El ministro de Salud y Desarrollo Social, Dr. Luis Martínez, ratificó el compromiso de la provincia con el legado del Dr. Ramón Carrillo al cumplirse 107 años de su nacimiento. “Su doctrina sanitaria revolucionaria y profundamente humanista logró reducir las brechas de equidad y marcó un camino a seguir que hoy estamos transitando a nivel nacional y provincial”, afirmó.
El Dr. Carrillo, hace más de 60 años, basó la estrategia sanitaria sobre tres pilares: la medicina preventiva, la medicina social y la atención materno-infantil, además de dividir la Argentina en regiones sanitarias, lo que ayudó a desarrollar una estrategia específica para cada zona de acuerdo a sus problemáticas sanitarias. Diseñó también, un sistema de mejoramiento de la infraestructura hospitalaria y sanitaria y con ese concepto se hicieron 234 hospitales y policlínicos gratuitos en el país para atender a todos sin discriminación.
Cabe recordar que, durante su gestión como ministro de Salud Pública, entre 1946 y 1954, duplicó el número de camas hospitalarias existentes en el país, pasando de 66.300 a 132.000. En apenas dos años, con campañas sumamente agresivas logró erradicar el paludismo, una enfermedad endémica, prácticamente desapareció la sífilis y las enfermedades venéreas, mientras que el índice de mortalidad por tuberculosis disminuyó de 130 a 36 por cien mil. También se consiguió terminar con epidemias como el tifus y la brucelosis, en tanto que la mortalidad infantil se redujo como nunca antes en la historia, de 90 a 56 por mil.
Ramón Carrillo nació el 7 de marzo de 1906 en Santiago del Estero, recibió su título de médico en Buenos Aires, luego estudió en Europa y falleció el 20 de diciembre de 1956, pobre, enfermo y exiliado en Belem do Pará, en el norte de Brasil.
En 1937 recibe el Premio Nacional de Ciencias. Y en 1939 se hizo cargo del Servicio de Neurología y Neurocirugía del Hospital Militar Central. Este cargo le permitió conocer con mayor profundidad la realidad sanitaria del país donde pudo comprobar que prevalecían enfermedades vinculadas con la pobreza, sobre todo en aquellos de provincias postergadas.
En 1946, Perón le propuso quedar al frente de la Secretaría de Salud Pública. Ese organismo se convertiría tres años después en el primer Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social de la Nación. Desde allí, Carrillo ideó e implementó el Plan Analítico de Salud Pública, con el cual logró identificar problemas como la falta de camas en los hospitales y el deterioro de las instalaciones sanitarias, además de la inexistencia de insumos y personal calificado.
Una de las frases que por esa época marcaron el camino trazado por Carrillo fue “Sólo sirven las conquistas científicas sobre la salud si éstas son accesibles al pueblo”.
Tras el derrocamiento de Perón, la dictadura de Aramburu lo acusó de enriquecimiento ilícito y, a pesar de tratarse de una infamia que el médico comprobó acabadamente, sufrió confiscaciones y una persecución que le obligó a abandonar el país para exiliarse en Belén do Pará, Brasil, donde se dedicó trabajar como médico rural hasta su muerte provocada por un accidente cerebro vascular a los 50 años de edad.
A pesar de todos sus logros, las infamias continuaron en el tiempo, y su figura y su obra fueron silenciadas durante décadas, sus restos pasaron 18 años en el destierro. Hasta las grandes estructuras de varios hospitales que no se habían culminado fueron derribadas.
En julio del año pasado y con la presencia de la presidenta de la Nación se inauguró en nuestra ciudad capital un busto homenaje para el doctor Ramón Carrillo colocado en la plazoleta de calle Sarmiento y avenida Belgrano. Mientras se realizaba la ceremonia, la presidenta aseguró que el Dr. Ramón Carrillo “hizo un trabajo ejemplar y fue un sanitarista de ley. A la salud pública no solo la concebía como una concepción científica, sino que hacía referencia a la viviendas, a las cloacas, a una buena alimentación, a una vida digna, formaba parte del espacio político del presidente Perón, no era casualidad”.
Una frase muy difundida de este gran sanitarista santiagueño que marca su ideario es “Frente a las enfermedades que genera la miseria, frente a la tristeza, la angustia y el infortunio social de los pueblos, los microbios, como causas de enfermedad, son unas pobres causas".
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