Adriana Arédez responsabilizó a Carlos Pedro Blaquier y a todo el directorio del ingenio Ledesma por el secuestro y posterior desaparición en 1977 de su padre, el intendente de Libertador General San Martín, Luis Arédez, cuando retornaba a su casa luego de trabajar en el Hospital de la localidad de Fraile Pintado.
Adriana relató que su madre, Olga Arédez, quien falleció en 2005, se había entrevistado con el ex gerente de Ingenio Ledesma, Alberto Lemos, para saber sobre su marido y que éste le dijo: "su esposo nos hizo mucho daño a nosotros, no va a salir libre, va a quedar muchos años". Dijo que cuando su madre preguntó a Mario Paz, gerente de Relaciones Públicas de Ledesma, éste le recomendó que "no se meta".
Adriana contó que estuvo casada con un sobrino de Mario Paz y que la noche del 24 de diciembre de 1974, durante una visita a su suegro Raúl Paz, hermano de Mario, había otros integrantes de la cúpula de la empresa y que ahí se llegó a decir: "nosotros hemos puesto mucho dinero para realizar un golpe de Estado".
Adriana Arédez identificó a Juan de la Cruz Kairúz, director técnico de fútbol en la actualidad y que entonces integraba el cuerpo técnico del C.A. Ledesma, patrocinado por la empresa, como el chofer de la camioneta que detuvo a su padre el 24 de marzo de 1976, según denunció Hugo Condorí, único sobreviviente de la dirigencia gremial de Ledesma.
Sin embargo dijo que Kairúz "ametralladora en mano" por lo menos cuatro veces allanó la vivienda de sus padres en Libertador, llevándose todo lo que había a su alcance, pero además ejercitaba persecuciones a toda la familia cuando salían a la calle.
Adriana Arédez también contó que Paz le advirtió a Olga que tuviera cuidado porque podría "caer detenida".
El acceso de Olga Arédez a los directivos de Ledesma fue por pedido del desaparecido intendente, quien a través de cartas y mensajes que lograba sacar del penal, contó con la ayuda del contador de Ledesma, Rubén Abdala, cuya esposa Rosa la acompañó a las entrevistas.
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