Hasta este lunes el oficialismo aseguraba tener los votos para la aprobación en general de dos proyectos clave. Pero durante el martes, hubo negociaciones desde el Gobierno y la oposición y nadie se atreve a asegurar qué pasará en el recinto. Los senadores de Santa Cruz y la jugada de Lousteau.
Leonardo Fredes
El anuncio de no dar quórum para la sesión de este miércoles de los dos senadores referenciados en la gobernación de Santa Cruz, Natalia Gadano y José Carambia, cambio el eje del poroteo previo a la decisiva jornada: se pasó de puntear los apoyos para cada uno de los capítulos a la posibilidad de que la sesión se caiga por no reunir el número necesario para su inicio.
Ley Bases y paquete fiscal: los senadores santacruceños ponen en jaque al Gobierno con el quórum
A un segundo plano pasó también la que hasta las últimas horas aparecía como segura aprobación en general. Así, la jornada se abrirá con la incertidumbre de saber si La Libertad Avanza juntará los 37 senadores que se requieren como quórum.
Descontando a los 33 de Unión por la Patria y a los dos santacruceños, el oficialismo necesitaría que los otros 37 senadores (la mitad más uno de los 72 totales) estén presentes a las 10, hora fijada para el inicio de la sesión en la que se debatirán la Ley Bases y el Paquete Fiscal.
No deben fallar los 7 propios, los 7 del PRO, los 13 radicales, los tres de Cambio Federal y otros siete de fuerzas provinciales (incluidos rionegrinos, misioneros, una cordobesa y una neuquina). Con 36 en sus bancas, la sesión se cae.
Ante este frágil panorama, tras conocerse el anuncio de los santacruceños, desde los despachos oficialistas activaron el operativo para asegurarse a los escurridizos radicales Martín Lousteau y Maximiliano Abad: Dicen tenerlos anotados para dar quórum tras una reunión del primero con la vicepresidenta Victoria Villarruel.
En su cuenta de X, Lousteau anticipó que dará quórum, una decisión que favorece al Gobierno aunque termine votando en contra.
También desde usinas de La Libertad Avanza se motorizaron incesantes intentos para convencer de habilitar el inicio de la sesión a diputados de Unión por la Patria con interés en que se apruebe el RIGI (Régimen de Inversiones) por los beneficios que el mismo representaría para sus provincias.
La movida incluyó denodados esfuerzos de periodistas y twiteros de medios o cuentas afines al oficialismo, que repitieron durante las últimas horas que se quebraba el bloque de Unión por la Patria, apuntando a catamarqueños, tucumanos y sanjuaninos.
En el marco de la agitada jornada previa, por la tarde la atención se la había llevado el ingreso al Senado del pliego que postula como embajadora ante la UNESCO a la senadora neuquina (una líbera política de raíz en el MPN y de pasado en Juntos por el cambio) Lucila Crexell, quien desde hace una semana es acusada por opositores de condicionar su voto a la Ley por la representación diplomática en cuestión.
En cuanto al reclamo de los santacruceños, se sostiene en la desconfianza a que el Gobierno no les cumpla un beneficio sobre retenciones mineras negociado hace algunos días. Piden que se apruebe primero el Paquete Fiscal, que incluye ese tema, y luego la Ley Bases, o sea alterando el orden en que se abordarán mañana.
Además, temen un veto parcial del Ejecutivo en los beneficios prometidos por el Poder Ejecutivo en relación al Impuesto a las Ganancias para la zona patagónica, y quieren tener la certeza de que el presidente Milei no vetará el proyecto de ley de movilidad jubilatoria, que la semana pasada aprobó Diputados y que el Senado se apresta a sancionar con contundente mayoría.
Parece prehistoria, pero fue ayer nomás, que las noticias pasaban por el punteo de los artículos que el Gobierno tendría que ceder ante la adversidad de los números durante la ahora dudosa instancia de la votación en particular.
Régimen de Inversiones, privatizaciones (excluir Aerolineas Argentinas), pisos del impuesto a las Ganancias y facultades delegadas aparecían en los borradores como los ítems en los que LLA se vería obligado a ceder.
Todo esta negociación ante la atenta mira de un Poder Ejecutivo que advirtió que “si la ley pierde su esencia, no descarta la posibilidad de retirarla”, en un escenario parecido al que se dio en febrero en Diputados cuando la poda de artículos por parte de la oposición motivo el pedido de vuelta del proyecto a comisión del propio bloque oficialista, cuando todavía lo encabezaba Oscar Zago.
Con este escenario, la de mañana será una sesión con una fuerte carga de tensión ante su final, e inicio, inciertos. Solo equiparable, entre los antecedentes más inmediatos, a la aprobación de la Ley del Aborto de 2018 en Diputados, que se definió 10 minutos antes de la votación tras maratónica jornada.
O, acaso la más memorable, el contundente ‘voto no positivo’ del radical Julio Cobos que, como vicepresidente de Cristina Kirchner, en 2008, desempató la votación del conflicto por el campo en contra de su propio gobierno.
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