El mandatario generó un terremoto económico en apenas 30 días. Inflación del 30%, suba del dólar del 120%, un decreto inaplicable y una ley de 600 artículos que hace retroceder al país 100 años. Se calienta la calle. Un paro de la CGT y cacerolazos todas las semanas.
Por
JONATHAN HEGUIER
El primer día de Javier Milei fue la crónica de una tormenta anunciada: le dio la espalda al Congreso y a los diputados y senadores. No quiso hablar ante la Asamblea Legislativa. Hoy su futuro inmediato depende en gran parte de esos legisladores a los que ninguneó. Se cumple un mes de aquel día. El mandatario lo pasó refugiado en el Hotel Libertador, propiedad de uno de sus empresarios predilectos, sin dar a conocer quiénes lo visitaron. En el medio hubo tensiones políticas graves, internas con su Vicepresidenta, cruces fuertes con casi toda la oposición y el Gobierno ya tiene más renuncias que semanas de gestión.
El Presidente generó un terremoto económico en apenas 30 días. Arrancó con una suba del dólar del 120%, liberó los precios de todos los mercados y en solo un mes se espera una inflación del 30%. Por eso, se calienta la calle. Ya tuvo marchas en contra multitudinarias. La CGT anunció un paro general para el 24, el más veloz de la historia de la central obrera a un mandatario recién asumido. El shock de Milei tuvo su respuesta inmediata. Y por otro lado, hay cacerolazos todas las semanas de la población inorgánica en rechazo a sus políticas.
Una de las grandes dudas tras el triunfo en las elecciones era cómo iba a gobernar Milei sin gobernadores, sin intendentes y con una ínfima porción de diputados y legisladores. Si elegiría el decreto y el plebiscito. Cómo sería su actitud ante el discenso y si podría ser un presidente negociador y que trabaje con consensos.
La respuesta podría haberse demorado meses. Pero llegó también en forma de shock. En 30 días, el libertario mostró nulo apego a la negociación, que a duras penas delegó en su ministro de Interior "sin presupuesto", Guillermo Francos, que solo pudo aceptar "sugerencias". Fue el ministro dialoguista, que termina este mes en la cuerda floja y en medio de rumores de salida.
El Gobierno ya tuvo varias bajas, en la previa de asumir Milei y ya en el poder. Desde Carolina Píparo y Carlos Rodríguez a Eduardo Roust, Horacio Pitrau y Belen Stettler, entre otros. El desorden y la desprolijidad fueron tendencia en la diaria de la administración mileísta. Sin todos los lugares ocupados, sin voceros, sin respuestas, con idas y vueltas, sin transparencia, con actos ocultos -como la asunción de los ministros-, con un llamativo cuidado de la imagen al Presidente, con ministros sin cargo, con custodios y secretarios sospechados de pertenecer a fuerzas de seguridad extranjeras y un hotel vallado del que nunca se conocerá el libro de visitas al mandatario argentino.
Tras el primer impacto de la devaluación y liberación de precios, Milei pateó el tablero y se propuso resetear el país con un DNU y una ley ómnibus para reformas que solo se puede hacer a través del Congreso y con normas nuevas o derogaciones. Un "a todo o nada". Y un retroceso de 100 años para nuestro país.
Ahora, su futuro inmediato depende en parte de ese Congreso al que le dio la espalda y de esos legisladores a los que viene toreando hace días ("idiotas", "inútiles", "coimeros"). En la oposición ahora surgió una duda, que se planteó a través del presidente del bloque de diputados de la UCR, Rodrigo De Loredo, quien públicamente contó ayer con desconfianza que cree que el Gobierno no quiere que le aprueben el DNU y la ley para usar al Congreso de chivo expiatorio por la crisis que podrían generar las políticas de Milei.
Nadie aún se anima a responder qué puede llegar a pasar el día después para la economía Argentina si el DNU y la ley son rechazados en el Congreso. Por las dudas, Milei y su portavoz, Manuel Adorni, van en búsqueda del gran culpable ante un estallido: la casta completa.
En diferentes entrevistas y en conferencias de prensa, ambos dejaron saber que el Congreso, la oposición, los jueces, los gobernadores, los radicales, los peronistas, los kirchneristas, la izquierda, los piqueteros y los sindicalistas serán los responsables ante los picos de inflación venideros y las devaluaciones que se avecinan. "Si no se aprueba el DNU, nos vamos hacia una hiperinflación", fue una de esas amenazas. Otra la dejó en claro el lunes el vocero: “Lo que vimos solo en el mercado de la cotización del dólar puede ser una muestra gratis de lo que puede suceder si el ámbito de la política no acompaña”. Sube el dólar por culpa de la oposición. Una muestra gratis del relato que viene construyendo el Gobierno.
Mientras tanto, las naftas subieron 85%, las prepagas un 70%, los alimentos en un promedio del 30% y el transporte un 45%. Aun faltan los tarifazos en los servicios públicos, gas, luz y agua. Y una nueva devaluación, que algunos especialistas adelantan que será en marzo.
En el medio hubo tiempo para abrir la carpa del circo: una ida al teatro a ver a su novia, una foto con su pie, ataques a periodistas, el show de Olivos con sus perros, entrevista con Mirtha Legrand, su vestimenta negra en pleno verano y un uso político desproporcionado de su conversión al judaísmo que generó críticas.
Así transcurrió el primer mes de Milei, que jugó parte de todas sus cartas a una velocidad inusitada. "Tirarse de un auto a 100 kilómetros por hora", lo adelantó Mauricio Macri. El ex presidente que, agazapado, se reúne en secreto con la vicepresidenta Victoria Villarruel en las últimas horas, en medio de los desencuentros de ella con el libertario.
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