Un grupo de autoconvocados manifestó su preocupación por el perjuicio a la salud.
Un grupo de vecinos autoconvocados del partido bonaerense de Luján, advirtieron a través de un comunicado sobre una situación que podría traer consecuencias negativas para millares de integrantes de la sociedad local y que se harían extensivas a importantes franjas de cordones del conurbano bonaerense.
Según explicaron, se refieren al relleno sanitario que pretende construir el intendente de Luján Leonardo Boto, con el apoyo del Gobierno nacional, sin los debidos estudios y precauciones para evitar lo que consideramos que podría constituir, en poco tiempo, un verdadero genocidio ambiental.
En su comunicado, los autoconvocados sostienen realizaron una investigación respecto a la selección de sitios aptos para rellenos sanitarios en todo el partido de Luján y determinaron que el 70% del distrito es apto para instalarlos y de ese total seleccionamos aquellos que son más aptos, estableciendo un total de 170 lugares alternativos al actual elegido por las autoridades, ubicado en las cercanías de la estación Sucre.
Entre otras objeciones, mencionaron que se violan las distancias de las perforaciones de agua que usan los vecinos de la zona y que no tienen los 80 metros necesarios para hacer un área de amortiguamiento.
Además indicaron que los argumentos oficiales para llevar adelante el relleno son atendibles en cuanto a la necesidad básica de terminar con un basural a cielo abierto inaceptable, pero la alternativa hace realidad aquello de «peor el remedio que la enfermedad».
Según indicaron, análisis realizados por profesionales contratados de manera particular por los vecinos han determinado fehacientemente la inconveniencia de llevar a cabo esta obra tal como está planteada.
La referente del sector, abogada, empresaria y ambientalista Viviana Novelle, dijo al respecto que «el relleno que se pretende hacer en Sucre es inviable por sus dimensiones, por su localización y porque se va asentar en un terreno con un permiso precario que, además, afecta al patrimonio histórico».
Y concluyó: «En 4,5 hectáreas se pretende arrojar 140 toneladas (140 mil kilos) diarias de residuos sólidos urbanos, por lo que la vida útil del relleno será de cinco años, y no de los 20 años que establece el pliego del proyecto que financia el Banco Interamericano de Desarrollo (BID)».
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