Este sector solo va hacia arriba. La popularización de paneles solares y coches eléctricos implica que en un futuro cercano, cuando sus componentes envejezcan, será necesario hacer frente a una gran cantidad "basura tecnológica".
El reciclaje de residuos electrónicos (RAEE) y de pilas y baterías supone un nicho emergente de mercado para los próximos años en España, especialmente en lo relativo a paneles solares y baterías de litio procedentes de la movilidad eléctrica, cuyo volumen no dejará de aumentar en el proceso de descarbonización de la economía y, en particular, de la energía y el transporte.
Recyclia, uno de los sistemas integrados de gestión que recoge y trata esta tipología de residuos señala en su II Informe Anual ‘Tendencias en la industria del reciclaje de RAEE y pilas en España’, presentado por la entidad esta semana, que la demanda de aparatos eléctricos y electrónicos creció un 1,8 por ciento y que el volumen de pilas puestas en el mercado subió un 4,1 por ciento durante 2020, un año marcado por la pandemia del coronavirus y el confinamiento. No obstante, este aumento fue algo más moderado que en el ejercicio anterior, cuando había experimentado una subida del 5,8 por ciento.
"La industria del reciclaje de residuos electrónicos y pilas en la economía no deja de crecer y, por el momento, no tiene techo"
De hecho, estima que la contribución de la industria del reciclaje de residuos electrónicos y pilas en la economía “no deja de crecer” y “por el momento no tiene techo”. En 2019 alcanzó un volumen de 1.100 millones de euros, un 15,7% más que el año anterior, al tiempo que empleó a 19.000 personas y aportó más de 170 millones de euros en impuestos al Estado
Los datos sitúan a España por encima de las cifras tanto de recogida como de reciclaje de este flujo de residuos de otros países del entorno con gran tradición recicladora como Francia, Alemania, Italia o Dinamarca. El informe expone que, según los últimos datos disponibles, los que corresponden a 2018 en España se recogieron 320.000 toneladas de residuos electrónicos, que es más de la mitad (51%) de todos los aparatos que se pusieron en el mercado. Y de estos, logró reciclar el 44% de los residuos, frente al 38% de la media en Europa.
El consejero delegado de Recyclia, José Pérez, ha explicado a Planeta A que durante la pandemia el incremento estuvo liderado por los aparatos que demandaron los hogares, que tuvieron que dotarse de nuevos equipos para trabajar o educar a los niños durante el confinamiento. Por el contrario, el segmento profesional se contrajo un 9,5 por ciento. Precisamente, la parálisis de la actividad económica durante el segundo trimestre de 2020 conllevó un descenso del número de baterías de automoción puestas en el mercado del 3,5 por ciento y de un 31 por ciento en las baterías industriales.
Paneles solares y litio
Pérez valora que la transformación digital actual y el aumento de la concienciación medioambiental han contribuido al “rápido desarrollo” del reciclado de los aparatos eléctricos, electrónicos y pilas en los últimos años, cuando ha experimentado el triple de crecimiento que el conjunto de todo el sector del reciclado y “cinco veces más” que el promedio de la economía española.
De cara al futuro, prevé que la intensificación de la energía solar y de la movilidad eléctrica abrirán un nicho económico en términos de reciclaje, economía y empleo, pero para ello será “necesaria” la inversión en instalación de plantas dedicadas a la gestión del volumen que se espera. En ese sentido, admite que hasta 2028 aproximadamente no se tendrá que hacer frente a la gestión de un gran volumen de paneles solares, ya que estos tienen una vida útil de 25 a 30 años. Para esa fecha comenzarán a retirarse los instalados sobre 2005 cuando comenzó el boom fotovoltaico.
Pérez prevé que a final de esta década el volumen anual de residuos de paneles solares llegará a unas 30.000 toneladas, frente a las 1.000 toneladas recogidas en 2019. De momento, solo hay una planta que gestiona paneles solares en todo el país, situada en Valencia. “Este es un sector emergente, porque la transición ecológica está provocando una renovación del parque solar y los primeros instalados se acercan ya al final de su vida útil”, comenta.
Notable repunte prevé también en lo que respecta a las baterías de litio derivado del rápido avance de los vehículos eléctricos que ya “acaparan el 60 por ciento de las baterías del mercado” y que aumentará en torno a un 30 por ciento cada año durante toda esta década. En este caso, la vida útil de las baterías es más corta, como mucho de 10 años, por lo que “a medio plazo” se tendrán que gestionar “importantes volúmenes” de baterías usadas para los que en este momento todavía no existe ninguna planta en funcionamiento en España. “Serán necesarias y esto abre otro nicho económico importante”, observa.
De momento, refleja que el aumento de un año para otro ha sido superior al 500 por ciento, pero el consejero delegado de Recyclia admite que este dato es un “poco distorsionado y no significativo” dado que hace cuatro años “apenas se recogía nada”. En este contexto, opina que los residuos es uno de los sectores que, con ayuda de los fondos europeos, puede contribuir a generar economía verde y por ello aboga por destinar dinero público al estudio e implantación de sistemas tecnológicos de tratamiento.
Por último, de cara a la tramitación actual en el Congreso de los Diputados del proyecto de ley de residuos y suelos contaminados, Pérez desea que se limiten los “aspectos no favorables”, ya que teme que el texto pueda generar “obligaciones burocráticas” y “requisitos” a los sistemas colectivos que sean palos en la rueda a esta actividad medioambiental.
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