Quienes fueron parte del Gabinete continúan con sus actividades políticas con nuevos cargos públicos o refugiados en la academia.
Una máxima no escrita en la doctrina de la dirigencia política sostiene que, ante una crisis, cuanto antes un funcionario deje al Gobierno más rápido se va a producir el reciclado de su figura.
El Frente de Todos ha llevado esta hipótesis al extremo: es que apenas sobreviven un puñado de ministros del plantel original. Por reclamos de Cristina Kirchner, pedidos de Alberto Fernández o decisiones personales, la mayoría ha dado un paso al costado y ya tiene nuevas actividades.
Refugiados en universidades o con nuevos cargos públicos, cada uno de los ex funcionarios continúa con su vida política luego de la gestión, mientras el Presidente hace malabares para que la sangría de dirigentes no continúe.
Académicos.
El ex ministro de Economía Martín Guzmán recién volvió a la escena pública a mediados de octubre, tres meses después de haber renunciado. Y lo hizo en un contexto que le queda cómodo, en su zona de confort. Dio una clase magistral junto al Nobel de Economía Joseph Stiglit, su mentor. Empezó por la Universidad de Columbia, pero el mismo ciclo pronto lo trajo a Argentina: “Estrategias para el desarrollo económico en un escenario internacional incierto” es la disertación que presentaron en la Universidad Nacional de La Plata.
Se presenta como “renegociador” de la deuda externa y exhibe el pergamino de haber sido quien logró la reestructuración con bonistas y el Fondo Monetario Internacional. Por supuesto que en cada alocución defiende su gestión: “No hubo hubo ajuste, se mantuvo la expansión del gasto y no se bajaron ni los salarios ni las jubilaciones”, asegura.
Como Guzmán, el ex ministro de Producción Matías Kulfas también se refugió en la academia. Es que el 18 de octubre, a pocas horas del Día de la Lealtad, dio una conferencia en la Universidad de San Martín para presentar un posgrado del cual será el director: el Doctorado en Ciencias Económicas de esa casa de estudios.
A pesar de que se fue del cargo envuelto en una polémica con el kirchnerismo, en la que denunció hechos de corrupción y luego se arrepintió de lo dicho, Kulfas le escribió un mensaje a Cristina. Fue el 1 de septiembre, cuando le expresó a la vice su solidaridad por el atentado que sufrió.
Ginés Gonzáles García fue el primer ministro en renunciar a raíz de un escándalo. El “Vacunatorio VIP” montado durante la pandemia lo eyectó de su cargo y lo obligó a superar una primera instancia de depresión. A pesar de su edad había accedido a ser ministro para culminar su carrera en el bronce, pero haber permitido que muchos amigos se colaran en la fila para recibir las primeras dosis contra el Covid lo marginó.
De todas maneras, con el paso del tiempo empezó a mostrarse en público nuevamente. Fue escachado en numerosos viajes al exterior y recibió insultos que no respondió. Desde hace tiempo, sin embargo, cosecha reconocimientos otra vez, a pesar de que la causa que lo investiga sigue activa: a finales de septiembre, por ejemplo, lo homenajearon como “servidor de la salud pública” en la Universidad de La Plata.
Alejados.
Desde que renunció al ministerio de Educación, el 20 de septiembre del 2021, Nicolás Trotta ha sido uno de los ex funcionarios más críticos del Gobierno. La última cruzada fue hace pocos días, contra el recorte en su área: "A la educación siempre más, nunca puede ser instrumento de reducción presupuestaria", indicó a través de redes sociales.
En diversas oportunidades, Trotta protestó porque consideraba que el Frente de Todos “no actúa como una coalición”. E inclusive llegó a señalar directamente al Presidente como el responsable de esta situación: “Los ministros no despliegan sus decisiones porque no hay indicaciones claras y porque Alberto los contradice”, dijo a principios de mes en una entrevista con Radio Rivadavia.
