En el microcentro porteño, ya bajaron las persianas 30 comercios. Alquileres y precios de venta al público más económicos, algunas de las ventajas que los autoservicios asiáticos encuentran en otras provincias
Los supermercados chinos buscan sobrevivir a la crisis económica derivada de la pandemia, que terminó con 200 comercios y generó una pérdida de 2000 fuentes de empleo directo e indirecto, según la Cámara Empresarial de Desarrollo Argentino y Países del Sudeste Asiático (Cedeapsa).
La rentabilidad del sector en 2020 bajó hasta un 50% y aún no se recupera. En abril, las ventas de autoservicios, que incluyen a negocios de origen asiático, cayeron un 18,6% comparado al mismo mes de 2020, con desplomes en todas las categorías, de acuerdo al último relevamiento de la consultora Scentia. La restricción horaria con el corte a las 19 horas también los afectó.
Muchos comerciantes bajaron las persianas definitivamente, pero otros no se dan por vencidos. Como manotazo de ahogado, se escapan del declive de barrios de la Ciudad de Buenos Aires, como el microcentro, y migran al conurbano y el interior del país, donde hoy, sostienen, se presentan oportunidades.
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De los 13.000 comercios adheridos a la cámara, alrededor de 4000 ya se encuentran localizados fuera de Buenos Aires, cuando hasta hace dos años la cifra no llegaba a la mitad.
Varias son las ventajas que encuentran en plazas alejadas del epicentro de la Argentina. Por un lado, la posibilidad de ganar capilaridad en regiones a las que todavía no tienen llegada.
"La intención es ampliar el alcance y lograr una mayor penetración en Cuyo, en provincias como Mendoza, en el norte, como Santiago del Estero, y en la Patagonia, en Río Negro, Neuquén y Chubut", precisa Yolanda Durán, titular de Cedeapsa.
Hasta antes de la llegada del coronavirus, la Capital Federal se encontraba superpoblada de jugadores que se canibalizaban entre ellos. "Esto no ocurre en el interior. De lo contrario, la gente suele recorrer largas distancias para hacer sus compras en grandes superficies. Faltan más bocas de expendio en los barrios", analiza Durán.
Las ventas bajaron hasta un 50%
En relación al microcentro porteño, la representante de Cedeapsa lo describe como una "zona desértica". Ya cerraron 30 establecimientos. "Sin circulación, especialmente por la ausencia de oficinistas, será muy difícil que puedan mantenerse los que siguen en pie", se lamenta.
Otro factor que incide en el éxodo al interior es la posibilidad de asociarse con proveedores locales y negociar mejores condiciones. "Pocos tienen llegada a Buenos Aires y se puede poner a disposición del público una oferta de productos más completa", apunta Durán.
El potencial de brindar precios más económicos también juega a favor. El último reporte mensual de la Fundación Colsecor evidencia una dispersión de precios de hasta el 130% en los artículos de la canasta básica según el territorio.
La capacidad de negociar contratos de alquileres con precios más bajos también es un plus. Por ejemplo, en avenidas de la provincia de Córdoba se consiguen valores un 50% más bajos que en Capital Federal, mientras que en corredores secundarios la brecha se achica al 30%, dice Juan Pablo Baca, consultor inmobiliario y asesor de Coldwell Banker Commercial.
En el microcentro, ya cerraron 30 chinos
"El 2020 fue un año difícil para el sector. En marzo, se vendió bien, con el stockeo inicial por el confinamiento. Pero después llegó el parate, creció el ausentismo del personal y a muchos se les complicó sostener sus estructuras. El principal problema fueron los faltantes de mercadería, por la poca entrega de stock de parte de los proveedores", relata Durán.
A eso, se suma que los súper chinos están excluidos de los programas oficiales Precios Cuidados y Precios Máximos. "Quedamos apartados de las normas que rigen para los grandes jugadores", apunta la representante.
Para hacer más unánime la participación, la Secretaria de Comercio Interior prevé sumarlos en el próximo acuerdo, que incluirá una canasta básica de alrededor de 100 artículos.
El traslado a segundas y terceras marcas los afectó
El caso de Huang, que prefirió mantener su apellido en el anonimato, grafica la realidad del sector. Durante el aislamiento, cerró dos de sus cinco locales. "No pude pagar más los sueldos ni los servicios. El alquiler se volvió insostenible con el bajo nivel de ventas, que se contrajeron un 70% en ambas locaciones", reconoce.
Para Huang, el mayor obstáculo fue el traslado de los consumidores a segundas y terceras marcas. "La gente se volcó a opciones más baratas. Aunque compró más alimentos perecederos, dejó de lado los lácteos", ejemplifica.
Otra traba fue la limitación para importar productos gourmet y 'chucherías'. "A mis clientes les gustan esas cosas que acá no se consiguen. Fue difícil traerlas, debido al contexto y las complicaciones para importar", destaca.
"Pensé en no volver a abrir, pero la Argentina me dio mucho y quiero retribuírselo de alguna manera", confiesa quien se instaló en el país hace casi 20 años. Ahora, su plan es reemplazar los cierres por un local en el conurbano y uno en otra provincia. "Todavía no tengo definido a donde migraremos, estoy analizando alternativas", cierra.
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