El proyecto comenzó a tomar cuerpo por la intención de Luis Caputo de seducir al FMI para conseguir un nuevo acuerdo con dólares frescos. Los ideólogos del proyecto sostienen la necesidad de pagar "la menor jubilación posible" y apuntan a equiparar las edad de jubilación entre hombres y mujeres.
Por
Mariano Martín
La reducción de las jubilaciones a un valor "universal de subsistencia", la baja al mínimo de las contribuciones patronales y los aportes de los trabajadores al sistema previsional y la vuelta del sistema de capitalización para los asalariados con mayores ingresos son los ejes de un plan de reforma que ya prepara el gobierno de Javier Milei a imagen y semejanza de la que reclama desde hace años el Fondo Monetario Internacional (FMI) para la Argentina. Así lo confirmaron a El Destape responsables de Capital Humano, adonde comenzó la elaboración de un borrador de proyecto de ley para su tratamiento este año.
La iniciativa comenzó a tomar cuerpo en las últimas semanas ante el interés del ministro de Economía, Luis Caputo, en seducir al FMI para lograr un acuerdo con eventuales nuevos desembolsos de dólares necesarios para revitalizar las reservas y sostener el plan económico. E incluye otros tópicos ya enunciados antes por los funcionarios como la equiparación de la edad jubilatoria entre hombres y mujeres y la supresión de algunos regímenes jubilatorios especiales.
El corazón de la reforma prevé una reducción del valor de las futuras jubilaciones, cuyo mínimo este mes es de 265.907 pesos. Los funcionarios consultados estimaron que se postulará llevarla a un monto más cercano al de la Pensión Universal para Adultos Mayores (PUAM), que equivale al 80% del haber mínimo y que en enero asciende a 212.725 pesos. Los ideólogos del proyecto, consagrados al dogma del déficit cero, sostienen la necesidad de pagar "la menor jubilación posible" y alentar la reaparición de un sistema de capitalización como el que rigió en la Argentina en los '90s mediante las AFJP para los trabajadores con mejores ingresos, e incluso estimular la posibilidad de que "los hijos ayuden a sus mayores".
El eje del proyecto es la necesidad de pagar "la menor jubilación posible".
Una de las zanahorias del plan es la reducción a su mínima expresión de las contribuciones patronales y los aportes personales a la seguridad social. Alegan los funcionarios que parte de esa rebaja, además de beneficiar a los empleadores, podrá aumentar directamente el salario de bolsillo de los trabajadores. El esquema vigente detrae de un salario bruto promedio el 18% en concepto de contribuciones patronales y otro 11% en aportes. Una de las experiencias más consistentes de rebaja de aportes y contribuciones la dirigió Domingo Cavallo en los '90s como ministro de Economía de Carlos Menem.
La reducción del haber mínimo es consistente en un Gobierno que minimizó en varias oportunidades la situación de postergación de los adultos mayores. En febrero pasado el propio Javier Milei aseguró que los jubilados eran entonces "el sector etario con menos pobres" y a fin de año el ministro Luis Caputo fue más allá y sostuvo que sólo 11% de esa población estaba por debajo de la línea de la pobreza. Los últimos relevamientos del Indec dan cuenta de que más de un tercio de la población de adultos mayores es pobre y que el número se duplicó en la gestión libertaria.
Otro ítem de la reforma es el aumento de la edad jubilatoria. En Capital Humano confirmaron que la hipótesis de mínima será equiparar -hacia arriba- las edades de retiro de hombres y mujeres, que en la actualidad son de 65 y 60 años, respectivamente. La salvedad es que ese rango puede extenderse de manera voluntaria cinco años más sólo en el sector privado. También se impulsará la eliminación o redefinición de los regímenes especiales que les permiten a sus beneficiarios jubilarse de manera anticipada -docentes, trabajadores del transporte, personal del servicio exterior- a cambio de proponer, en esos casos, el autofinanciamiento de esos diferenciales.
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