La primera en abandonar el gabinete había sido María Eugenia Bielsa. Quien fuera ministra de Desarrollo Territorial duró menos de un año en su cargo. Tardó más de un dos en reaparecer en el ámbito público: en el inicio del 2022 se prestó a trabajar por la recomposición de la unidad del peronismo en su provincia, Santa Fe. Pero el entusiasmo le duró poco: inmerso en una grieta difícil de superar entre Omar Perotti, el gobernador, y Agustín Rossi, el eterno candidato, la ex funcionaria dejó de participar de las reuniones que proponía el líder del Partido Justicialista, Ricardo Olivera. Ni siquiera sigue activa en sus redes.
Después de un año fuera de la gestión pública, Felipe Solá se prepara para regresar. Aún alejado de Alberto Fernández, que le propició una desprolija salida de Cancillería (le avisó Santiago Cafiero por teléfono que él sería su sucesor), el ex ministro de Relaciones Exteriores fue acercándose a Cristina, incluso con sucesivas reuniones en el Instituto Patria. Y ya estarían dadas las condiciones para asumir un nuevo cargo: ocupar la banca argentina en el directorio del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) con sede en Honduras. Nada mal.
Para los últimos funcionarios en abandonar la Casa Rosada todavía el futuro es incierto. Elisabeth Gómez Alcorta se refugia en su agrupación feminista Soberana para continuar con sus actividades y Claudio Moroni prefiere el bajo perfil, luego del desgaste que le produjo la negociación con el gremio de los trabajadores del neumático.
Para Juan Zabaleta y Jorge Ferraresi no había dudas acerca de los pasos a seguir. Antes de que empiece el año electoral regresaron a sus pagos chicos: Hurlingham y Avellaneda. No hay tiempo que perder.
Reciclados.
La lista de “Funcionarios que no funcionan”, la frase que popularizó la vicepresidenta y que borró de un plumazo cinco ministros, incluyó a la entonces titular de la cartera de Salud, Sabina Frederic. La ex funcionaria volvió a su rol de investigadora del Conicet y un mes después consiguió un nuevo conchabo: presidenta de Cascos Blancos.
Luis Basterra estuvo apenas una semana sin trabajo. Es que el entonces ministro de Agricultura fue eyectado de la Rosada en septiembre del 2021, tras la dura derrota del oficialismo en las primarias de ese año, encontró refugio en Formosa y con su mentor, Gildo Insfrán. A finales de ese mes ya estaba jurando como titular de la cartera de Educación de esa provincia, cargo que mantiene en la actualidad.
Otro que se fue tras la famosa carta de Cristina fue el ministro de Ciencia Roberto Salvarezza. Automáticamente fue designado presidente de Y-Tec, la empresa de base científica de YPF.
Antes de eso ya se había ido y había regresado Agustín Rossi. El ministro de Defensa intentó desembarcar en Santa Fe y, tras fracasar, fue nombrado director de la AFI. Daniel Arroyo tuvo más suerte en las elecciones de medio término: renunció al ministerio de Desarrollo para hacer campaña y fue electo diputado.
Marcela Losardo, la amiga y socia de Alberto había dejado su cargo tras la embestida K en marzo del 2021. Siete meses después ya presentaba las cartas credenciales para ser embajadora argentina en la UNESCO.
Por su parte, Santiago Cafiero es el único que, a pesar de haber cambiado de rol, se mantiene en la primera línea. El Presidente debió sacarlo de la jefatura de Gabinete pero pudo acomodarlo en Cancillería.
Dos que estuvieron poco tiempo, pero que ya tienen nuevos conchabos son Silvina Batakis y Daniel Scioli. La ex ministra de Economía, que duró menos de un mes en el cargo, se quedó en la cartera cuando asumió Sergio Massa. El ex gobernador regresó al cargo que tenía antes de la aventura nacional: embajador en Brasil.
Alberto Fernández se resiste a que haya nuevos cambios. No quiere que nadie más en el Gabinete le suelte la mano de cara al 2023. De hecho, negocia con Juan Manzur, que desea regresar a Tucumán, la posibilidad de que lo siga acompañando. Por otro lado, los funcionarios tienen que mirar a largo plazo: quieren saltar a tiempo para no ser parte de un posible naufragio electoral.
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