Intendentes, concejales y diputados tuvieron un encuentro con el vicegobernador bonaerense para evaluar la acción de la UCR dentro del Cambiemos. Entre los temas se metió la interna con Alfonsín, las críticas a este sector, un reclamo fuerte del intendente de Brandsen, la necesidad de fortalecer la presencia radical en la alianza y los coqueteos que Vidal con dirigentes e intendentes peronistas para ampliar gobernabilidad y hasta fuerza territorial para 2019.
En este momento, todo el peso del radicalismo de la Provincia de Buenos Aires recae sobre el vicegobernador de la Provincia de Buenos Aires, Daniel Salvador. El hombre está haciéndose cargo de todos los reclamos, de pactar la unidad y de ser quien pelee el lápiz con Daniel Salvay en todo el interior bonaerense y con el intendente de Lanús, Néstor Grindetti en la Tercera y con Jorge Macri en la Primera. Tarea nada fácil para el hombre.
Quilmes fue el lugar del encuentro en la casa del diputado provincial Fernando Pérez de ese distrito y entre otros estuvieron presentes, el intendente de Brandsen, Daniel Cappelletti, los concejales de Avellaneda, Rodrigo Galetovich, de Lanús, Lucas Folino, de Cañuelas, Horacio Cabrera y Leonardo Urtimendi, Manuel Atencio por La Matanza, el secretario de Gobierno de San Vicente, Alejandro Magnetti, y los dirigentes por Lanús, Carlos Folino y José Volpe.
Salvador está poniendo el hombre por los constantes reclamos de las dos líneas del radicalismo bonaerense, la más amarilla (por decirlo de alguna manera) y la línea de Ricardo Alfonsín, que según detallan algunas fuentes consultadas por Política del Sur de la línea de Salvador, el diputado nacional no rompe, pero no ayuda.
Para muchos, Ricardo Alfonsín, como presidente del Comité Provincia, es quien debería estar sentándose con la gobernadora María Eugenia Vidal para reclamar o colaborar, y desde ese lugar, ayudar a la UCR y a Salvador.
Es más, le reclaman a Alfonsín que no salga a recorrer la Provincia y armar, y que le deje todo a Salvador desde el Senado Bonaerense, para 2017. En las elecciones de medio término, por supuesto, la pelea que se viene es quien tendrá el lápiz.
Salvador tendrá que meterse entre Alfonsín, Federico Salvay (armador político de María Eugenia Vidal), en el interior de la Provincia, Néstor Grindetti líder de la Tercera Sección y Jorge Macri, cabeza de la Primera sección. Pavada de responsabilidad le toca.
Esto, lógicamente, fue uno de los temas que se hablaron en la reunión de los radicales de la Tercera con el presidente del Senado Bonaerense: reforzar la UCR en Cambiemos porque es la primera vez desde 2001 que tienen lugares de poder –no los primeros-, pero de poder al fin.
Saben, que sin el PRO no ganaban ningún Municipio, no iban a tener ni siquiera un ministerio, pero consiguieron el de Producción Ciencia y Tecnología, pero criticaron que Jorge Elustondo, ni siquiera pudo nombrar un radical debajo de él. Aunque no dejan de reconocer que tienen concejales en muchos distritos, intendentes y gobernadores. La idea es “poner en valor al partido en la coalición de gobierno”, porque está un poco “aletargado”, comentaron fuentes radicales.
En la última elección, la UCR pasó de 300 municipios a tener cerca de 500 en todo el territorio nacional. Ahora está peleando por poner al presidente de la Federación Argentina de Municipios (FAM) que está en pleno proceso de negociaciones entre el Gobierno y el peronismo. Allí suena fuerte Ramón Mestre.
Para estos radicales, la alianza con Mauricio Macri hasta acá ha sido positiva les ha permitido crecer, pero no pueden ocultar las diferencias y ciertos enojos, o mejor dicho, disconformidades con María Eugenia Vidal.
Cómo evitar que el massismo gane más que la UCR
Este es el tema en cuestión que se habló en Quilmes con Salvador. Mostrarle al PRO y a la gente la importancia que tiene la UCR en este acuerdo de gobierno y que no quede como que todo es amarillo.
La UCR debe trabajar en esa dirección, empezando desde ahora, si pretende llegar al 2017 con la intención de engordar las listas para legisladores con correligionarios, de otro modo, Mauricio Macri como Vidal, pueden comerse las listas entre los dos sin convidar a nadie.
Los radicales, tanto los de Salvador como de Alfonsín, están obligados a aportar ideas fuerza al gobierno bonaerense y mostrarle a Vidal que necesita los cuadros del partido para poder gobernar, el problema es que en Provincial, el radicalismo tiene un adversario inesperado que es el Frente Renovador.
Política del Sur desnudó en su edición anterior, la estrategia de Sergio Massa respecto de Mauricio Macri, y se dijo que el ex intendente de Tigre tiene las cosas bastantes claras, como ser opositor al presidente en Nación porque se juega la senaduría 2017, buscando por lo menos salir segundo detrás de Cambiemos y en Provincia acompañar a Vidal, lo que le resta fuerza interna al radicalismo.
