de estos fondos fueron invertidos en la localidad de Espigas, donde se instaló una red de agua potable y un calentador solar que da servicios a escuelas y unidades sanitarias de la zona. Cabe destacar que la planta de biogás se realizó con tecnología, técnicos y mano de obra local, experiencia que se busca replicar en la ciudad de Santa Fe.
En la utilización del biogás también se destaca el departamento de Maldonado (Uruguay), la planta de biogás, abastece a un generador de electricidad cuya capacidad de generación es de 1 MW/H.
Por su parte, la Municipalidad de General Pueyrredón con el “Plan de acción Mar del Plata sostenible”, nunca describió que es lo que se iba hacer con los desechos urbanos, lo único definido son los costos presupuestados por “Cerramiento Ambiental del Antiguo Basural” que dejó de utilizarse el 14/05/13: u$s 12.000.000 y “Contenerización Urbana Etapa I” a un costo de u$s 14.000.000, ambos proyectos financiados por el BID.
Otro hecho a destacar es que en la política de financiamiento, además del endeudamiento, surge también la sobretasa “Contribución Sustentable del Ambiente Natural y Urbano” que se aplica en las facturas de OSSE para el mantenimiento de la planta de reciclado y nuevo predio, que por falta de gestión, hoy por hoy no da ninguna solución y se teme por su futuro.
Muy lejos de los ejemplos descriptos, en el caso de Curitiba, que ve en los desechos una oportunidad de hacer partícipe a su comunidad para ahorrar, reciclar y generar fuentes de trabajo y programas de asistencia social o como el caso de Olavarría y Maldonado que aprovechan los residuos para generar energía y por otra parte calificar para acceder a los “bonos verdes”, que no son créditos, son subsidios internacionales que capitalizan los mismos Municipios para destinar a la obra pública, encontrando verdaderas alternativas de financiamiento al recurrente aumento de tasas o endeudamientos que se proponen.
Otro capítulo es la concesión del servicio de recolección de residuos actual, servicio privado que se ha convertido en un holding de empresas que a pesar de tener diferentes razones sociales, están fuertemente relacionadas entre sí en un cruce de intereses que evidentemente están muy lejos de las soluciones ambientales, generación de empleo y energía.
Los servicios del Estado, los debe manejar el Estado, la intervención privada solo funciona como pasamanos, porque la Municipalidad en todos los casos, financia el servicio y el privado es tan sólo un intermediario parasitario en el sistema.
Pablo Aceto
Secretario General Partido Socialista Auténtico
Mar del Plata – Batán
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