La corrida cambiaria tras las PASO generó una devaluación que en menos de 24 horas hizo aumentar entre el 7 y el 20 por ciento los precios de los medicamentos. Los más afectados son los adultos mayores y los desocupados.
La devaluación volvió a golpear la economía de los argentinos y a generar una pérdida significativa de la capacidad de compra. Luego de las PASO, la devaluación generó el incremento de hasta 30 por ciento en alimentos y entre 7 y 20 en medicamentos en pocas horas. Insumos como vendas, telas adhesivas, gasas, sondas y jeringas ascendieron a 30 por ciento en las farmacias.
Los jubilados y pensionados se encuentran excluidos en el paquete de medidas anunciadas la semana pasada por el Gobierno para intentar mitigar el efecto de la devaluación. Desde la Anses la propuesta para ellos sugiere un bono de 2 mil o 3 mil pesos y el eventual adelanto del aumento de haberes previstos para diciembre. Pero los bonos están lejos de equiparar los puntos que perdieron con la nueva fórmula de la Reforma Previsional sancionada en diciembre de 2017.
“Tengo que elegir entre comer o medicarme, debería tomar 8 remedios, no tengo descuentos y no puedo comprarlos. Me echaron del trabajo porque se me fracturó la columna, no me indemnizaron y el Gobierno me negó la pensión por discapacidad pese a que mi perito la determinó en 88 por ciento”, dijo Raquel R. (58) de Balvanera. Ella también es asmática, padece un cuadro avanzado de osteoporosis, alquila un departamento de dos ambientes y tiene a su cargo a su hija adolescente.
Rubén Sajem, Secretario del Colegio de Farmacéuticos y Bioquímicos de la Ciudad, advirtió: “Se observaron aumentos de entre el 7 y el 20 por ciento. Hay una gran dispersión entre los aumentos, no hay un criterio uniforme y solo lo manejan los laboratorios. El Estado se desentiende del problema y no plantea políticas para regular el acceso a la salud”. Además, señaló que una droguería desactivó la página web que permitía hacer los pedidos y otra redujo los créditos a las farmacias lo que afectó la reposición de los medicamentos.
La cobertura de los remedios gratuitos a jubilados con enfermedades crónicas comenzó a limitarse en enero de 2017, cuando el Gobierno suspendió la entrega de medicamentos a los afiliados del PAMI con enfermedades crónicas que no percibieran ingresos superiores a una jubilación y media mínima. El 1 de agosto, el titular del PAMI, Sergio Cassinotti, defendió la decisión de restringir medicamentos gratis a jubilados porque otorgarlos “lleva al sobreuso y al descontrol”.
“Esto es una pesadilla, antes PAMI me daba los remedios pero ahora por tener una jubilación que supera la mínima los tengo que pagar. Muchas veces no me alcanza y los tomo cuando puedo. Me da mucha vergüenza pedirle a mis hijos, ellos tienen su hijos, sus gastos y no pueden con todo”, dice Jorge B. (82) de Almagro.
Según la Defensoría de la Tercera Edad, los adultos mayores consumen entre 4 y 8 medicamentos mensuales y la canasta básica medida hace 4 meses era de 30.500 pesos, lo que se traduce en que casi 8 de cada 10 jubilados no logran cubrir sus necesidades básicas. En septiembre, la jubilación mínima pasará de 11.528 pesos a 12.937, mientras que la Pensión Universal para el Adulto Mayor (la pensión para quien cumple con la edad, pero no con los años de aportes) aumentará de 9.222 pesos a 10.349.
Durante la campaña de las PASO el ahora candidato a presidente por Frente de Todos, Alberto Fernández, expresó dos medidas vinculadas a la tercera edad: recomponer el 20 por ciento las jubilaciones para compensar lo que perdieron con la nueva fórmula de la Reforma Previsional y restablecer la entrega de medicamentos gratuitos a través de PAMI, tal como lo hacían antes de 2017.
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