Esto se vio sobre todo en la elección del ex diputado provincial Juan Carlos Juárez, como directo del IPS, cargo para el que sonaba Carlos Folino de la UCR, vice del IPS. Como se sabe y es ya de público conocimiento, Sergio Massa ha hecho un acuerdo con Margarita Stolbizer, que si bien no ha sido oficializado, si subsiste de acuerdo a las coyunturas, sería la fórmula para 2017: Massa, senador nacional y Stolbizer diputada nacional.
Desde el radicalismo han admitido a este medio que el massismo es un socio extra que ahora juega a favor de Vidal, pero que el año que viene se va a dar vuelta, y eso le reclamaron a Salvador, quien tuvo que explicar que la gobernadora está obligada a conseguir gobernabilidad a como dé lugar para sostenerse y poder ampliar la base de sustentación que le permita obtener un triunfo en 2017.
Para Vidal, el Frente Renovador hoy es un socio necesario, más allá de que el radicalismo sea la pata primera de Cambiemos y está obligada a cuidar esa relación, de la misma manera que maneja con guantes de seda la relación con intendentes dialoguistas del PJ, liderados por el titular del ejecutivo de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde.
Brandsen tiró su bronca contra Vidal
Precisamente, la excelente relación que la gobernadora viene teniendo con los intendentes peronistas que participaron del pacto de Padua es central para ella y su crecimiento como dirigente política. Primero porque calma las aguas de una oposición pejotista a la que todos le temen, y segundo porque se acerca a los elegidos del papa Francisco, que no tiene hoy ninguna relación con el presidente de la Nación, Mauricio Macri.
Fue en ese contexto en que el intendente de Brandsen, Daniel Cappelletti, resaltó ciertas diferencias, o para ser más exactos, ciertos privilegios para peronistas en detrimento de radicales.
Las carencias en materia de infraestructura sanitaria que sufre el municipio de Brandsen, que obligaron días atrás a realizar en el hospital local un parto sin anestesia, generaron un fuerte malestar de parte de su intendente, y Vidal, que no le mandó ayuda urgente y que ni siquiera lo atendió para oír su reclamo.
Ante esta realidad, el jefe comunal le transmitió a Salvador su enojo y dijo sentirse “discriminado” por Vidal, al tiempo que denunció además que los principales referentes del peronismo de su distrito, su antecesor Gastón Arias y el ex ministro sciolista Alejandro Arlía “fueron nombradas en distintos cargos por parte de Cambiemos”.
Vidal, la seductora
Mientras, Grindetti en la Tercera arma su propia pata peronista para ampliar la territorialidad, con Baldomero Cacho Álvarez de Olivera y Osvaldo Mércuri, no deja ser obvio que Vidal, con su simpatía innata sale a poner lo suyo para seducir intendentes, y hacer crecer su fuerza, que por momentos parece tener más aceptación que la del mismo Mauricio Macri que carga con todo el peso de las políticas nacionales de Gobierno.
Vidal sabe eso. Una cosa era para Macri gobernar la Ciudad de Buenos Aires, con responsabilidades tales como el metrobús, algunas obras públicas y las bicisendas y otra es cruzarse con intereses como los de los empresarios extranjeros, las internas entre Economía y el Banco Central, las inversiones que no llegan, los tarifazosogligados por favores, las presiones de los Buitres, los reclamos de los Sindicatos y las roscas política de la oposición.
Por esa razón, ahora Vidal goza de cierta libertad y casi nadie está mirando hacia la provincia, mientras ella anuncia una campaña de vacunación. De esta manera, la gobernadora comenzó a mostrarse además junto a intendentes de diversas fuerzas políticas en el marco de los coqueteos de Cambiemos en procura de ampliar la base de sustentación política de ese espacio.
Una de las fotos que hizo más ruido fue la que la mostró junto al alcalde de Ezeiza, Alejandro Granados. El “sheriff” quedó en las últimas horas en el centro de las miradas luego de pegar el faltazo a la cumbre convocada por la ex presidenta Cristina Kirchner. No sólo eso: también fustigó en duros términos al kirchnerismo y lo responsabilizó por la derrota electoral del año pasado.
Casualmente, Vidal apareció por Ezeiza horas después y se desataron las especulaciones sobre una supuesta coincidencia futura.
Otra foto comentada de Vidal fue la que la mostró junto al intendente de San Miguel, Joaquín De la Torre, quien tomó cierta distancia del Frente Renovador. En el PRO nadie da nada por cerrado. “Falta mucho para las definiciones y los intendentes coquetean pero no quieren resolver alineamientos”, dicen.
El caso de Ismael Passaglia (San Nicolás), es un claro ejemplo de que, por ahora, todo es provisional en la tarea de Cambiemos por seducir a alcaldes peronistas. Al ex ministro de Salud se lo dio adentro del espacio radical-macrista.
Estos movimientos molestan a los radicales y temen que el peronismo se les meta en Cambiemos y le cambien la estrategia para el 2017, por las propias y lógicas ambiciones de María Eugenia Vidal.
Comentá la nota