"Para que no nos callen", fue la consigna utilizada para solidarizarse con el corresponsal de LA NACION
Por primera vez en mucho tiempo los periodistas no estaban en un acto para escuchar reclamos de un sector social, sino que se concentraron para exigir protección, para juntar fuerzas entre colegas, para decirle a la sociedad que la prensa no quiere ser silenciada.
Germán de los Santos, el corresponsal de LA NACION en esta ciudad, fue amenazado la semana pasada por grupos narcos. La advertencia fue de muerte, en un aviso criminal que funcionarios nacionales y provinciales consideraron creíble. Por eso se reunieron periodistas rosarinos frente a la sede de la gobernación en esta ciudad, donde ayer, en otra muestra de la violencia desatada en estas calles, fue asesinada una mujer que había denunciado a los narcos de su barrio.
"Venimos a decir basta de amenazas, basta de muertes. Venimos a decir que nos solidarizamos con Germán de los Santos", dijo Edgardo Carmona, secretario general del Sindicato de Prensa de Rosario. Un día antes se había reunido con el jefe del Gabinete del gobierno nacional, Jorge Capitanich, y hoy lo hará con el gobernador Antonio Bonfatti.
La amenaza a De los Santos fue el detonante de la angustia de los periodistas locales que conviven con la violencia urbana. Rosario, en 2014, suma más de 220 asesinatos. "Este abrazo también en para las víctimas de estas bandas narcocriminales que quieren dominar la escena social del sur de Santa Fe", dijo Carmona durante el acto, en el que también hubo apoyo de agrupaciones políticas y sindicales. La Fundación Libertad de Expresión más Democracia, que preside la diputada Silvana Giudice (UCR), envío un representante. En él también estuvo Fabián Peralta (GEN-Rosario).
"Reclamamos protección para nuestros compañeros de prensa", dijo Carmona frente a periodistas de todos los medios locales. Y al lado del palco escuchó los pedidos el secretario de Seguridad de Santa Fe, Gerardo Chaumont, que con su presencia dio respaldo al acto de acompañamiento a De los Santos y su familia, que cuentan con seguridad federal desde el momento de la amenaza. El ministro de Seguridad, Raúl Lamberto, también está preocupado por la situación del periodista de LA NACION. Hace unos meses los narcos también le pusieron precio a su cabeza.
Más acostumbrados a colaborar en la difusión de casos que a ser protagonistas de los hechos, los periodistas rosarinos pidieron esta vez ayuda a la sociedad. "Son nuestros compañeros los que todos los días están con un grabador o una cámara en la primera línea de fuego para que la gente sepa lo que pasa", señaló el secretario general del Sindicato de Prensa de Rosario.
Los colegas de De los Santos, en sus conversaciones durante el acto, hablaban de la necesidad de contar con el apoyo de la sociedad para potenciar el pedido de protección que hicieron los cronistas. Por lo general, es el periodismo es el que da impulso a los reclamos ajenos, y en este caso esperan contar con la devolución social de un "abrazo" de protección comunitaria.
"Éste no es un problema del periodismo, es un problema social, porque se busca enceguecer a la sociedad y eso será un triunfo de las mafias", aseguró ayer Carmona .
De los Santos fue amenazado por informar. Sus colegas dicen que es complicado ejercer el periodismo en Rosario frente a mafias que incluyen elementos policiales. En su reunión de hoy con los delegados de prensa, Bonfatti y sus colabores expondrán ejemplos recientes para marcar que se intenta depurar la policía.
Unas horas antes de la concentración, aquí fue asesinada Norma Bustos, que había denunciado a los quioscos narcos en su barrio, La Tablada. La mataron de un tiro en la puerta de su casa. En enero de 2013 ya habían acribillado a su hijo, Lucas Espina. Por ese crimen fueron procesados, como presuntos ejecutores, los hermanos Milton y José Damario, que viven en el mismo barrio y están vinculados con la ejecución de Claudio "Pájaro" Cantero, líder de la banda de Los Monos. Esas denuncias entre vecinos de una misma calle representan buena parte de los ajustes de cuentas, casi imposibles de prevenir. Los sicarios la callaron. La prensa quiere evitar seguir ese camino. Su reclamo fue concreto: "Para que no nos callen". Para los periodistas lo que está en juego no es sólo la vida de los cronistas, sino el derecho de la sociedad a estar informada.
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