En las bebidas como gaseosas y vinos el impuesto interno tiene una gran preponderancia. Las que no llevan azúcar serán menos afectadas en precio.
A las quejas de los vitivinicultores por el aumento de la presión tributaria al vino que tendrán que afrontar si se aprueba tal como se expuso esta semana la reforma impositiva por parte del Gobierno nacional, se le sumó también la de fabricantes de gaseosas que indicaron que la nueva propuesta impositiva, duplica el monto del impuesto interno que pagan las bebidas con azúcar, situación que influirá en el encarecimiento del producto y un menor consumo.
Por una parte los bodegueros como el vicepresidente de la cámara que nuclea a esas empresas en Tucumán, Roberto Carro, señaló que el aumento de la alícuota del vino a un 10% "no va a poder reflejarse en el precio del vino porque se nos va hacer muy difícil seguir vendiendo".
La Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas (Acovi) exhortó a Dujovne a eximir al vino de esta medida. "Nos llama fuertemente la atención este impuesto luego de los encuentros que el sector ha mantenido con el Gobierno nacional en los cuales se ha explicado y transmitido las características y realidad de la vitivinicultura y las bondades para la salud de nuestro producto", explicaron Carlos Iannizzotto, gerente de Acovi y presidente de la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro), junto con el presidente de Fecovita, Eduardo Sancho.
En tanto a nivel local, Guillermo Raed, director de la empresa Produnoa dedicada a la producción de gaseosas, indicó que de aprobarse tal como fue anunciado esta semana el proyecto de reforma tributaria, "el impacto va a ser importante y significa que los productos con azúcar van a duplicar la alícuota de impuesto interno que hoy es una tasa nominal del 4% para los productos con jugo y un 8% la tasa nominal para los que no tienen jugo".
El empresario señaló que "en realidad cuando se aplica efectivamente el impuesto, esa tasa es el 4,17% del valor de venta del producto y el 8,69%. El 4% se termina convirtiendo en 4,17% porque termina cobrándose a sí mismo sobre el impuesto y lo mismo sucede con aquellas que no tienen jugo". Añadió que "lo que dice la reforma es que en el caso que tenga jugo y tenga azúcar, se duplican las dos tasas. O sea que la del 4 pasaría al 8% y la del 8 pasaría al 16%".
Puntualizó que "el incremento del costo en ese caso va a ser del 8% del valor de venta del producto, eso va a impactar en el valor final y, si se traslada al consumidor, con una demanda que viene pretendiendo acomodarse, seguramente ese incremento de precio no se va a tener más remedio que trasladarlo y seguramente va a significar una caída de venta".
Destacó que "el impuesto se aplica ya sobre el precio final, sobre el precio neto de venta. No hay como escaparle -al impacto en precio-. La única forma es que baje el precio de venta, pero igualmente impacta en la rentabilidad. Si no se traslada el impuesto al precio de venta, entonces se reduce el margen".
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